jueves

La América Latina del Siglo XXI


VIGESIMOCTAVA ENTREGA

CAPÍTULO 6: DESTELLOS DE FUTURO (5)

En cambio, hay una suerte de virtualización de la presencia cristiana en las parroquias. Sorprende ver algún párroco empeñado exageradamente con la radio y la televisión, la esperanza que allí pone, los esfuerzos también económicos a los que somete a su parroquia para dotarse de algún medio de comunicación. Se confía más en los medios de comunicación que en la presencia de laicos organizados.

Ilusoriamente, ya que a los medios de comunicación es necesario alimentarlos, y no se los alimenta si no se tiene hombres pensantes.

Tienen necesidad de un sujeto humano.

Una multiplicidad de sujetos que están viviendo realmente la problemática común del momento histórico desde dentro de una sensibilidad genuinamente eclesial.

Esta sobrevaloración de los medios de comunicación esconde la ilusión de poder sustituir una presencia real que no se sabe generar con una hecha de lazos etéreos.

Un medio no reemplazará nunca a un sujeto humano. Aparte el hecho de que un sujeto humano diverso es la única premisa para un medio diverso.

No hay quien no perciba la enorme influencia de los medios de comunicación contemporáneos; la Iglesia es consciente de ello y en este sentido la consideración que hace no está fuera de lugar. Con demasiada frecuencia los medios de comunicación de inspiración católica no son diferentes de los demás. Y esto nos devuelve al problema del que hablábamos: el del sujeto humano que los crea.

El tema de la universidad coincide, en cierto sentido, con el tema de la cultura. En Medellín se constató el divorcio entre elites y pueblo, pero esta constatación no impulsó la reflexión sobre la universidad. En Puebla la discusión se centró en la religiosidad popular, pero tampoco en este caso se llegó a hablar de la universidad.

Puebla vincula la idea de pueblo y cultura mucho más íntimamente de lo que se hiciera en el pasado. Afirma que lo más radical que existe en la cultura es el “sentido total”. El hombre culto, en las categorías de Puebla, es el hombre auténticamente religioso. Paradójicamente, el hombre religioso, con mayor razón si es cristiano, es culto aunque sea analfabeto.

La idea de cultura en Puebla está en las antípodas de las que tiene el iluminismo. Puebla tenía claro que lo que volvía cultas a las personas era la pertenencia a un lugar, como ocurre con la religiosidad popular. El hecho es que la evolución de la sociedad contemporánea ha vuelto la universidad un lugar todavía más decisivo en la relación valores (sentido) y actividades científicas, de cuanto pudiera percibirse treinta años atrás.

Una definición suya de cultura.

Hay cultura cuando y donde existe una idea totalizante que reúne, unificándolos, todos los aspectos de la vida humana a la luz de valores guías propios del ser humano en cuanto tal.

Y un hombre culto, ¿quién es?

Quien percibe el sentido y el valor fundamental de la vida humana. La profundidad en el aferrar el sentido y componerlo con todos los elementos de la realidad, califica al hombre culto.

En su definición no existe una cultura cristiana, existe una cultura humana.

La cultura humana tiene su apogeo en la cristiana.

¿Fuerzo su pensamiento al decir que el tema de la universidad debe entrar con decisión en la agenda de la próxima Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de 2007?

Debería ser uno de los grandes contenidos de la V Conferencia. Forma parte de un único movimiento tendiente a tomar conciencia del valor de la fe y por tanto a identificar al enemigo y desarrollar los instrumentos de comprensión para hacerle frente.

El ateísmo libertino realiza en la historia una imagen parcial e insuficiente del hombre. El acento sobre la educación, y por tanto sobre la universidad, demuestra que la Iglesia toma conciencia del nuevo enemigo y encara el contrataque sobre el terreno de un hombre integral. La humanidad es el ámbito donde la misión debe enraizarse más profundamente. Hoy, la importancia que tiene la universidad en la misión de la Iglesia se clarifica por la desaparición de los movimientos especializados. Este hecho replantea el problema de cómo afrontar la evangelización de una sociedad multisectorial y multiprofesional.

Creo que, finalmente, será posible vincular la evangelización del núcleo universitario de la sociedad moderna con la opción preferencial por los pobres. En los años 70 se hizo el intento pero infructuosamente. En el mejor de los casos, se buscó vincular movimientos sociales con movimientos estudiantiles, pero sobre el presupuesto erróneo de vaciar la universidad, mientras que son dos aspectos que deben sostenerse recíprocamente.

