El hombrecito de galera celeste y blanca a rayas se metió por la claraboya sin vidrios y despertó a Shirley con una carcajada.
-Vos no podés ser el Franco de las fotos -se sentó la muchacha tapándose hasta el pescuezo con una sábana llena de lamparones púrpuras.
-Cómo no. Un cliente del más allá. ¿Y sabés quién me manda? Jesús de Punta del Este. Yo soy Judas, chérie.
-Pero vos estás muerto.
-Y vos estás soñando. Preciso que me cagues a latigazos. Anoche le dejaste los riñones hechos carne picada a un marica lorquiano.
-Ese loco no era gay.
-¿Todavía no aprendiste que los verdaderos maricas lorquianos son los hombres y las mujeres que no saben quiénes son y le mienten al cielo? ¡También ése! ¡También! Y se despeñan / sobre tu barba luminosa y casta, / rubios del norte, negros de la arena, / muchedumbres de gritos y ademanes, / como gatos y como las serpientes, / los maricas, Walt Whitman, los maricas / turbios de lágrimas, carne para fusta, / bota o mordisco de los domadores.
-Hoy dimos ese poema en el Laboratorio y me encantó.
-Ese me encantó dejáselo a MacDonald -se arrancó los harapos murgueros el enano que tenía un falo-tripa largo como un tercer brazo. -¿Y qué más dieron en el taller, pitufa?
-A Fray Luis de León. La Exposición del Libro de Job.
-Vestida es mi carne de gusanos, y con terrones de polvo mi cuero se secó, y hizo aborrecible. Ponete mi galera y empezá a volverme un Notser. Dale, puta de mierda.
-El Notser es el Nazareno -agarró el látigo la muchacha y cuando vio la espalda enlentejuelada de gusanos del hombrecito ya tirado en la cama empezó a vomitar.
-¿Por qué me hacés esto, Franco?
-Lo hago por mí, también. Nada más fuerte que el Christiano, porque vence al diablo, y nada más débil, porque es vencido de la carne. Y ahora estamos en tu sueño y además estamos en un cuento del blog del Laboratorio. ¿Cuántos de los que nos leen saben quiénes son y no le mienten al cielo? Pegá. Pegá, carajo.
Y después que los trallazos amasaron una especie de puré de gusanos el gnomo empezó a aullar con el bigotito fosforecente:
-Y dice: Fui sobre mí por carga. Porque el oficio de Jesús Nazareno es tomar sobre sí las cargas de todos.
-Yo tampoco entiendo bien qué mierda quiero, Franco. Porque no puedo ser una artista y un chango al mismo tiempo. Me vendo igual que casi todos los políticos.
-Entonces curate, puta. ¡Maricas de todos el mundo, asesinos de palomas! Madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño / del Amor que reparte coronas de alegría.
Ese mediodía Shirley se despertó como catapultada y se aplastó enseguida las crenchas para comprobar que no tenía puesta una galera pero al entrar al baño arrastrando los pies lo primero que vio fue un gusanito.
-Vos no podés ser el Franco de las fotos -se sentó la muchacha tapándose hasta el pescuezo con una sábana llena de lamparones púrpuras.
-Cómo no. Un cliente del más allá. ¿Y sabés quién me manda? Jesús de Punta del Este. Yo soy Judas, chérie.
-Pero vos estás muerto.
-Y vos estás soñando. Preciso que me cagues a latigazos. Anoche le dejaste los riñones hechos carne picada a un marica lorquiano.
-Ese loco no era gay.
-¿Todavía no aprendiste que los verdaderos maricas lorquianos son los hombres y las mujeres que no saben quiénes son y le mienten al cielo? ¡También ése! ¡También! Y se despeñan / sobre tu barba luminosa y casta, / rubios del norte, negros de la arena, / muchedumbres de gritos y ademanes, / como gatos y como las serpientes, / los maricas, Walt Whitman, los maricas / turbios de lágrimas, carne para fusta, / bota o mordisco de los domadores.
-Hoy dimos ese poema en el Laboratorio y me encantó.
-Ese me encantó dejáselo a MacDonald -se arrancó los harapos murgueros el enano que tenía un falo-tripa largo como un tercer brazo. -¿Y qué más dieron en el taller, pitufa?
-A Fray Luis de León. La Exposición del Libro de Job.
-Vestida es mi carne de gusanos, y con terrones de polvo mi cuero se secó, y hizo aborrecible. Ponete mi galera y empezá a volverme un Notser. Dale, puta de mierda.
-El Notser es el Nazareno -agarró el látigo la muchacha y cuando vio la espalda enlentejuelada de gusanos del hombrecito ya tirado en la cama empezó a vomitar.
-¿Por qué me hacés esto, Franco?
-Lo hago por mí, también. Nada más fuerte que el Christiano, porque vence al diablo, y nada más débil, porque es vencido de la carne. Y ahora estamos en tu sueño y además estamos en un cuento del blog del Laboratorio. ¿Cuántos de los que nos leen saben quiénes son y no le mienten al cielo? Pegá. Pegá, carajo.
Y después que los trallazos amasaron una especie de puré de gusanos el gnomo empezó a aullar con el bigotito fosforecente:
-Y dice: Fui sobre mí por carga. Porque el oficio de Jesús Nazareno es tomar sobre sí las cargas de todos.
-Yo tampoco entiendo bien qué mierda quiero, Franco. Porque no puedo ser una artista y un chango al mismo tiempo. Me vendo igual que casi todos los políticos.
-Entonces curate, puta. ¡Maricas de todos el mundo, asesinos de palomas! Madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño / del Amor que reparte coronas de alegría.
Ese mediodía Shirley se despertó como catapultada y se aplastó enseguida las crenchas para comprobar que no tenía puesta una galera pero al entrar al baño arrastrando los pies lo primero que vio fue un gusanito.
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