PRIMERA ENTREGA
¿Qué pasa con los adultos? (apuntes a vuela pluma)
Existen problemas socio-culturales que se presentan con un carácter tan universal que parecen fenómenos de la Naturaleza.
Un problema de este tipo, que se registra con una casi total unanimidad, lo constituye la creciente inquietud, preocupación e incluso angustia que invade a las madres y a los padres, y también a los educadores y docentes en el cada día más difícil control educativo de sus hijos y de sus alumnos.
En efecto, casi no hay madre, padre o educador que no se sienta confundido y desorientado ante la general insurrección infantil y juvenil que protagonizan no sólo los varones, sino también las muchachas, las niñas, las adolescentes y las jovencitas.
Decimos “insurrección”, pero nos preguntamos si se trata realmente de eso.
¿Estamos, realmente, ante un amotinamiento, ante una rebelión, ante una sublevación infantil y juvenil? ¿O, más bien, ante sólo lo que parece tal, cuando, en realidad, se trata más bien de una “abdicación” de los mayores que, prácticamente, han “desertado” de sus responsabilidades educativas?
¿Quiénes son los protagonistas verdaderos de esta problemática? ¿Son los niños, los adolescentes y los jóvenes, o son los adultos, sus padres, sus madres, sus educadores?
Un análisis mínimamente crítico nos inclina a decidirnos por la segunda posibilidad.
Y, para comprobarlo, basta con que intentemos responder a otra pregunta: ¿Quiénes inventan, promueven y consolidan este nuevo y preocupante “estilo de vida” infantil y juvenil? ¿Son los niños, los adolescentes y los jóvenes de ambos sexos los activos artífices de este estilo de vida o sólo constituyen sus aparentes beneficiarios y, posiblemente, sus seguras víctimas?
Evidentemente tampoco son los padres y los educadores los inventores del nuevo estilo de vida juvenil. Los verdaderos protagonistas son, como lo iremos viendo, otros adultos que lucran descaradamente con el consumo compulsivo de niños y adolescentes. Pero, lamentablemente, los padres y educadores se convierten en “cretinos útiles”, tratando de dejar de ser autoritarios y deslizándose insensiblemente a un permisivismo sin límites. Es interesante observar cómo este estilo inquietante se constituye en el producto final de un bien intencionado propósito de “democratizar la familia”, de terminar con la tiranía absoluta e ilimitada del autoritarismo patriarcal.
¿En qué ha terminado este bien intencionado propósito? Pues no en el deseable modelo de democracia familiar que quiso ser, sino, contradictoria y paradojalmente, en una nueva dictadura, en la casi caricaturesca tiranía de los niños, los adolescentes y los jóvenes sobre sus mayores, tradicionales encauzadores educacionales de sus conductas y de sus vidas.
Hoy nos parece obvio que había que terminar con el autoritarismo agresivo de la vieja familia patriarcal. Sin embargo, nada justifica que, en un típico proceso de dinámica de péndulo, hayamos caído en la ultra democracia del permisivismo irrestricto.
Lo cierto es que los padres y las madres, cómplices conscientes o inconscientes de este permisivismo sin límites, se despiertan alarmados a su realidad cuando confrontan los desastrosos resultados destructivos y autodestructivos del mismo que atentan contra la realización personal, contra la salud e, incluso, contra la vida de sus hijas y de sus hijos.
La democracia familiar, la democracia “que empieza por casa”, resulta, sin lugar a dudas, un modelo a proponernos. Pero se ha entendido mal la democracia y ésta ha resultado, finalmente, trampeada.
La democracia no es y no debe ser la “igualdad de derechos” en todas y en cualquier circunstancia, SINO LA IGUALDAD DE DERECHOS EN IGUALDAD DE RESPONSABILIDADES. La libertad de cada miembro de la familia debiera ir creciendo proporcionalmente al crecimiento de sus responsabilidades para con el grupo familiar que integran. Es evidente que el crecimiento desmesurado de las libertades sin que se asuman las responsabilidades correspondientes y correlativas se transforma, necesariamente, en “licencia” y en “libertinaje”.
2 comentarios:
Muy buena entrega Hablamos de una situación actual donde nos dieron libertad pero no aprendimos a usarla , es que aún falta el aporte familiar el aporte cultural, que han llevado a nuestra sociedad a un caos, donde el uruguayo olvido que los derechos de uno terminan donde comienzan los derechos de los demás, se han olvidado muchas cosas hay dudas de cual fue el desencadenante solo sabemos que hemos convertido nuestra tan apreciada , y buscada democracia en un verdadero libertinaje.
Causa uno la familia se desorganizo por motivos de tener que trabajar los dos miembros los hijos quedan a merced de empleadas abuelas, escuelas donde el niño no crece con el apego familiar sino en ambientes fríos donde solo la obligación de los que los cuidan forja su día a día.
Causa dos las leyes pretejen al niño de la paliza “bien dicha” “el rezongo”(bien dado, ej yo en lo personal recibí algunas y hoy agradezco que lo hallan hecho)a mi madre y mi padre, porque aprendí a respetar )
Causa tres la sociedad, no es preparada desde la educación en el día a día para vivir en democracia, hay escasez en la parte docente, para enseñar no podemos pretender cuando la educación carece de buenos docentes tener buenos ciudadanos, por algo muchos prefieren los profesores viejos en experiencia ya que sus aportes eren fundamentales para la educación , la docencia ahora tiene muchas carencias.
Bueno es una opinión de una ciudadana del Uruguay que piensa y tiene inquietudes con respecto a la situación que forjó el Uruguay en que vivimos son solo mis hipótesis de mis observaciones a nuestra sociedad
GRACIELA, sumamente interesante y valiosísimos sus aportes, suman y mucho para una profunda reflexión muy necesaria para construir este presente tan...light?
Un abrazo, y gracias por escribir.
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