fueron solo siete días
de precisa intermitencia en la piel de un segundo
hubo el tiempo primero de no querer tocarnos
el miedo con los labios
brevísimo entreacto de azules madreselvas
para un tiempo segundo en que pobres en amor
nos tuvimos en la carne
en la sola blancura de un amor indigente
sin belleza y sin horror sin verdad y sin muerte
transeúnte sin dolor por sábanas gratuitas
vino el tiempo tercero del amor y la furia
tan rico en desconciertos tan corto en sinfonías
la mano en el vacío tanteando la belleza de una carne sin filo
como si no fuera cadencia de muerte nuestro abrazo
como si nos bastasen diez segundos de brillo
hubo el cuarto y el único
que acabó en un te quiero
en un rasgar de cartas en un protocolar entierro
de noches que besamos y quemamos muriéndonos
dorada inmensidad consumida en cuatro tiempos
entre el himno al amor y el sintagma del sexo
te doy mi piel escrita
en críptica memoria de esos días robados al deseo
para que vos la muerdas la rasgues o la incendies
pero por favor nunca la leas en lo solo
o quedarán nuestras almas pegadas a ese instante
desnudas en la memoria mortal de nuestros cuerpos
de precisa intermitencia en la piel de un segundo
hubo el tiempo primero de no querer tocarnos
el miedo con los labios
brevísimo entreacto de azules madreselvas
para un tiempo segundo en que pobres en amor
nos tuvimos en la carne
en la sola blancura de un amor indigente
sin belleza y sin horror sin verdad y sin muerte
transeúnte sin dolor por sábanas gratuitas
vino el tiempo tercero del amor y la furia
tan rico en desconciertos tan corto en sinfonías
la mano en el vacío tanteando la belleza de una carne sin filo
como si no fuera cadencia de muerte nuestro abrazo
como si nos bastasen diez segundos de brillo
hubo el cuarto y el único
que acabó en un te quiero
en un rasgar de cartas en un protocolar entierro
de noches que besamos y quemamos muriéndonos
dorada inmensidad consumida en cuatro tiempos
entre el himno al amor y el sintagma del sexo
te doy mi piel escrita
en críptica memoria de esos días robados al deseo
para que vos la muerdas la rasgues o la incendies
pero por favor nunca la leas en lo solo
o quedarán nuestras almas pegadas a ese instante
desnudas en la memoria mortal de nuestros cuerpos
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