lunes

EL VIOLINISTA DEL DESVÁN / ANNA RHOGIO


OCTAVA ENTREGA

15 UN SUPER SPORT ROJO RABIOSO CON LUNARES BLANCOS

Pandora se presenta a los tres días manejando un super-sport-descapotable-rojo-rabioso con lunares blancos.
El auto parece un hongo venenoso y viene cargado de paquetes envueltos para regalo, adornados con moñas gigantes porque así es ella: lo que la rodea tiene que ser grande, llamativo, exuberante y lleno de color.
Al pasar por el alto portón de barrotes de hierro, cree que se equivocó de casa.
Frena y da marcha atrás.
Siempre en reversa, vuelve por el camino polvoriento a la carretera principal: el mojón marca el quilómetro exacto.
Su melenita se sacude con las continuas contramarchas.
Regresa haciendo sonar una bocina antigua que hizo instalar en el coche al comprarlo.
De aquellas encantadoras bocinas que graznan igual a los patos silvestres.
¿Qué vio esta peculiar abuelita para pensar que había entrado en jardín ajeno?
Las ventanas de la casona, ¡ABIERTAS! y el ventanuco de la buhardilla, ¡CERRADO!
¡Hombres de exótico aspecto tocando desconocidos instrumentos!
¡Niños corriendo y jugando con Sócrates!
¡Y ARQUÍMEDES BAILANDO RIDÍCULAMENTE AL COMPÁS DE UNA MARAVILLOSA COMPOSICIÓN!
Medita:
-¿Será posible que se hayan cumplido mis deseos? ¡Mi querido muchacho por fin salió de su encierro! ¡Desde allí hasta el mundo le faltan solamente unos pocos pasos!”.
El estruendo de la corneta interrumpe la jarana.
Al bajar, apenas puede sostenerse contra el guardabarros para recuperar el aliento y no caerse de cola en el cantero de violetas.
El perro le puso las patas sobre los hombros y la sofoca con su cariño lamiéndole la cara como para borrarle el maquillaje.
-¡VIVAAAAA! -grita Arquímedes: -¡ESTO ES LO QUE ME FALTABA PARA SER COMPLETAMENTE FELIZ!

16 LAS OREJAS PEGADAS A LAS FLORES

Pandora es de-ma-sia-do sabia.
Finge no notar los cambios de su nieto y no hace preguntas.
No sea cosa que se arrepienta y vuelva a las andadas.
Las verdades vendrán solas.
Y, efectivamente, Arquímedes le cuenta las últimas novedades, le presenta a sus compañeros y le explica lo que hacen juntos.
-¡Vamos a la plaza, abuela!
Marchan bulliciosos por la senda bordada con azucenas que llega al pueblo.
La gente los espera sentada en los bancos.
Y comentan.
-¿Quién será esa señora?
-Otra estrafalaria integrante de la orquesta...
-No trae ningún instrumento...
-Podría ser la cantante...
El violinista toma un cajón que dejó olvidado el frutero, lo da vuelta y se para encima:
-Damas... caballeros... y niños... ¡LES PRESENTO A MI ABUELITAAAAA! -anuncia con ademanes de director de tránsito.
Al comenzar a tocar, Pandora se pregunta de qué escondido rincón de sus almas sacaron esas grandiosas melodías.
La nena de vestido rojo, que hoy es fucsia, le cuenta cuchicheando en su oreja cómo al principio los vecinos reían hasta casi desmayar al verlos con las orejas pegadas a las flores como chiflados.
Entonces, comprende.
-Abuela Pandora, falta un día para Navidad...
-Lo sé y estoy organizando muchas sorpresas porque quiero que vengan todos.
-¿Todo el pueblo?
-Sí; los que pertenecen a otras religiones se hermanarán con nosotros; debes recordar lo que termino de decirte, porque cuando seas grande lo entenderás.
-¿Tiene que ver con la Regla de Oro?
-Sos muy inteligente.
-¿Pero tiene que ver o no?
-Tiene.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+