(segundo tramo de la entrevista realizada por Diego Presa para la revista Fundación en 1995. Para leer la primera parte CLICK AQUÍ)
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¿Qué es lo que vos pensás del mundo, de la realidad?
Bueno, a mí no me gusta la realidad como es, pero como yo solo no puedo modificarla lo que hago es intentar soportarla y trascenderla.
¿Se puede trascender la realidad?
Sí, lo que no se puede es ignorarla. No se puede ignorarla porque es demasiado fuerte. Es lo que hay. Uno puede refugiarse cuando puede en sus sueños, en su mundo personal, o en el mundo colectivo de los sueños de sus amigos: a veces la soledad no es buena consejera. O, por supuesto, uno puede refugiarse en su pareja (yo estoy casado, y muy felizmente, por cierto). Pero a veces la realidad golpea la puerta.
Y aparece el hombre de la máscara de hierro…
Exactamente, cuando yo era muchacho este país se estaba desangrando, yo pertenezco a una generación que se enfrentó a una realidad muy dura. En esa época te llevaban en cana por pensar. Por querer ser una cosa que querías ser, por tratar de tener un camino personal (ya sea filólogo clásico, músico o alquimista). Era imposible, fueron años muy duros, y eso se llamaba realidad. Yo lo padecí muchísimo, y eso me echó años encima y mucho desencanto.
Pero yo creo que hay formas de trascender esta realidad.
Tal vez en el intento de llegar a otra realidad ideal quedamos a medio camino en algo que se llama creación artística. Lo cual en definitiva no nos hace trascender la realidad, pero nos hace quedar en esa especie de limbo que hasta que nos toquen el timbre o suene el teléfono podemos mantener. No se trata de evadirse, sino de superar la imbecilidad cotidiana.
¿Vos creés en Dios?
Sí, creo, soy cristiano y católico.
¿Por qué componés?
Porque lo necesito. La necesidad de la creación artística es un misterio. Puede haber diferentes teorías: para salvarse de la locura, para cargarse a una mujer, para vender, etc. Pero si no tiene la calidad necesaria no va a lograr otra cosa que acompañarte a ti mismo y no lo podés compartir con los demás, haciéndoles algún tipo de beneficio que se llama obra de arte: porque existe una cosa que se llama belleza y que viene a ser lo más importante para mí en el mundo. La belleza es lo contrario de la vulgaridad y también lo contrario del mal. La belleza no va muy de la mano con la sabiduría. La técnica es sólo un pretexto de la belleza.
¿Qué opinás de la vieja vinculación del arte con la izquierda?
Bueno, creo que no hubo más remedio. La oquedad de la derecha sólo ha dado disciplina. Pero esto interesa poco, porque yo he hablado con grandes creadores y votan a partidos insospechados para mí. Que llamaría inclusive fascistas. Y también lo otro: conozco tipos que dan la vida por el prójimo, radicales, libertarios, izquierdísimos, y como creadores son un esquema con patas. Una cosa es lo que la gente vota en las elecciones, otra cosa es su vida personal, otra cosa es el arte. En definitiva, lo único esencial es su actitud frente a la vida.
Como que lo único que importa es dar amor, ¿no?
Sí. Cuando yo digo belleza digo amor y digo eternidad. O la aceptación de la infinitud que implica eternidad.
Bueno, a mí no me gusta la realidad como es, pero como yo solo no puedo modificarla lo que hago es intentar soportarla y trascenderla.
¿Se puede trascender la realidad?
Sí, lo que no se puede es ignorarla. No se puede ignorarla porque es demasiado fuerte. Es lo que hay. Uno puede refugiarse cuando puede en sus sueños, en su mundo personal, o en el mundo colectivo de los sueños de sus amigos: a veces la soledad no es buena consejera. O, por supuesto, uno puede refugiarse en su pareja (yo estoy casado, y muy felizmente, por cierto). Pero a veces la realidad golpea la puerta.
Y aparece el hombre de la máscara de hierro…
Exactamente, cuando yo era muchacho este país se estaba desangrando, yo pertenezco a una generación que se enfrentó a una realidad muy dura. En esa época te llevaban en cana por pensar. Por querer ser una cosa que querías ser, por tratar de tener un camino personal (ya sea filólogo clásico, músico o alquimista). Era imposible, fueron años muy duros, y eso se llamaba realidad. Yo lo padecí muchísimo, y eso me echó años encima y mucho desencanto.
Pero yo creo que hay formas de trascender esta realidad.
Tal vez en el intento de llegar a otra realidad ideal quedamos a medio camino en algo que se llama creación artística. Lo cual en definitiva no nos hace trascender la realidad, pero nos hace quedar en esa especie de limbo que hasta que nos toquen el timbre o suene el teléfono podemos mantener. No se trata de evadirse, sino de superar la imbecilidad cotidiana.
¿Vos creés en Dios?
Sí, creo, soy cristiano y católico.
¿Por qué componés?
Porque lo necesito. La necesidad de la creación artística es un misterio. Puede haber diferentes teorías: para salvarse de la locura, para cargarse a una mujer, para vender, etc. Pero si no tiene la calidad necesaria no va a lograr otra cosa que acompañarte a ti mismo y no lo podés compartir con los demás, haciéndoles algún tipo de beneficio que se llama obra de arte: porque existe una cosa que se llama belleza y que viene a ser lo más importante para mí en el mundo. La belleza es lo contrario de la vulgaridad y también lo contrario del mal. La belleza no va muy de la mano con la sabiduría. La técnica es sólo un pretexto de la belleza.
¿Qué opinás de la vieja vinculación del arte con la izquierda?
Bueno, creo que no hubo más remedio. La oquedad de la derecha sólo ha dado disciplina. Pero esto interesa poco, porque yo he hablado con grandes creadores y votan a partidos insospechados para mí. Que llamaría inclusive fascistas. Y también lo otro: conozco tipos que dan la vida por el prójimo, radicales, libertarios, izquierdísimos, y como creadores son un esquema con patas. Una cosa es lo que la gente vota en las elecciones, otra cosa es su vida personal, otra cosa es el arte. En definitiva, lo único esencial es su actitud frente a la vida.
Como que lo único que importa es dar amor, ¿no?
Sí. Cuando yo digo belleza digo amor y digo eternidad. O la aceptación de la infinitud que implica eternidad.
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