PRIMERA ENTREGA
oración por Mario e Ignacio Aurrecoechea
y por Natacha Arriola Sahakian
pan en los ojos
Juan Carlos Macedo
Esta cosa se extrae de ti; tú eres su mineral, y se puede encontrar en ti;
o, para decirlo con más claridad, ellos la toman de ti. Si reconoces esto,
el amor y la aprobación de la piedra crecerá dentro de ti. Has de saber
que esto es verdad sin duda alguna.
Morieno
y por Natacha Arriola Sahakian
pan en los ojos
Juan Carlos Macedo
Esta cosa se extrae de ti; tú eres su mineral, y se puede encontrar en ti;
o, para decirlo con más claridad, ellos la toman de ti. Si reconoces esto,
el amor y la aprobación de la piedra crecerá dentro de ti. Has de saber
que esto es verdad sin duda alguna.
Morieno
1 / RABÍ apaga el motor y escruta su palidez decrépita en el espejito hasta que oye un portazo y ve salir a su hija casi corriendo con la guitarra.
-Che. Saludá, morocha -logré que se frenara recién en el portón.
El hombre con uniforme blanco avanza chuequeando por el jardín y le agarra la nuca a la muchacha de silueta infantil pero ella apenas se deja besar.
-Adónde vas.
-Yo qué sé. A tratar de estudiar en algún lado donde la gente no se quiera morir a cada rato o se sienta la dueña de Dios. Aparte que los dueños exclusivos de Dios son ustedes, los machos. Por supuesto.
-Qué pasó.
Poli apoyó el estuche en el pasto y miró el cielo rojo que parecía aplastar la casa.
-Pasó que tu hijo el santo prestó el libro tibetano sin pedirme permiso y yo hoy quería leerlo -se sonó la nariz la chiquilina. -No me toques, por favor.
-¿Mamá llegó?
-Mamá ya hace una hora que se tapó la cabeza con una sábana.
-¿Y Senel?
-En su cuarto, fumándose todo y escuchando el Cuarteto Opus 132 de Beethoven sin parar. No te olvides que después que murió tío Jerónimo se siente el dueño de Dios más importante de la familia.
-No hables así, carajo. ¿Vas a lo de Olga o qué?
-Hablo como quiero, gordo. Y no sé adónde voy ni cuándo vuelvo, ¿ta? Y que te quede claro que tío Jerónimo fue el único macho posta que conocí en mi vida que no se sentía dueño de la verdad ni de Dios ni de nada.
-Muchas gracias.
-De nada.
Poli me miró con odio y guardó el pañuelo, aunque su cara rebrilló en la vereda como la de una tahitiana de Gauguin pintada con demasiado rojo.
2 / BRENDA oye entrar a su marido y se destapa y prende la televisión. Ya fue derecho al whisky.
-Acabo de cruzarme con Poli -dice el doctor Rabí, apoyando su vaso en la mesa de luz para arrancarse el uniforme. -Ya tuvimos función.
-Sí. Culpa de Senel, otra vez. Pensar que Coto y Marti se morirían por escuchar pelear un ratito a los hijos. Me contaba Lilian que siguen yendo todos los días al cementerio y se quedan ahí abrazados como si fuesen novios. Los fines de semana llevan merienda y todo.
Mi marido tomó un trago muy largo sin contestarme y de golpe bufó:
-Y vos seguís amortajándote en público.
-Y vos te estás volviendo un alcohólico como tu hermano. ¿Qué te creés? ¿Qué vas a resucitarlo bajándote media botella después de cada guardia?
El doctor recoge el vaso y rodea la cama pisando hielo muy fino. Lo cagué, pero que aprenda a tomar sin herir.
-Voy a hablar con Senel.
-Gordo, no tomes más por hoy. Te ponés a arrastrar la lengua enseguida y es triste, de verdad. Son los antidepresivos.
-Adónde habrá ido Poli.
