martes

MEFISTÓFELA DIVINA


(el caso de las brujas siamesas)

Folletín policial y de magia negra de

HUGO GIOVANETTI VIOLA
DÉCIMA ENTREGA

19 PARALIPÓMENA

El mail que finalmente se dignó mandarle Shirley a Magui tenía tanto que ver conmigo y con los pastores carroñeros, que decidimos ir a mostrárselo a Papá Noel. Y la cereza venenosa fue encontrarse a las pirujas mateando muy merqueadas con el cura en una estación infaltable del petit tour posterior a la salida del pub.
-Toma ya -descerrajó dos tercios de la carcajadita erizante la elfa. -Llegaste justo para hacer más panqueques, bombón.
-O te callás o te vas -le mostré una de las balas que siempre llevo en el bolsillo por si los moscones. -¿Entendiste? Magui va a abrir el correo para leerle algo a Papá. Pueden quedarse, si quieren.
La Nena había llorado media hora sin parar en el cucho y ahora estaba tecleando con un derrumbamiento de garcita congelada que me apiadaba vallejianamente.
-Dejá que yo lo leo -la hice correr acariciándole la nuca como si fuera mi nieta y Nanda sacudió al viejo que nunca podías saber si cabeceaba por el parkinson o el adormilamiento.
-La paz contigo, prima -se atrincheraba en una mansedumbre cínica la siamesa. -Antes que nada quiero informarte que el detective liliputiense que va a ser tu padrino me tiene atomizada con su terrible miseria de amor y la heroicidad santa que le activamos hasta que su enanismo congénito eligió la misericordia de los ojos de Nuestra Señora como única salvación. Dice esos disparates pero yo te aseguro que no es ningún idiota. Y mi ex-novio tampoco. Todos te adoran, yegüita madrina. Pero es para cojerte mejor.
Entonces paré un poco y viché al viejo-momia que de golpe se sacó los dientes y le sonrió a la Nena con dulzura de brasa.
-Hoy voy a fumar adentro -sacó un porro Encías Negras bruxando a pesar de los cueros alambrados. -Seguí, loco. Esa Shirley es el diablo.
-Tal cual -se tiró un pedo Rosa.
-Lo que sigue es peor -empecé a frotar el nácar de la cacha como si me doliera mucho el corazón. -Y si me decís que tu pastor carroñero curte la Paralipómena yo tengo que confesarte que nunca supe si Fidel me salvó o me robó a la Esposa que llevamos adentro para matarse en paz. Por eso fue mejor que no le hicieran la autopsia. Tenía madre suicida, igual que el detective. Y te aseguro que Dostoievski no quiso publicar la Paralipómena porque allí no hay un solo macho sano: ni Tijón ni Stavroguin ni el mismísimo novelista. Son todos como San Luis María de Monfort y los Argensola y Homero Expósito y Onetti y piensan que tenemos el corazón maquillado y lo único que quieren es robarnos a Nuestra Señora de los ojos y de la concha para que el Espíritu Santo les haga sentir que la belleza es verdad. Pero ninguno de ellos supo respetar a la Inmaculada como Jesús. No les creas nunca. Yo.
Entonces la Nena me señaló llorando a Papá Noel, que roncaba dulcemente con la dentadura en la mano.
-¿No me dejarías imprimir ese mail? -dejó de bruxar Nanda.


20 MANOS

El domingo tuve que tomarme un taxi para llegar a tiempo a la misa de las diez porque no me pude dormir hasta el amanecer y soñé que mi madre partía una puerta a caderazos completamente desnuda y yo me iba pulverizando como si me hubieran echado veneno para hormigas durante toda la vida en el agua del mate y al final aparecía mi padre a preguntar si pensaba suicidarme y recién entonces agarré fuerza y le contesté varias veces que no.
-Creí que vos también ibas a dejarme plantada, padrino -me recibió retorciéndose las manos en la vereda perforada por el oro de los plátanos la Nena, que estrenaba un vestidito azul con lunares blancos y tacos no muy altos.
-¿Los demás no vinieron?
-Ni las pirujas ni el degenerado de mi novio, Maestro. Pero que me fallaras vos no podía concebirlo.
-Es que casi no dormí. Los ataques de miseria de amor son peores que el asma. Y cuando se te caen los ojos soñás con los pedazos del corazón que se te agusanaron.
-Ahora me tenés a mí.
-¿Y Papá Noel?
-Durmiendo. No sé cómo pagarle lo que hizo con el obispo.
-Siendo vos misma, Nena.
-Me parece que me adora salado. ¿Hoy me ves el antifaz?
-Hoy hasta podría un rezar un rosario imaginándote con una galaxia alrededor del pelo.
El párroco nos llamó entre la homilía y el ofertorio y Nanda y Rosa aparecieron para filmarnos y fotografiarnos justo cuando le clavé el brazo en la clavícula y anuncié a Magdalena Rodríguez y ella me prensó la mano con más fe que una novia.
-¿Cómo te sentís, padrino? -se le avitralaron las facciones a Encías Negras después que tomamos la comunión, y de golpe me pareció preciosa y hasta impregnada por la insondabilidad del Perpetuo Socorro.
-En este momento siento que mi amor no le molestó nunca a ninguna mujer -le hice una guiñada a la Nena pero ella ni se dio cuenta, porque a cada momento se reordenaba la melena lacre y aprovechaba para fijarse si había venido el novio.
-¿Es verdad que pensás escribirle una performance sacra a tu ahijada para hacer en el pub? -murmuró Moño de Albóndiga, con muy poca lujuria.
-Me gustaría muchísimo.
-La podríamos filmar.
Y entonces Magui salió casi corriendo por el pasillo central a abrazarse con un negrazo de cabeza afeitada que nos ofreció una sonrisa tensa y conmovedora.
-Mi padrino es un ángel guardián disfrazado de detective -me presentó a la salida la Nena, acomodándome el mechón que jamás se me aplasta con la gomina.
-Espero que no te pongan celoso los viejos con dientes verdes -me humillé frente al guitarrista de ómnibus para empezar bien las cosas.
-Sí, me ponen celoso. Pero está todo bien -se endureció el muchacho.

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