domingo

LA ENJOYADA ESCRITURA DE MANUEL ESPÍNOLA GÓMEZ (2)

(reportajes recuperados)

Este es el segundo cuestionario realizado a MANUEL ESPÍNOLA GÓMEZ que publicamos en nuestro blog, y fue extraído del libro de JORGE ABBONDANZA que editó Galería Latina en 1991.
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PRIMERA ENTREGA

1) ¿La relación arte-vida para el creador… es un conflicto inevitable, una integración, una ruptura o un nuevo campo de solidaridades?

Desde el momento en que sostenemos que “el arte” -como tal- no existe (como tal… tampoco existió nunca, por otra parte), y que en el fondo representa, como cualquier otra actividad humana, una manera de investigar y, pues así, de ofrecer las propias y derivadas “inmovilizaciones conclusivas”… con un sentido profundamente testimonial y científico, se tiene que reconocer en ello… una situación… de suyo “conflictiva” o de “tensión” permanente. No estamos sobre la tierra “para ser felices”, como creen los vulgares “egocentristas”. El universo configuraría, de tal modo, una escenografía “ciertamente excesiva”…

2) ¿Qué piensa sobre esa larga querella histórica entre la tradición y la invención, entre el orden y la aventura?

Al no creer, personalmente, en la existencia REAL -entiéndase bien: REAL- del “arte”, de la “estética”, de la “belleza”, del “buen gusto”, del “equilibrio”, de las “reglas” en general (en el sentido de entidades racionalmente lógicas y demostrables), puesto que, además, el hombre, dada su singularísima complejidad, no podría conformarse (aunque así lo confiese y lo crea) con tan poca cosa, esa “querella” nos tiene sin cuidado. Por otra parte, en su trayectoria… siempre habrá un poco de todo; los límites entre unas propuestas y otras son de por sí… neblinosos y prácticamente inverificables.

3) ¿Cuáles fueron sus comienzos, qué fueron de los mismos y qué fue de sus últimas obras?

De los primeros “sentimientos” y cosas resultantes… siempre se conserva algo (el secreto “hilo conductor” de cada ser humano sigue y seguirá siendo el mismo desde el principio hasta el fin), y es muy posible que las últimas obras, en mi caso, recojan preocupaciones hasta cierto punto iniciales, sobre todo en lo atinente a la “glorificación” de la luz y del sosiego…

4) ¿Cómo se sitúa frente a la tela: con temor, con indecisión o con todo ya resuelto?

Con temor… nunca. Con indecisión más o menos relativa… solamente en los períodos donde la espontaneidad y el sentido pretendidamente improvisador “campeaban” a sus anchas. Bueno es reconocer, sin embargo, que en todos los casos… algo “definido” (una especie de “germen estructural o estilístico” apenas vibrante) ya existía. A veces, como en nuestras últimas obras, la casi totalidad de lo imaginado… iba más o menos resuelto.

5) ¿Qué piensa sobre la vocación; es acaso un complot de fuerzas oscuras y absurdas -como señalara Breton- o es un camino más o menos posible?

No creo en la existencia “previa” de la vocación. Cuando el ser humano nace… encuentra un verdadero “abanico” de vías investigativas a su disposición. Transitará por aquella… que a cierta distancia le haya atraído un poco más… y dentro de la cual, luego, haya de encontrarse “más cómodo”. Y nada más. Puede estar “mejor condicionado” para andar por unas que por otras (en el sentido de sacar “el mayor partido posible” de determinadas coyunturas físico-transcriptivas) pero eso ya… es “otra cosa”.

6) ¿Qué piensa de nuestros maestros Joaquín Torres García, Rafael Pérez Barradas y Pedro Figari?

No me explico por qué todo el panorama de la pintura uruguaya deba reducirse sólo a tres, a esos tres. Tan “grande” como ellos es Juan Manuel Blanes, es Carlos Federico Sáez, es Pedro Blanes Viale, es Humberto Causa, es Gilberto Bellini, es Carlos De Santiago, es Alfredo De Simone, es José Cúneo, etc… y no, o no tanto, como “prestidigitadores”… o como “boticarios” a la antigua usanza. Ni siquiera a la pretendida o supuesta luz de algunos enfoques “europeístas”. Eso… que corra por cuenta exclusiva de ellos… allá!

7) ¿El tema: qué es el tema? ¿Qué significa “tema” en pintura?

El tema llega a tener, generalmente, una importancia capital, asome su larga nariz desde el principio… o la asome después. Es el gran DESENCADENANTE de todas las potencias interiores o intelectivas. Hace mucho que pensamos que… cuando se labora el color -por ejemplo- mediante el “recurso” analógico o veladamente evocativo, etc.. es cuando ese color sobra… UN SIGNIFICADO (su verdadero, sensible, intimísimo “significado”) y alcanza, entonces, un alto grado de SUBLIMACIÓN. Si se pretendiera desarrollar la especulación física pura y seca… creemos que no se logre absolutamente nada. Tendríamos que saber, ya, que al colocar un amarillo, por ejemplo, la “presión” influyente o “coactiva” de otros amarillos anteriores… depositados dentro de nosotros mismos… es, en gran parte, lo que determina y lo que depura. Este punto de referencia no se debe “saltear”… ya que cualquier color -ese amarillo entre otros- no es nada ni significa nada “en sí mismo”. Si no media una experiencia sensitiva y vital que nos guíe y a la cual ajustar nuestras manipulaciones extravertientes, nuestras exigencias, el resultado será siempre magro.

8) ¿Qué es la pintura? ¿Una expresión estética? ¿Una propuesta ética? ¿Un mero gusto personal por transferir una opinión individual?

Esta pregunta podría considerarse contestada en los numerales 1 y 2.

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