sábado

IDEA VILARIÑO - LAS LETRAS DE TANGO (43)

 TEMAS Y MOTIVOS

 

Usamos estos términos discutibles -temas, motivos- en el sentido más corriente y aceptado: tema no en el sentido de fábula, sino en el de una unidad de interés -un personaje, un acontecimiento, una conducta, etc.- que puede enfocarse o plantearse de maneras muy diversas; el motivo es una situación, un hecho o eslabonamientos de hechos que se reitera con variantes que no alteran su estructura fundamental (o los datos fundamentales) en un autor, una literatura o en escala universal. No siempre es clara la delimitación. En algún caso puede haber diferencias según se encare determinado asunto dentro de la literatura tanguística o de la literatura general. Sucede también que en las letras de tango temas y motivos o motivos entre sí se acoplan o son independientes.

 

Entre ellos los hay que tienen vigencia universal, sea en el ámbito de la literatura llamada culta, sea en el de la leyenda o de las canciones populares. Casi todos los relacionados con el amor -con otro tono, vocabulario, ambiente- andan en la literatura del mundo; el desdeñado que sufre, el traicionado que se venga, no nacen a las letras con el tango; tampoco la mujer fatal, el amor filial o la nostalgia por los lugares donde se fue feliz una vez.

 

En cambio, hay motivos y temas que sí, son creaciones: el bandoneón, la calle Corrientes, Buenos Aires, el tango mismo, y también la mujer que triunfa en la vida nocturna y es enfrentada a su final desastroso, la flor del barrio que se pierde. Alguno de ellos puede parecer, a partir de la sola enunciación, identificables con otros de larga fama, pero cuanto más se acerca uno a la materia más se alejan de todos los parentescos, tal vez porque corresponden a un mundo cerrado y singular.

 

Un tema como el de la madre puede suponerse bastante común y universal como para no permitir mayor originalidad. Lo singular en este caso está en la proporción de letras dedicadas a ese tema, proporción que no se halla en otros cancioneros populares más candorosos y, digamos, más sanos -por lo menos, no nacidos en turbios arrabales, en prostíbulos y lugares de mala muerte. A ello habría que agregar algunos de sus rasgos; ya no la idealización, pero el fervor, el amor sin rebozo, la entrega infantil a su amparo, el llamado, el pedido de perdón dichos con tal pasión, puestos en bocas de hombres mayores, que vuelven a menudo de un mundo adulto, depravado, criminal.

 

Veamos los dos motivos que alimentan este tema: el hijo arrepentido que vuelve no es ninguna novedad; lo es, en cambio, lo que acabamos de señalar: el lugar de dónde vuelve y cómo vuelve, y otro elemento constante: la oposición madre-amante francamente expuesta en términos de trivialidad. El otro motivo -la hija ingrata que abandona a su madre- tampoco es novedoso; tal vez lo sea, en cambio, cómo, también francamente, se presenta a esa hija prostituida. De todos modos, hayan sido tratados o no, antes o después, en cualesquiera términos, no sería digno de mención el hecho de que casualmente se los ocupe; lo excepcional es que se hayan convertido en motivos, que a través de décadas hayan sido fórmulas casi fijas, permanentes, siempre en favor de su público.

 

Por otra parte, es claro que, salvo excepciones, cuando el tango se ocupó de temas y motivos universales, los estaba inventando. Pocos le fueron trasmitidos y, a pesar de muchas coincidencias ilustres, se puede afirmar que las influencias más evidentes se manifestaron en una etapa tardía, cuando todo el trabajo creador estaba hecho.

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