-A lo de Olga, supongo. Es lo mismo de siempre: no tiene ovarios para estudiar en serio y se la agarra con el primero que se le cruza. Ponete una camisa que ya refrescó.
-Los ovarios se heredan.
-La locura también. Ponete una camisa.
-Mientras el físico-culturalismo uruguayo siga pensando que los que creemos en Dios estamos todos locos vamos a seguir comiendo mierda hasta el día del perdón.
-Entonces por lo menos no se agarren pulmonías por hacerse los místicos, manga de pelotudos.
-Che. Saludá, morocha -logré que se frenara recién en el portón.
El hombre con uniforme blanco avanza chuequeando por el jardín y le agarra la nuca a la muchacha de silueta infantil pero ella apenas se deja besar.
-Adónde vas.
-Yo qué sé. A tratar de estudiar en algún lado donde la gente no se quiera morir a cada rato o se sienta la dueña de Dios. Aparte que los dueños exclusivos de Dios son ustedes, los machos. Por supuesto.
-Qué pasó.
Poli apoyó el estuche en el pasto y miró el cielo rojo que parecía aplastar la casa.
-Pasó que tu hijo el santo prestó el libro tibetano sin pedirme permiso y yo hoy quería leerlo -se sonó la nariz la chiquilina. -No me toques, por favor.
-¿Mamá llegó?
-Mamá ya hace una hora que se tapó la cabeza con una sábana.
-¿Y Senel?
-En su cuarto, fumándose todo y escuchando el Cuarteto Opus 132 de Beethoven sin parar. No te olvides que después que murió tío Jerónimo se siente el dueño de Dios más importante de la familia.
-No hables así, carajo. ¿Vas a lo de Olga o qué?
-Hablo como quiero, gordo. Y no sé adónde voy ni cuándo vuelvo, ¿ta? Y que te quede claro que tío Jerónimo fue el único macho posta que conocí en mi vida que no se sentía dueño de la verdad ni de Dios ni de nada.
-Muchas gracias.
-De nada.
Poli me miró con odio y guardó el pañuelo, aunque su cara rebrilló en la vereda como la de una tahitiana de Gauguin pintada con demasiado rojo.
2 / BRENDA oye entrar a su marido y se destapa y prende la televisión. Ya fue derecho al whisky.
-Acabo de cruzarme con Poli -dice el doctor Rabí, apoyando su vaso en la mesa de luz para arrancarse el uniforme. -Ya tuvimos función.
-Sí. Culpa de Senel, otra vez. Pensar que Coto y Marti se morirían por escuchar pelear un ratito a los hijos. Me contaba Lilian que siguen yendo todos los días al cementerio y se quedan ahí abrazados como si fuesen novios. Los fines de semana llevan merienda y todo.
Mi marido tomó un trago muy largo sin contestarme y de golpe bufó:
-Y vos seguís amortajándote en público.
-Y vos te estás volviendo un alcohólico como tu hermano. ¿Qué te creés? ¿Qué vas a resucitarlo bajándote media botella después de cada guardia?
El doctor recoge el vaso y rodea la cama pisando hielo muy fino. Lo cagué, pero que aprenda a tomar sin herir.
-Voy a hablar con Senel.
-Gordo, no tomes más por hoy. Te ponés a arrastrar la lengua enseguida y es triste, de verdad. Son los antidepresivos.
-Adónde habrá ido Poli.
-A lo de Olga, supongo. Es lo mismo de siempre: no tiene ovarios para estudiar en serio y se la agarra con el primero que se le cruza. Ponete una camisa que ya refrescó.
-Los ovarios se heredan.
-La locura también. Ponete una camisa.
-Mientras el físico-culturalismo uruguayo siga pensando que los que creemos en Dios estamos todos locos vamos a seguir comiendo mierda hasta el día del perdón.
-Entonces por lo menos no se agarren pulmonías por hacerse los místicos, manga de pelotudos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario