(el caso de las brujas siamesas)
folletín policial y de magia negra de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
OCTAVA ENTREGA
folletín policial y de magia negra de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
OCTAVA ENTREGA
15 FIDEL
Cuando volví al caserón de Papá Noel encontré a las pirujas porreando bajo el plátano ya perforado por las constelaciones y Nanda señaló las macetas del zaguán sonriendo con la ortodoncia muy azul:
-Te estábamos esperando. Entrá nomás. La Nena se regeneró salado: ya no fuma ni puchos.
Y después que pegué cuatro nudillazos en los vidrios de la segunda puerta Magui me hizo pasar con un gritito, aunque el cura de cabeza compactamente blanca no interrumpió un quejerío apenas descifrable:
-Estoy seguro que a Fidel le pasaba lo mismo que a mí. Nada de Santa Teresa y querubes lanceándote y ganas de irte con ellos. A los pastores que usan la bosta para las fogatas la vida siempre les parece demasiado corta.
-Lo que yo te aseguro es que Fidel no se suicidó, Papá. Muchas veces la gente ladra porque nunca aprendió a querer a nadie.
-Lo único que la gente sabe de verdad es querer -me metí. -Mirá las ecografías y vas a ver a las criaturas aprendiendo a reírse con el corazón ciego.
-Pero además no se precisan ecografías para darse cuenta que los santos nacen sabiendo adorar como un perro cualquiera -me interpeló con los lagunones aindiados el hombre derrotadísimo. -Y el que no comprende que los perros son santos por naturaleza no conoce a Jesús.
La Nena me hizo una seña para darme a entender que Noel estaba gagá y se estiró la minifalda murmurando:
-Me parece que mi confesión fue demasiado brava.
-Y a mí no me importa nada que Fidel haya ocupado con tu prima en lo de Naná para confesarle que era edípico y alcohólico -empezó a descargar el bastón sobre la alfombra el viejo electrificado lacrimosamente por el parkinson. -¿Cómo podía pedirle en el nombre del Espíritu Santo que dejara de hacer magia negra si no le mostraba el pozo donde le abría un altar cada noche a Nuestra Señora?
-Lo mismo que hacía Eladio Linacero en su casa muerta -me ericé con euforia de chiquilín que habla de un goleador idolatrado. -Y los cuerdos que reparten decencia lo acusaban de degeneramiento.
-No creo que Papá haya leído nunca a Onetti -escarbó en una mochila para sacar el video de Saura Magui.
-Una vez vi una foto de Onetti y me pareció un soñador más triste que un caballo con lentes.
-Capaz que hoy no conviene ver La noche oscura -se trajo el pelo desde la nuca para abrigarse un desamparo filoso mi ahijada.
-Cómo no -irradió un dulce resplandor postizo el pastor de la carroña. -Y después podríamos comprar unas muzzarellas.
Y en ese momento Nanda y Rosa aparecieron gateando y jediendo a clítoris y Magui las frenó con frialdad de mantarraya.
16 MUZZARELLAS
Cuando terminamos de ver La noche oscura Papá Noel se quedó tanto rato con la cara agarrada temblonamente que Nanda y Rosa aprovecharon para ir a la pizzería de la esquina.
-Yo les dije que hoy Saura nos podía revolver mal el avispero -se decidió a empezar a servir la Coca-Cola la Nena.
Y recién después que las pirujas aparecieron con el paquete que todavía irradiaba una tibieza de brasas el cura se desencorvó murmurando:
-Es la primera vez en mi vida que tengo ganas de irme a cantar maitines con San Juan de la Cruz.
-Guarda que las muzzarellas los pueden achicharrar -se sacó los cobertores dentales Nanda.
-Es que este infierno místico me dejó más ansiosa que cualquier cachondez de Almodóvar -llegó a clarinar dos tramos de la carcajadita insufrible la elfa. -¿Cómo iba a imaginarme que para el famoso santico la subida del Monte Carmelo era un Tren Fantasma de conchas? Aunque el único personaje que me manguereó a full fue la guacha pajera del convento. Joder con esa jamón. Si yo pudiera alucinar con un Satanás así no precisaba porros. Le tendría que haber partido el crucifijo de la Inquisición en la tonsura al masoca que después soñaba con felatiarla.
Y en ese momento Nanda empezó a bruxar y cuando le arrancaron la porción de queso entelarañado chilló:
-Me quemé hasta la amígdala de la almeja.
-¿Por qué no me explicás la interpretación junguiana de las mutaciones del ánima, Magui? -no les dio la menor pelota el cura.
-Eso lo inventó mi prima, para variar -sopló una muzzarella humilladamente la Nena. -Shirley dice que Saura noveló el recambio de la femineidad y la llegada a la completud poética del santico. Y que si no se lo hubiese tragado la ballena en Toledo su Ana de Jesús interior jamás hubiese derrotado a la endemoniada para que lo habitara la Virgen.
-Es perfecto -me devoré dos pedazos blanquísimos de pizza-brasa ya sosegadora.
-Sí -le resplandecieron las fontes a Papá. -Lo que hay en la película es un erotismo sacro. Ahora entiendo por qué Fidel adoraba tanto a Shirley.
-¿Y vos nos adorás a nosotras? -la ayudó a enchalecarse la dentadura desenfrenada Rosa a Encías Negras.
-Para mí todas ustedes son Ella con mayúscula.
-Pero a la única que dejás dormir en tu Sierra con mayúscula es a Magui. La podrías invitar también a la jamón de Florida y te armás un Tren Fantasma.
-Basta -se me escapó la mano al nácar de la culata.
-Era broma, detective de jardín -se avioletó los labios con un lápiz regenerativo la cineasta capaz de divertirse con una fritanza de hormigas. -No te olvides que en el liceo nos enseñaron que Zeus se vuelve cisne cada vez que hay asado.
Cuando volví al caserón de Papá Noel encontré a las pirujas porreando bajo el plátano ya perforado por las constelaciones y Nanda señaló las macetas del zaguán sonriendo con la ortodoncia muy azul:
-Te estábamos esperando. Entrá nomás. La Nena se regeneró salado: ya no fuma ni puchos.
Y después que pegué cuatro nudillazos en los vidrios de la segunda puerta Magui me hizo pasar con un gritito, aunque el cura de cabeza compactamente blanca no interrumpió un quejerío apenas descifrable:
-Estoy seguro que a Fidel le pasaba lo mismo que a mí. Nada de Santa Teresa y querubes lanceándote y ganas de irte con ellos. A los pastores que usan la bosta para las fogatas la vida siempre les parece demasiado corta.
-Lo que yo te aseguro es que Fidel no se suicidó, Papá. Muchas veces la gente ladra porque nunca aprendió a querer a nadie.
-Lo único que la gente sabe de verdad es querer -me metí. -Mirá las ecografías y vas a ver a las criaturas aprendiendo a reírse con el corazón ciego.
-Pero además no se precisan ecografías para darse cuenta que los santos nacen sabiendo adorar como un perro cualquiera -me interpeló con los lagunones aindiados el hombre derrotadísimo. -Y el que no comprende que los perros son santos por naturaleza no conoce a Jesús.
La Nena me hizo una seña para darme a entender que Noel estaba gagá y se estiró la minifalda murmurando:
-Me parece que mi confesión fue demasiado brava.
-Y a mí no me importa nada que Fidel haya ocupado con tu prima en lo de Naná para confesarle que era edípico y alcohólico -empezó a descargar el bastón sobre la alfombra el viejo electrificado lacrimosamente por el parkinson. -¿Cómo podía pedirle en el nombre del Espíritu Santo que dejara de hacer magia negra si no le mostraba el pozo donde le abría un altar cada noche a Nuestra Señora?
-Lo mismo que hacía Eladio Linacero en su casa muerta -me ericé con euforia de chiquilín que habla de un goleador idolatrado. -Y los cuerdos que reparten decencia lo acusaban de degeneramiento.
-No creo que Papá haya leído nunca a Onetti -escarbó en una mochila para sacar el video de Saura Magui.
-Una vez vi una foto de Onetti y me pareció un soñador más triste que un caballo con lentes.
-Capaz que hoy no conviene ver La noche oscura -se trajo el pelo desde la nuca para abrigarse un desamparo filoso mi ahijada.
-Cómo no -irradió un dulce resplandor postizo el pastor de la carroña. -Y después podríamos comprar unas muzzarellas.
Y en ese momento Nanda y Rosa aparecieron gateando y jediendo a clítoris y Magui las frenó con frialdad de mantarraya.
16 MUZZARELLAS
Cuando terminamos de ver La noche oscura Papá Noel se quedó tanto rato con la cara agarrada temblonamente que Nanda y Rosa aprovecharon para ir a la pizzería de la esquina.
-Yo les dije que hoy Saura nos podía revolver mal el avispero -se decidió a empezar a servir la Coca-Cola la Nena.
Y recién después que las pirujas aparecieron con el paquete que todavía irradiaba una tibieza de brasas el cura se desencorvó murmurando:
-Es la primera vez en mi vida que tengo ganas de irme a cantar maitines con San Juan de la Cruz.
-Guarda que las muzzarellas los pueden achicharrar -se sacó los cobertores dentales Nanda.
-Es que este infierno místico me dejó más ansiosa que cualquier cachondez de Almodóvar -llegó a clarinar dos tramos de la carcajadita insufrible la elfa. -¿Cómo iba a imaginarme que para el famoso santico la subida del Monte Carmelo era un Tren Fantasma de conchas? Aunque el único personaje que me manguereó a full fue la guacha pajera del convento. Joder con esa jamón. Si yo pudiera alucinar con un Satanás así no precisaba porros. Le tendría que haber partido el crucifijo de la Inquisición en la tonsura al masoca que después soñaba con felatiarla.
Y en ese momento Nanda empezó a bruxar y cuando le arrancaron la porción de queso entelarañado chilló:
-Me quemé hasta la amígdala de la almeja.
-¿Por qué no me explicás la interpretación junguiana de las mutaciones del ánima, Magui? -no les dio la menor pelota el cura.
-Eso lo inventó mi prima, para variar -sopló una muzzarella humilladamente la Nena. -Shirley dice que Saura noveló el recambio de la femineidad y la llegada a la completud poética del santico. Y que si no se lo hubiese tragado la ballena en Toledo su Ana de Jesús interior jamás hubiese derrotado a la endemoniada para que lo habitara la Virgen.
-Es perfecto -me devoré dos pedazos blanquísimos de pizza-brasa ya sosegadora.
-Sí -le resplandecieron las fontes a Papá. -Lo que hay en la película es un erotismo sacro. Ahora entiendo por qué Fidel adoraba tanto a Shirley.
-¿Y vos nos adorás a nosotras? -la ayudó a enchalecarse la dentadura desenfrenada Rosa a Encías Negras.
-Para mí todas ustedes son Ella con mayúscula.
-Pero a la única que dejás dormir en tu Sierra con mayúscula es a Magui. La podrías invitar también a la jamón de Florida y te armás un Tren Fantasma.
-Basta -se me escapó la mano al nácar de la culata.
-Era broma, detective de jardín -se avioletó los labios con un lápiz regenerativo la cineasta capaz de divertirse con una fritanza de hormigas. -No te olvides que en el liceo nos enseñaron que Zeus se vuelve cisne cada vez que hay asado.
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