domingo

ALBERTO METHOL FERRÉ


ENTREVISTADO POR MIGUEL CARBAJAL

PRONÓSTICO DE UN GURÚ

(reportajes recuperados - El País 26 / 01 / 2002)
Es el prototipo del intelectual uruguayo independiente. El que se maneja con ideas propias, y las genera, y no se ata a ningún partido político con el ancla del sentimentalismo. En cualquier encuesta sobre los diez uruguayos más inteligentes figuran él y su tartamudez invencible. Hay incluso un famoso chiste que lo involucra junto a Taco Larreta y Carlos Rama como evidencias de la existencia de Dios. Es verborrágico, culto, entretenido, apasionado y reflexivo a la vez, siempre impredecible. Fue herrerista, figuró en el grupo selecto de la juventud dorada que rodeó a Chicotazo, acompañó a Juan Pablo Terra cuando se fundó el Frente Amplio donde permaneció hasta 1989, se insertó de vuelta dentro del Partido Nacional, su tronco de origen, y actualmente está junto a Volonté. Cualquier otro uruguayo que hubiera realizado una carrera tan ecléctica y desde afuera contradictoria, sería acusado por lo menos de errático o de oportunista. Lo primero queda contradicho por la brillantez de su pensamiento. Lo segundo por lo probo de su accionar ciudadano. Podrán no entenderlo, pero nadie se anima a juzgarlo porque por lo general está por encima del resto, sobrevolando allá arriba, siempre viendo hacia lo lejos, visionario contumaz, uruguayo a lo grande. Y por último es un converso a determinada altura: un librepensador desde hace algunas décadas tan cercano a la Iglesia Católica que uno se pregunta si está fuera o está dentro. Y no sólo porque sea profesor de historia de la Universidad de Montevideo sino por su cualidad de teólogo out-sider. Y la fuerza de su discurso cristiano. Nacido en Pocitos viejo, habitante del Centro y de la Ciudad Vieja desde mediados del siglo pasado, hombre de hábitos solitarios pero espíritu gregario, la entrevista con Alberto -Tucho- Methol Ferré se llevó a cabo en la parte baja del Mercado Central, en un bar y restorán que aprovecha un pedazo abierto hacia la maravilla de la costa antes que un arquitecto con la cabeza puesta en otro lado empezara a levantar paredes que son un canto al hormigón armado.
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-Por una u otra razón la figura de Benito Nardone ha figurado últimamente en el medio de varias entrevistas y no porque exista un fenómeno de revisionismo de su figura. Pero un poco para conocerlo y otro porque para explicar un fenómeno que desde lejos se pierde del todo, ¿qué atributos pudo encontrar en Chicotazo gente del brillo intelectual, algunos jóvenes entonces, como Williman, Washington Reyes Abadie, el propio Carlos Real de Azúa y usted mismo. ¿Qué les daba el pensamiento ruralista?


-Antes de hablar del pensamiento ruralista, conviene hablar de la realidad uruguaya.

-¿No es una manera de ir por la tangente?

-No, es la mejor forma de ir directo al grano. Se viven los años 50. Se terminó la era de la gran prosperidad de la posguerra y como percepción central se vive el abandono que el Imperio Inglés hizo del Río de la Plata. Yo decía, entonces: "A los ingleses no los echamos, se nos fueron". Reyes Abadie decía: "Nos abandonó la madrastra inglesa".

-En realidad se estaban yendo de todos lados.

-Pero de unos más que de otros. Hay que ir un poco más atrás. El territorio uruguayo históricamente tenía tres cauces de contacto. El primero era la Provincia Oriental como unidad política dentro de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La visión de Artigas en Tres Cruces. El otro era volcarse sobre la otra frontera y ser la Provincia Cisplatina del Brasil. Y por último, la vía oceánica que implantó Inglaterra. Ni Argentina, ni Brasil. El famoso ni, ni. Desde fines del XIX hasta mediados del Siglo XX se vivieron momentos de apogeo. El Uruguay se veía a sí mismo como un país europeizante que contrastaba con el resto de América Latina y su fondo de barbarie. Aquí transcurría el escenario de la civilización. Cuando se va Gran Bretaña, devalúa la libra esterlina, vende sus empresas claves, la vía oceánica se cierra. La prosperidad del país y el episodio de la Guerra de Corea disfrazan el vacío que dejaron los ingleses. Corea significó el ingreso de la clase media lanera como peso económico, hasta ese momento un rol sólo reservado a los grandes latifundistas y el ganado vacuno. En ese momento yo ya me preguntaba, y no era el único: ¿El Uruguay hacia dónde va? ¿Cuál es el futuro que nos espera?

