Willy Wood (Uruguay, 1985) es cantautor, actor y guionista, tres roles que desarrolló en el largometraje de ficción Jesús de Punta del Este.
I
Una mujer diminuta
se pasea en mis arterias.
Lleva una valija vacía
con bostezos de un bosque.
Y va alejándose a un lugar tan cerca
que no sé cómo llegar.
Se van astillando sus huesos
como huevos de estrella.
Se va desintegrando en migas de paz.
Por todos los poros le explotan
mariposas nocturnas.
Queda hecha un charco.
Vagabundea mis venas
un viejo cuida-coches.
Descuidando el corcho de las cosas
su barba de barro blanco.
Y viene acercándose a un lugar tan lejos
que no sé cómo llamar.
Con sus uñas sucias limpias
de negocios sucios.
Silencio en las cavernas de sus arrugas.
Chorreando noctilucas
un sobretodo se desploma
y estalla en manta-rallas.
II
Cerebros
Cerebros acalambrados de candados canas café.
Hipopótamos con hipo hipócrita
Jirafas de faldas cortas.
Cerebros cerrados por reparación
peligro de derrumbe.
“Será que lo hermoso es testarudo”, piensa el Orangutango.
Cerebros con cerca eléctrica
lijados por el lujo.
Qué caras las caras
qué asado estresado
qué falso es casi todo.
Se enroscan los cuerdos con las cuerdas
se ordeñan el cerebro.
El Orangutango abraza la lluvia
empieza a amar el misterio.
III
Muchacha bailando
Es una muchacha
un carozo de sol cansado su corazón.
En su pecho la lluvia del pelo
fue gastando la roca.
Sus piernas son nietas de cordillera
su pollera un paraguas que el viento atropelló.
Es una cangura
son cachorros con mucha noche noqueándolos.
Su rodilla llorando pedregullo
su abrazo es un balazo.
Besa como el barro
quiere como un cactus
su sexo alucina de mandarinas.
Humo humano
su angustia es una ducha de cuchillos
una niebla de tigres de bengala.
Su alma es un pozo azul
sus huesos un huerto de fósforos en flor.
Arrastra una estrella encadenada al pie.
Es una muchacha bailando.
I
Una mujer diminuta
se pasea en mis arterias.
Lleva una valija vacía
con bostezos de un bosque.
Y va alejándose a un lugar tan cerca
que no sé cómo llegar.
Se van astillando sus huesos
como huevos de estrella.
Se va desintegrando en migas de paz.
Por todos los poros le explotan
mariposas nocturnas.
Queda hecha un charco.
Vagabundea mis venas
un viejo cuida-coches.
Descuidando el corcho de las cosas
su barba de barro blanco.
Y viene acercándose a un lugar tan lejos
que no sé cómo llamar.
Con sus uñas sucias limpias
de negocios sucios.
Silencio en las cavernas de sus arrugas.
Chorreando noctilucas
un sobretodo se desploma
y estalla en manta-rallas.
II
Cerebros
Cerebros acalambrados de candados canas café.
Hipopótamos con hipo hipócrita
Jirafas de faldas cortas.
Cerebros cerrados por reparación
peligro de derrumbe.
“Será que lo hermoso es testarudo”, piensa el Orangutango.
Cerebros con cerca eléctrica
lijados por el lujo.
Qué caras las caras
qué asado estresado
qué falso es casi todo.
Se enroscan los cuerdos con las cuerdas
se ordeñan el cerebro.
El Orangutango abraza la lluvia
empieza a amar el misterio.
III
Muchacha bailando
Es una muchacha
un carozo de sol cansado su corazón.
En su pecho la lluvia del pelo
fue gastando la roca.
Sus piernas son nietas de cordillera
su pollera un paraguas que el viento atropelló.
Es una cangura
son cachorros con mucha noche noqueándolos.
Su rodilla llorando pedregullo
su abrazo es un balazo.
Besa como el barro
quiere como un cactus
su sexo alucina de mandarinas.
Humo humano
su angustia es una ducha de cuchillos
una niebla de tigres de bengala.
Su alma es un pozo azul
sus huesos un huerto de fósforos en flor.
Arrastra una estrella encadenada al pie.
Es una muchacha bailando.
IV
Hombre-Alarma
Es una sonrisa de baldosas flojas
un puesto de frutas abajo de un sombrero.
Un piano a piñas
un tsunami de alcohol
los ojos atrás de una bicicleta estrellada.
El miedo hizo su hormiguero ahí
quién es tan puro hasta el dolor
yo que solo he sido, Dios mío, el Hombre-Alarma.
El infierno está 5 estrellas
es un compost cada corazón
cada hombre es el Hombre-Alarma.
Planchando su angustia
amasando quejas
tejiendo su ternura
tosiendo telarañas.
Es una cuchara arrodillándose
un llanto de anzuelos azules
un cerebro sin caricias.
Lo eterno cuelga de una canilla
quién es tan pobre hasta el amor
yo que solo he sido, Dios mío, el Hombre-Alarma.
El infierno está 5 estrellas
es un compost cada corazón
cada hombre es el Hombre-Alarma.
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