48 / Nahala ha hablado.
Su madre, su padre y el señor de las cucharas la ayudan a explicar lo que sucederá.
Las expresiones de angustia de la gente los conmueven.
No pueden persuadirlos de que escaparán ilesos y las mujeres tiemblan por sus seres queridos.
La joven está a punto de perder la paciencia.
Parada en el centro del tocón, casi grita:
-¡Nos mantendremos alerta! ¡Yo recibiré al Heraldo de la Bruma y daré la alarma tocando la campana! ¡Confíen en nosotros!
Laal la secunda:
-Mañana, cuando brille el Padre Sol, las cosas no parecerán tan terribles y recuperarán la fe.
Larne continúa:
-Nos reuniremos noche a noche después de las labores para practicar meditación y eso nos hará fuertes en esa hora. Lograremos no darle paso al miedo que paraliza y no permite actuar ni pensar con claridad.
-Comencemos con el festival de la Madre Luna; pidámosle protección -sugiere Salma.
-Vayamos al trabajo con el espíritu elevado, orando a los dioses bienhechores para... Una muchacha la interrumpe:
-¡Nahala! ¡No es fácil ir a trabajar orando! ¡Nosotros estamos llenos de duda y de miedo!
Tabeth se levanta y pregunta llorando:
-¿Qué pasará con los que estemos en el campo cuando vengan los hombres altos? ¿Quién nos avisará? ¿Cómo podremos, Kem y yo, salvar a nuestros muchos hijos?
Salma eleva su mano derecha:
-¡Cálmense! Las cosas se ordenarán para que ese día ninguno esté arando o apacentando la majada. ¡Mortry nos aseguró que no sufriríamos daño!
Nahala continúa:
-Cuando sea el momento nos evadiremos rápidamente; me pregunto por qué sigo viendo desconfianza en sus rostros.
Okila, la madre de Laal, se pone de pie:
-¡Tontos! ¿Por qué vacilan? ¿Olvidaron cómo Salma y Nahala curan nuestras enfermedades? ¿Por qué habrían de mentirnos ahora? ¡Todo será como ellas afirman!
Pero la fiesta no es ni la sombra de lo que suele ser.
49 / Antes de acostarse, Nahala prueba a comunicarse con Vlassa.
La muchacha despierta agitada y sudorosa.
Nunca antes había recibido en el centro de su mente palabras de su amiga con tanta claridad.
Sacude a Druss con brío:
-¡Despiértate!
-¿Ya viene nuestro niño, Vlassa?
-No todavía. Perdona el sobresalto, Druss; pero en cuanto nazca tendremos que regresar a la aldea.
-¿Qué pasa? ¡Nunca te importó volver con tal de permanecer con tu adorado juglar! -se hinca y lleva las manos al pecho con una sonrisa cautivadora.
La luna se asoma por el ventanuco de la choza de los pescadores e ilumina su ademán:
-¡Sin bromas, trovador! En cuanto tenga a mi bebé, iremos allá.
-¡Está bien, mujer! Después que te deje en casa, aprovecharé para fugarme y seguir recorriendo el mundo.
Sus diálogos son jocosos, rebosan cariño y, juntos, son en extremo felices.
Vlassa responde riendo:
-No te atreverías a abandonar el tesoro que he de regalarte. Es tan hermoso como el Padre Sol naciente.
-Si tú lo dices, amadísima...
Druss, melancólico, comprende que sus días de vagabundo terminaron y que echará raíces donde sea que ella esté.
-¿Puedo preguntarte por qué lo decidiste?
-Escuché con certeza el llamado de Nahala.
-¿Será que anda por este lado de la tierra? ¡Abrámosle la puerta para que entre a saludarnos! ¡Convidémosla con los deliciosos frutos del océano! ¡Nunca los ha probado! -prosigue en son de jarana.
Vlassa se pone seria:
-Druss... es que... no está aquí... sino en casa...
-¿Ah, sí? ¿Cómo puede hablarte desde tan lejos? -se enoja. -¿Estás jugando conmigo?
-No juego contigo, amor; esto es muy importante. Sé que me necesita. Lo oigo acá -se toca la frente.
-Duérmete, ¿quieres? -suspira, dudando de su compañera.
Pero los mellizos tienen alguna querella dentro de Vlassa que los hace moverse, empujarse, acomodarse...
Y el sueño no viene a sus ojos.
Druss le toma la mano y ella lleva la de él a su vientre. Sonríen dichosos al sentir tanta vida agitándose, latiendo en el adentro, sin sospechar que serán dos los tesoros que han de regalarse.
Se adormecen arrullados por la interminable canción de cuna del mar.
miércoles
25/ El Caldero de la Bruja [Anna Rhogio] - La novela WEB de mágia y hechicería para niños
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