LO VISIBLE

-En lo inmediato estaban el retiro inglés y el desembarco de los intereses norteamericanos en el área y su irrupción mundial. Pero USA no viene a cumplir el mismo rol que los ingleses.

-Claro que no. Eran competidores de nuestros productos. Producían carne y cereales y por lo tanto el Río de la Plata no les resultaba funcional. Sólo les servía la financiación pero no nos compraban para que les pudiéramos pagar, como hacían los ingleses. Fue un cambio grande.

-Y mientras tanto el Uruguay de la mano de Luis Batlle intentaba una industrialización. ¿Era una buena idea para un mercado de sólo tres millones?

-Era una mala idea si se la encaraba como Batlle pensando únicamente en el mercado interno: apto sólo para almaceneros minoristas. Pero no era mala si se la hubiera pensado integrada a los países vecinos. La crisis del 29 había hecho surgir una industrialización tardía en el continente: Vargas en Brasil, Cárdenas en México, Paz Estenssoro en Bolivia, La Acción Democrática en Venezuela, Perón en la Argentina a partir del 45. Pero Batlle ignora su propia condición y desconoce a sus hermanos. En lugar de ni, ni. Debió pensar en y e y. Junto a Brasil y Argentina.

-¿Existe alguna razón ideológica para que Batlle desoiga a Vargas y a Perón?

-Lo conduce la propia raíz unitaria del pensamiento del Partido Colorado. Batlle es un panamericanista, no un latinoamericanista como es Herrera.

-Décadas después el término panamericanista puede resultar vacío de significado a los lectores.

-Batlle piensa en una América liderada por USA, pese a que el Partido le dio al Uruguay una notoria excepcionalista europea. Pero Batlle no veía a los latinoamericanos. Hay que decir que actuó dentro de un país próspero que tuvo respuestas a problemas reales. Un país pequeño no puede inventar todas sus circunstancias. Batlle y Herrera adaptaron el país de la mejor manera posible a las circunstancias de afuera, pero no se acercaban a una solución global.

-Había que aceptar el fin de la prosperidad.

-Y el fin del como el Uruguay no hay.

-Cuando ya es herrerista cuando Herrera aconseja votar el colegiado. ¿Ud. acata la orden?

-Yo actúo en contra. El colegiado era un instituto para épocas pacíficas y prósperas. Un colegiado en ese momento de crisis donde ya aparecieron las primeras Medidas Prontas de Seguridad era armar un futuro con lo que ya pasó.

-Visualizó al terminar los Cincuenta que una unión en principio industrial con Argentina y Brasil era la única salida posible. Eso era pensar en el Mercosur.

-No sólo lo dije: lo escribí. Está documentado. Apareció en un boletín de la FEUU en el 58 y luego en un libro argentino en 1960.

-Acercándonos a Chicotazo, ¿él era capaz de tener una visión regional del tema?

-Entendía lo que pasaba en Argentina pero tenía grandes problemas con Brasil, para ver a Brasil en su verdadera dimensión. Le parecía un gigante débil, al borde de la desintegración.

-Se equivocó fiero. ¿Qué era ideológicamente Nardone?

-Era un hijo de italianos, nacido en el Barrio Sur, que se inició como periodista en El Día, como mucho anarco-batllista. El contaba que Rossigna le había donado su biblioteca. Era una especie de intelectual suburbano. Gustaba del tango. Hacía la crónica policial de la Rambla Sur. Y tenía como una cosa de ácrata. Se formó al lado de Giggliani, Demichelli, César Batlle, Brum. El era tan insignificante, así lo contaba, que hablaban todos delante de él y así aprendía. Como le puede suceder al chofer de un millonario: le cuentan todo. Así supo de política.

