domingo

SABRINA SPERANZA

LA MULTIPLICACIÓN TEATRAL AL SERVICIO
DE LA TRANSFORMACIÓN SOCIO-CULTURAL

Sabrina Speranza (Uruguay, 1984) comenzó su formación teatral en el Centro Juvenil El Puente, a partir de 1998, y posteriormente se graduó como actriz en la Escuela Municipal de Arte Dramático Margarita Xirgú.

También egresó del Instituto de Profesores Artigas como profesora de literatura, y se desempeñó como educadora y responsable del Taller de Teatro del Oprimido en el Proyecto Trampolines de El abrojo, institución socio-educativa dedicada a niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad social en la ciudad de Las Piedras.


En 2006 fue nominada junto a Cristina Velázquez al premio Florencio Sánchez en la categoría revelación por la dramaturgia de Oxímoron, viviendo tu muerte, obra que co-protagonizó junto a Cristina Velázquez y Horacio Lapuriz, bajo la dirección de Alejandro Dutra.

En 2007 participó en el Congreso Pedagogía 2007, encuentro por la unidad de los educadores (La Habana, Cuba) y en el Intercambio Educativo-Cultural con el Centro de Teatro del Oprimido de Augusto Boal (Río de Janeiro, Brasil), además de actuar en el largometraje de ficción Jesús de Punta del Este, que dirigió Álvaro Moure Clouzet.

En los últimos años se destaca su actuación teatral en Cajas chinas, Il Concertino e Historia de una sola historia, escritas y dirigidas por Jimena Márquez, y Julia y Román o la invención del amor, escrita y dirigida por Nelson González.

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¿Cómo te fue surgiendo la vocación de actriz? ¿Desde cuándo? ¿Cuándo sentiste que podía ser tu mejor manera de ayudar a vivir?

Uh… tengo que ir bastante para atrás… Me acuerdo que como todo niño o niña, frente a esa pregunta que nos hacen (y nos hacemos), ¿qué querés ser cuando seas grande?, soñé con todas las vocaciones imaginables o hasta las inimaginables: carpintera, astronauta, actriz, bailarina, karateca, doctora, maestra, etc, etc…Y bueno, me quedé siendo actriz. Quizá en el fondo comprendí que siendo actriz podía ser todo lo que quisiera y más…

¿Qué fue lo principal que te aportó la Escuela Municipal de Arte Dramático?

Me aportó mucho, porque a nivel formal es la escuela más completa, además de pertenecer a la enseñanza pública. Yo destacaría especialmente el trabajo realizado con algunos docentes excelentes desde el punto de vista profesional y humano, que te trasmitían la pasión por el arte, por la actuación… unas ganas que te vienen de las entrañas y que te hacen sentir que un teatro es tu lugar.

¿Qué balance harías de tu primera incursión como actriz cinematográfica en el largometraje Jesús de Punta del Este?

Fue una experiencia muy rica en tantos sentidos… Era la primera vez que actuaba frente a una cámara y esto, sumado a la interacción que se dio con todo el grupo humano que trabajó, me provocó un cuestionamiento de muchas cosas -a nivel profesional y personal- que me hizo crecer.

Todavía tendré que superar el verme filmada, lo que me produce el mismo extrañamiento que oír mi voz grabada…

En 2007 hiciste un viaje muy importante a Río de Janeiro, para trabajar junto a un gran maestro del teatro popular. ¿Podés contar lo esencial de esa experiencia? ¿Cómo pensás proyectar lo aprendido en nuestro país?

Fue sin dudas la experiencia que marco un antes y un después en mi vida. En Montevideo ya venía trabajando de forma experimental sobre el Teatro del Oprimido, sumando conocimiento que había aprendido en la Escuela y leído en libros. Al conocer la forma de trabajo práctica, vívida, de la gente del Centro de Teatro del Oprimido de Rio de Janeiro y de su creador Augusto Boal, comprendí que estaba ante una metodología fuerte y generosa al servicio de la transformación socio-cultural. Aprehendí esta metodología y he trabajado a partir de entonces especialmente con niños, niñas y adolescentes en diferentes marcos, así como también en algún taller de multiplicación para educadores. Uno de los elementos más importantes del Teatro del Oprimido es la multiplicación, porque de nada sirve acumular ese conocimiento como saber académico: hay que compartirlo, y sólo así puede lograrse un verdadero cambio.

Este año todos y todas perdimos físicamente a Augusto Boal, pero fue tan intenso su trabajo que su creación se ha extendido a lo largo y ancho del mundo. En enero del 2010, gracias al esfuerzo de muchos compañeros, y especialmente a la gente del Movimiento de Teatro del Oprimido de Jujuy, se va a dar el Encuentro Latinoamericano de Teatro del Oprimido, lo que da cuenta de la fortaleza de la metodología en todo el continente. Y quisiera citar al respecto una definición clave del propio Augusto Boal: Ser ciudadano no es vivir en sociedad, es transformarla.


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