sábado

SAN JUAN DE LA CRUZ Y CARLOS SAURA EN NUESTRA NOCHE OSCURA / H.G.V.

SEXTA ENTREGA

ONCE: LA BODA

Pero la verdadera fuga de la dimensión mundanal de la celda ya se había producido en Junio, cuando el santico aparece practicando un rito esotérico -aportado a la ficción por las investigaciones personales del propio protagonista, el extraordinario Juan Diego- donde, después de acariciarle el aura a una vela, el poeta ya completo logra desencadenar una especie de soplo ultraterreno y su corporalidad se transfigura en la de Ana de Jesús, el ánima vencedora, que se escapa de la realidad tridimensional para consumar el desposorio.

En testimonios posteriores al estreno de la película, Saura ha dejado muy claro que, a pesar de haberse documentado perturbadamente durante veinte años para poder narrar con propiedad el trance místico de aquel hombre-símbolo que superó una soledad no querida y logró parir un puente poético entre el cielo y la tierra consagrador del triunfo de la imaginación, se tomó las libertades que le exigía su estética minimalista siempre perseguidora de la unidad de acción, tiempo y espacio.

Es por eso que mientras la transfiguración femenina del poeta huye de su conciencia y corre por un bosque para terminar abrazándose urobóricamente con un Juan fálico que la espera en la todopoderosa espesura del Verbo, una voz en off nos deposita en el escalonamiento del poema de la Noche.

Aquí era imprescindible emitir, a través de una voz-brasa, la composición de este texto en el convento de Toledo, aunque haya sido escrito después de la estadía en la ballena, como se comprueba en Subida del monte Carmelo, I, 15.

Y valdría la pena transcribir un comentario en prosa que hace San Juan de la Cruz a propósito de la unión mística y no agregar más nada:

Y así te veré yo a ti en tu hermosura, y tú a mí en tu hermosura, y yo me veré en ti en tu hermosura, y tú te verás en mí en tu hermosura, y así, parezca yo tú en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura sea tu hermosura, y tu hermosura mi hermosura; y así, seré yo tú en tu hermosura, y serás tú yo en tu hermosura, porque tu misma hermosura será mi hermosura.

Aunque no quedaría mal complementar este palomar de arrullos de alas arrebatadas, para hablarlo en Miguel Hernández, con un célebre dicho de los que les regalaba el director de almas a las novicias: A la tarde te examinarán en el amor.

Y después de la escena del bosque onírico Saura hace irrumpir en la celda un ventarrón que reproduce asombrosamente la fluorescencia sobrenatural del Toledo a la luz de un relámpago del Greco y aparece la Virgen, ahora representando al ánima sabia, y le ordena al poeta: Debéis marcharos, Fray Juan. Es inútil que permanezcáis más tiempo aquí. Tenéis otros trabajos y obras que hacer.

Esta contemplación de la Virgen fue verídica, según se lo comentó el prisionero de la ballena a las monjas, lo mismo que otra de Jesús que sucedió al final de su vida y en la que le pidió en qué podía compensarlo por sus servicios. Señor, contestó San Juan de la Cruz: lo que quiero que me deis es trabajos que padecer por vos y que sea yo menospreciado y tenido en poco. Eso se lo contó a su hermano Francisco.

DOCE: EL ESTABLISHMENT

En 1994, al recibir un doctorado Honoris Causa en España Carlos Saura pronunció un memorable discurso-ensayo -que prometemos publicar completo- donde denunciaba el vaciamiento sufrido por el verdadero cine en un entorno posmoderno que el consumismo salvaje ha seguido manipulando cada vez más olímpicamente hasta consumar la oscurísima cerrazón de nuestra noche actual:

Hoy, decía, a través de las grandes y pequeñas pantallas se nos narran historias y se nos “informa” o “desinforma” de todo lo divino y lo humano: porque, y he aquí el tema de estas líneas, la imagen en manos de mercaderes sin escrúpulos se está pervirtiendo hasta límites increíbles, sembrando en el auditorio una confusión general. (…) Ciencia-ficción, robocops, terminators, aliens, historias que suceden en lejanas galaxias, animales prehistóricos que reviven por y de la ciencia, especulaciones más o menos frívolas sobre cualquier tema: bestias malignas, hombres moscas, hormigas gigantes, tarántulas de mortales picaduras, plagas de ratas como en el flautista de Hamelin, todo vale…Más inquietante es esa aspiración, sueño, de aproximarse a Dios creando homúnculos malignos con apariencia humana, gremlins, tortugas humanizadas, demonios que son vampiros, frankesteins y replicantes creados por el dios-hombre a su imagen y semejanza, golems de la tradición hebraica.

Subrayemos, al pasar, que este realizador que se define como no religioso escribe Dios con mayúscula y fue capaz de construir una insuperable recreación del trance de unión mística de San Juan de la Cruz que nos legó algunos de los poemas más revolucionariamente deslumbrantes que jamás se hayan arcoirisado a propósito de la completud interior del amor cósmico.

Y en el apartado que subtitula Arte le recuerda a los actuales burócratas del templo del establishment:

El temor ancestral, el miedo a la noche y sus fantasmas, tan bien expresado por Stanley Kubrick en Odisea 2001: esos monos que se refugian durante la noche en la caverna no pueden dormir, permanecen alerta y en sus ojillos que brillan en la penumbra, hay miedo, terror a la oscuridad y al desconocido enemigo que agazapado espera el momento para atacar… Esa permanente duermevela en la caverna, último reducto del hombre-mono: casa, único espacio controlado y dominado por él, es también el lugar para inventar el cine (…) Desgraciadamente, el cine no ha caminado por esos derroteros que se presentaban tan fértiles y expresivos adocenándose en caminos más fáciles. El comercio y la aceptación del camino más fácil, degradando un medio de expresión que es capaz de los más altos vuelos.

Poco antes de morir, cuando fue relegado durante un tiempo a La Peñuela, donde uno de los trabajos que cumplía el santico era meter mano en el huerto, le escribió a Ana de Peñalosa: Esta mañana habemos ya venido de coger nuestros garbanzos, y así, las mañanas. Otro día los trillaremos. Es lindo manosear estas criaturas mudas, mejor que no ser manoseado por las vivas.

A los que cosechan la verdad siempre les pasa lo mismo.

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