-De El Día pasó a El Pueblo.

-Lo despiden y se va con el diario de Terra que dirigían Charlone, Martínez Teddy y Bordaberry.

-Empezó la asociación con Bordaberry.

-Sí, Bordaberry le tomó cariño, le enseñó el interior, lo llevó al Diario Rural, le terminó dando los espacios de Radio Rural que le concedió Amézaga, lo hizo socio de la Federación Rural, lo acompañó en la fundación de la Liga Federal de Acción Ruralista (estamos en el 50, 51) y paradójicamente nunca concurrió a la Liga. Muere a los pocos meses sin acompañarlo. Bordaberry siguió siendo el doctorcito hijo del capataz de Carlos Reyles. Al morir, pese a las presiones, la viuda mantuvo la palabra y dejó la radio en manos de Nardone.

-¿El Bordaberry padre era mejor que el Bordaberry hijo? Me refiero a la generación anterior.

-Sin duda. Era un hombre creativo, con ideas innovadoras, capaz de imaginar cosas.

NUEVA FÓRMULA

-¿Qué tornó famoso a Nardone?

-Un hecho simple. Le pasaba a la gente del interior información de los precios del mercado. Hasta ese momento habían confiado en los datos del barraquero de turno y comprendieron de inmediato el valor del conocimiento.

-¿Cómo era Nardone?

-Un hombre manso, tranquilo, apacible, cordial personalmente, agradable sin ser efusivo. Y transmitía confianza.

-¿Cuándo lo conociste?

-En plena campaña anti Nardone que llevaba Lepro en El Día. Nos reuníamos los sábados de tarde en La Castellana y corría el año 52. Un día llegó Carlos Real de Azúa que había ido a Treinta y Tres con Alberto Manini, y al regreso había presenciado un Cabildo Abierto. Quedó pasmado con lo que vio. "En el interior, al margen de los partidos tradicionales se está armando un movimiento de proporciones inimaginables", nos dijo. Nos interesó, fuimos a visitar a Nardone, al cabo de sus charlas de la tardecita, de 20 a 20.30, y nos invitó a ir con él al interior. Así comenzó todo.

-¿Qué fue lo que encontraron?

-El país. Había reunido blancos y colorados junto con Artigas. Ideó una bandera roja y blanca e hizo lo que nadie había hecho hasta entonces. Los intentos anteriores habían sido sin blancos, ni colorados, así los imaginaba la izquierda. Pensaban en la inteligencia del país, el resto era oscuridad para ellos, y dejaban sin explicación un siglo largo de historia blanca y colorada. Eso era borrar. Y errar.

-Nardone de repente podía trabajar con los blancos y los colorados porque no los corría con ideas contrarias.

-Es posible. Pero fue el primero en juntar a blancos y colorados y ponerlos bajo la invocación de Artigas, cuyos dos grandes lugartenientes terminaron siendo blanco y colorado. Pero lo interesante era cómo veía el fenómeno rural y cómo imaginaba a partir de ellos una transformación.

-Hay varias nociones sobre porqué eligió a los blancos y no a los colorados cuando planteó una opción única.

-Nos lo dijo. Primero eran los blancos y los colorados cada uno por su lado. Luego marcó opciones. Y dio explicaciones. Nos las dio. Dijo que a Batlle había que sacarlo del llano, porque allí era imbatible. Y Herrera era en realidad su presentación en sociedad. Él no tenía antecedentes. Herrera representaba el rango patricio y le prestaba el prestigio de que él carecía. Luego accedió al poder.

LAS AMBICIONES

-La invitación por radio para formar la Liga Federal de Acción Ruralista al inicio de los cincuenta, reveló a Chicotazo el poder de su convocatoria.

-Su fuerza de jefe gremial.

-Pero también su futura dimensión política. Después de haber pedido que lo escupieran en la cara si aceptaba un solo cargo, dando origen a un inolvidable dibujo de Peloduro, demostró no ser un hombre de palabra o por lo menos no conocerse a sí mismo. ¿Cuándo se desilusiona de Nardone?