Si no se prepara una revolución científico-tecnológica, si no se profundiza en la propia conciencia histórica, es imposible que la opción preferencial por los pobres llegue a ser algo más que una reivindicación romántica. La Iglesia, más que cualquier otro sujeto, tiene la posibilidad de retomar esta problemática en términos nuevos.
_________________________________
Notas

(1) Pontificio Consejo para los laicos, Repertorio delle Associazioni internazionali di fedeli, Roma, Librería Editrice Vaticana, 2004.
(2) Acerca de la historia de los cristeros en México, véase la excelente obra en tres volúmenes de Jean Mayer, La cristiada, México, Siglo XXI, 1986.
(3) Thomas Paine, Los derechos del hombre, publicada en 1791 en Inglaterra y posteriormente en Francia.
(4) Nicola Spedaliari, De los derechos del hombre, 1791.
(5) En 1911, Emiliano Zapata elaboró y promovió el “Plan de Ayala”, un ambicioso programa de de distribución de las tierras entre campesinos indígenas.
(6) G. K. Chesterton, Ortodoxia, en Obras completas, vol. I, Barcelona, Juan Jané, 1967.
(7) El español Hernán Cortés conquistó la capital azteca, Tenochtitlán, en agosto de 1521.
(8) El centro más importante fue inaugurado en 1936 por el primer virrey, Antonio de Mendoza. Se lo estableció en la localidad de Tlatelolco con el nombre de “Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco” y la finalidad expresa de establecer un diálogo entre las culturas española y mexicana.
(9) En 1526 y 1572, respectivamente.
(10) Joseph Ratzinger, “Un nuovo inizio che apre le porte al futuro”, en Tracce, año XXXI, nro 9, octubre de 2004.
(11) La Acción Católica argentina nace en 1931, después de que algunos sacerdotes “estudiaran” en Roma el modelo italiano. La génesis es la misma en casi todos los países de América Latina, donde la constitución de las acciones católicas nacionales se concluye en la década 1930-1940.
(12) Sobre todo en los años 60.
(13) Cfr. Documento conclusivo, Título IV; “Auxiliares del clero”.
(14) El segundo capítulo del texto conclusivo de la Conferencia de Río de Janeiro reafirma el valor de la Acción Católica “según el pensamiento de los sumos pontífices Pío XI y Pío XII…como colaboración de los laicos en el apostolado jerárquico… (como) un medio muy eficaz para la recristianización del pueblo y, por lo tanto, ocuparse de ella se ubica entre los principales deberes del ministerio pastoral”.
(15) Documento conclusivo, Capítulo décimo: “Movimientos de laicos”.
(16) “…la modernización reflejada por los sectores más dinámicos de la sociedad latinoamericana -modernización acompañada por la creciente tecnologización y aglomeración urbana-, se manifiesta en fenómenos de movilización, de socialización y división del trabajo. Tales fenómenos producen como efecto la creciente importancia de los grupos y de los ambientes funcionales -fundados sobre el trabajo, la profesión o la función- en oposición a las comodidades tradicionales, de carácter territorial” (cap. X).

(17) “Una experiencia que estaba apenas en sus comienzos en 1968, se volvió madura y se multiplicó sobre todo en algunos países, tanto que ahora constituye uno de los motivos de gozo y esperanza para la Iglesia. En comunión con el obispo, como se había pedido en Medellín, ellas se transformaron en centros de evangelización y en operadoras de liberación y desarrollo (Puebla, nro 96).
(18) Entre las recomendaciones de la conferencia existe expresamente la de reconocer ‘la validez de la experiencia de las comunidades eclesiales de base’ y de estimular ‘su desarrollo’ (Puebla nro. 156)”. Un capítulo especial dedica palabras elogiosas a las comunidades eclesiales de base; las llama “esperanza de la Iglesia”, las describe como lugares propicios para la maduración de la fe.
(19) “La comunidad eclesial de base (CEB) es una célula viva de la parroquia, entendida ésta como comunión orgánica y misionera (Santo Domingo nro. 61)”.
(20) “Es necesario acompañar los movimientos en un proceso de inculturación más definido y promover la formación de movimientos con una mayor caracterización latinoamericana (Santo Domingo nro. 102)”.
(21) nro. 268 del Documento final.
(22) Cfr. Documento conclusivo, Título VII: “Protestantismo y movimientos anticatólicos. Salvaguarda y defensa de la fe”.
(23) Cfr. Documento conclusivo, Capítulo IV: “Sobre las universidades católicas”.
(24) nro. 1055 del Documento conclusivo: “De allí la atención que todos debemos dirigir al ambiente intelectual universitario. Se puede decir que se trata de una opción estratégica de evangelización; de otro modo, perdería su lugar decisivo para iluminar los cambios de estructura”.
(25) Documento conclusivo, Capítulo II: “Opción preferencial por los jóvenes”.

(continúa próximo jueves)

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+