sábado

SAN JUAN DE LA CRUZ Y CARLOS SAURA EN NUESTRA NOCHE OSCURA / H.G.V.


CUARTA ENTREGA

SIETE: EL VÉRTIGO

Hasta que en Abril asistimos al desencadenamiento del proceso final de la fecundación simbólica (y no sublimada) que lamentablemente el excelente biógrafo José María Javierre malentiende como un inoportuno ensamblaje freudiano de Saura.

El capítulo empieza, sin que nos demos cuenta, adentro de un sueño nada pesadillesco donde el santico camina frotando la rugosidad de un muro y después de detectar una especie de hueco-vulva se despierta en plena eyaculación y mientras se agarra la entrepierna empieza a ser bañado por una vaporosidad celeste que lo hace arrodillarse y pensar el comienzo femenino del Cántico Espiritual (porque la que habla es la Esposa): ¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste, / habiéndome herido; / salí tras ti clamando, y eras ido.

Y después de repetir la primera lira desovilla en una exhalación también orgásmica: Pastores, los que fuerdes / allá por las majadas al otero, / si por ventura vierdes / aquel que yo más quiero, / decidle que adolezco, peno y muero. / Buscando mis amores, / iré por esos momentos y riberas, / ni cogeré las flores, / ni temeré las fieras, / y pasaré los fuertes y fronteras.

Y se queda maravillado de la parición poética salvífica (activada por el acariciamiento de la vulva-fonte onírica y la lluvia jordánica del semen) y murmura: ¡Dios mío! ¡Qué hermoso! ¡Qué hermoso! ¡Gracias! ¡Qué hermoso! Entonces empieza a dar vueltas tratando de retener lo que acaba de fluir desde la Voz Profunda y se entrevera hasta desesperarse y caer desmayado. Ahora sí necesita la pluma, la tinta y el papel. Pero cuando el carcelero-ángel aparece alarmado a despertarlo todavía no trae nada, y para colmo se anima a preguntarle al poeta recién nacido si no le convendrá recapacitar y confesarse culpable frente a las autoridades del convento por su afán de notoriedad o por la soberbia de haberse sentido el elegido. Y la ciega fe en la neurosis burocrática que nos sigue tratando de paralizar las visiones arquetípicas lo hace tentarlo hasta el quiebre: Vuestra obediencia a las normas sería un ejemplo para nosotros.

Y Juan cae en el vértigo infaliblemente anterior a todas las construcciones humanas hechas para durar, y cuando está a punto de ser latigueado en el circo de los viernes se retracta de golpe: Lo reconozco. Lo reconozco, hermanos. Soy un orgulloso y merezco ser castigado.

Las cucharas de los Calzados quedan en el aire y mientras el prior se acerca a pedirle que repita la confesión en voz más alta Juan rearma el corazón: No soy yo quien hablaba, sino mis necesidades Ha sido un momento de debilidad. No soy yo el equivocado sino vosotros. Poca palabra tendría un hombre si a la menor dificultad se retractase de sus convicciones. Yo tengo razón en lo que mantengo. Y no por soberbia sino por convencimiento.

Ahora las cucharas bajan hasta el potaje definitivamente desconcertadas, y el prior se histeriza: ¿Así que sólo vos tenéis la razón?

Así es, contesta el santo.

Siempre pasa lo mismo con los santos.


OCHO: ESCRIBIR O REVENTAR

Saura ubica en Mayo la mañana señalada para salir a torear en la arena movediza de las hojas que finalmente trajo el carcelero. El santico primero besa-lame el fajo y después clava la pluma como un tallador de bisontes en las cavernas y escribe: En una oscura noche y tacha y recomienza: En una noche oscura, con ansias en amores inflamado y duda. No: inflama-da. ¿Ella? ¿Él es Ella?

Y recién al palparse la costilla fajada por la vestidura que le dejó la maja de Jesús se da cuenta de que ya está trancado y contempla el cielito de la espillera entendiendo con furia que escribir de verdad es eso: perforar el absurdo. Y que nos cuesta horrores.

Esta sería una síntesis de la arenga básica que machaco en mi taller, La trinchera estrellada, desde hace casi veinte años:

Todas las tribus de todos los tiempos se desesperaron frente a una posible infinitud vacía. Y para que la tribu pudiera purificarse soñando, los magos tallaban al enemigo en la pared de la cueva-trinchera. Cada mago debe ser capaz de hipnotizarnos excavando una visión sosegadora del DEVORADOR DE LA ALMA QUE ANDA EN AMOR. Si tu reproducción del dragón no nos azula como el Verbo sobre las aguas primordiales no le sirve a la alma. Pero si transformás cada molécula de la pared en una célula y exorcizás y verticalizás a la Bestia resucitamos todos. La Bestia se vuelve falo y la cueva multiplica peces capaces de perforar la montañosidad de la nada espejismal.

Hoy no hay nada, termina por gruñir el santico y se sienta en la pelela pero no puede dejar de desenrollar el resto de la lira paralelamente al desviboramiento pacificador de sus intestinos: En una noche oscura, / con ansias en amores inflamada, / ¡oh dichosa ventura! / salí sin ser notada / estando ya mi casa sosegada.

Tenemos tendencia a imaginarnos el poder de Dios como supremamente libre ante la “nada”, escribiría Teilhard de Chardin cuatro siglos después: Es un error. La “nada” se presta a la acción divina (potencia, obediencia) en grado ínfimo; Dios no puede por tanto dominarla sino gradatim (gradualmente), produciendo seres participados cada vez más capaces de soportar el esfuerzo creador. Esto es lo que se traduce a nuestros ojos bajo la apariencia de una evolución.

Y en 2006 Alberto Methol Ferré machaca sobre la necesidad de la perpetua adaptación del uso del escalpelo misionero sobre los anquilosamientos históricos:

El Evangelio, por todas partes, supone la presencia permanente de un enemigo: lo llama también “diabolos”; diablo es lo contrario de diálogo: quien queda incomunicado, aislado, obstruido, quien obstruye una relación, es decir, impide el amor. En este sentido el enemigo está “afuera” pero también está “adentro”. (…) Sólo si se captan bien las características del enemigo -del principal- se determina el carácter de una época, y en los caracteres de una época está la respuesta de la Iglesia a tal enemigo concreto.

Y el arte de la Contrarreforma necesitaba la poesía mística de San Juan de la Cruz.



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