cuando la vi desnudarse de sus pequeños diablos
y escuché lloverse a su llanto como garras de barro
y se partió su corazón sin duda
en dos lamentos
jaquecosos
e irremediables
solamente supe del placer de esa mujer
cuando la vi abandonarse de sus caminos
y escuché emplumarse a sus pasos como cópulas de palomas
y se partió su alma sin duda
en dos mujeres
histéricas
y ciegas
solamente me hundí en el cuerpo de esa mujer
cuando la vi desprenderse de los abrazos de sus hombres
y escuché golpearse a su vientre como fruta caída
y se partieron su garganta y su sexo sin duda
en dos gruesos huecos
húmedos
interminables
solamente me hundí en el tiempo de esa mujer
cuando la vi alejarse desde su casa iluminada
y hacia el sendero ciego
y escuché aletear a escondidas sus ventanas
como mariposas doloridas
y se partieron sus ojos sin duda
en llanto profundo
en duelo dorado y agónico
de paz final
solamente me di cuenta de su bellísima muerte
cuando la vi ponerse sus lentes
y arrancarse el vestido en un ademán fosforescente
y la escuché bañarse toda de aquel blanco desnudo
tan puro
como las gotas de sangre esparcidas en el cielorraso
y se partió su tiempo sin duda
casi cuarenta años
olvidados
en su abultado vientre
en sus nalgas inflamadas
sus caderas partidas
¿Dónde irá ahora esa mujer?
¿Dónde viven sus labios doblemente salvajes?
¿Dónde descansará su atormentado sexo?
¿A quién le esconderá sus frígidos abrazos?
¿Dónde la veré revivir?
1 comentario:
mucho gusto zen, gracias por tu comentario, ya es viejo, pero recien lo vi
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