-En el primer año yo siento que se empantana. Hablo del 59. Que el micrófono en la mano no es suficiente para gobernar, que está muy solo. Que el famoso cursus honorem, que no tiene pero que Herrera lo suple con su compañía, o sea la famosa carrera de edil, diputado, senador, ministro, etc., proporciona un carnet pero también herramientas y que Nardone carece de ellas. Se nota que no está interconectado y que el statu quo lo aisla. Con Reyes Abadie y Arens Pons sacamos en el 55 Nexo como una forma de crearle lazos con la intelectualidad urbana. Tenía el campo, tenía que sumarle lo otro. En esa revista, en el número 2, yo hablé de la necesidad imperiosa que tenía Uruguay de estar alineado junto con Argentina y con Brasil. Pero Nardone no hizo amigos ni socios, los aleja y se aisló. Yo me voy al año a través de un artículo que titulo "Adiós Sr. Nardone".

-Fue una experiencia corta. Fuera de revelar el potencial del nuevo interior, ¿qué otras cosas le enseñó Nardone?

-Yo digo que fue un heredero y que de alguna manera planteó una nueva política en el Uruguay. ¿Cuál es? La de apoyarse en blancos y colorados y hacer una síntesis. Demostró que sin blancos y colorados no se podía salir adelante porque sin ellos se pierde el entronque histórico y la comunicación con la gente.

-¿Tucho se queda en su casa o sigue en la calle observando el entorno e incidiendo sobre él?

-Después de eso hice la experiencia con Vivian Trias y la Agrupación Nuevas Bases y Erro en otro intento de juntar blancos y colorados bajo otras banderas. Es la Unión Popular pero Vivian Trias rechaza la oferta de la incorporación comunista. Sabía que esa aceptación hubiera sido caer en el getho mortal, en el leprosario de la izquierda.

-Perdón, pero me quedó una idea como flotando. ¿Insinúa que el ruralismo de Chicotazo fue de alguna manera el germen del Frente Amplio?

-Parece insólito, pero así es. No fue un antecedente ideológico pero enseñó la nueva forma operativa.

-Me cuesta creer que la izquierda ubique a Nardone entre sus antepasados.

-No es esa la idea. Pero la izquierda no crece en el Uruguay hasta que el Frente Amplio aparece y nuclea a blancos y colorados como enseñó Nardone.

-Methol, Ud. formó parte del Frente Amplio.

-Sí, acompañé a Pablo Terra y estuve en el Frente hasta el 89.

-¿Qué sucedió en esa fecha?

-Se produjo el copamiento que el Partido Comunista hizo del Frente.

-Justo cuando el Comunismo desaparece en el mundo.

-Justo. Y los comunistas echan a perder al Frente, como es natural.

-¿Cuándo se adensa el Frente?

-Cuando sobreviene la Dictadura y viene la época de las persecuciones y las muertes. Allí adquiere el Frente la nueva divisa, la última divisa del país.

-¿Es posible imaginar una alianza del Frente Amplio con algún partido tradicional en el futuro? ¿Con los blancos a los cuales siempre vuelve, por ejemplo?

-Es posible, no sé. Tendrían que cambiar muchas cosas. Sólo sé una cosa: es posible que el Frente gane las próximas elecciones pero tal como está difícilmente podrá gobernar.

-Tucho, ¿en qué partido está actuando actualmente?

-Estoy junto con Alberto Volonté (1). Yo no soy directamente un político. Soy un intelectual que se interesa en política.

-¿Tiene futuro el Uruguay?

-Yo creo que en el 2002 Uruguay se volvió Onetti.

-¿Se puede salir del pozo?

-Te voy a decir una cosa: las aldeas son invencibles. Esa es una regla histórica.

-Todo el mundo sabe que el Uruguay es una aldea.

-Sacá las cuentas, entonces.
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(1) En 2009, Methol Ferré adhirió públicamente a la candidatura de José Mujica (Nota de Redacción)

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