jueves

ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (116) - M. BAJTIN

 EL PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA: LA NOVELA DE EDUCACIÓN (3)

 

Al lado de este tipo preponderante, masivo, aparece otro, incomparablemente más raro, que ofrece una imagen del hombre en proceso de desarrollo. En oposición a la unidad estática, en este tipo de novela se propone una unidad dinámica de la imagen del protagonista. El héroe mismo y su carácter llegan a ser una variable dentro de la fórmula de la novela. La transformación del propio héroe adquiere una importancia para el argumento, y en esta relación se reevalúa y se reconstruye todo el argumento de la novela. El tiempo penetra en el interior del hombre, forma parte de su imagen cambiando considerablemente la importancia de todos los momentos de su vida y su destino. Este tipo de novela puede ser denominado, en un sentido muy general, novela de desarrollo del hombre.

 

La transformación del hombre, sin embargo, puede presentarse de una manera muy variada. Todo depende del dominio de la temporalidad real de la historia.

 

En la temporalidad de la aventura, el desarrollo humano es, desde luego, imposible (aun volveremos a este punto). Pero es totalmente concebible dentro del tiempo cíclico. Por ej., en el tiempo del idilio puede representarse el camino del hombre desde la infancia y madurez hacia la vejez mostrando todos aquellos cambios internos esenciales en el carácter y los puntos de vista que se realizan con la sucesión de las edades. Este tipo de desarrollo (transformación) del hombre tiene un carácter cíclico, al repetirse en todas las vidas. Nunca hubo un tipo puro de novela que hubiese representado un tiempo cíclico (tiempo de edades) únicamente, pero sus elementos se encuentran dispersos en las obras de los escritores idílicos del siglo XVIII, así como en las de los representantes del regionalismo y del Helmatkunst del siglo XIX. Además, en la rama humorística de la novela de educación (en el sentido estricto del término), representada por Hippel y Jean Paul (en parte por Sterne), el elemento cíclico e idílico tiene una enorme importancia. En mayor o menor grado, también está presente en otras novelas de desarrollo (es muy fuerte en Tolstoi, quien se vincula en ese sentido con las tradiciones del siglo XVIII).

 

Otro tipo de transformación cíclica que conserva su relación (aunque no muy estrecha) con las edades, es representado por un cierto camino de desarrollo humano desde un idealismo juvenil e iluso hacia la madurez sobria y práctica. Este camino puede complicarse en el final por diferentes grados de escepticismo y resignación. A este tipo de novela lo caracteriza la representación de la vida y del mundo como experiencia y escuela que debe pasar todo hombre sacando de ella una misma lección de sensatez y resignación. Esta novela, en su tipo más puro, se ejemplifica por la clásica novela de educación de la segunda mitad del siglo XVIII, ante todo por Wieland y Wetzel. El verde Heinrich de Keller pertenece en gran medida al mismo tipo de novela. Los mismos elementos aparecen también en Hippe, Jean Paul y, desde luego, en Goethe.

 

El tercer tipo de novela es el biográfico (y autobiográfico). En él ya está ausente el elemento cíclico. La transformación transcurre dentro del tiempo biográfico, salvando etapas irrepetibles e individuales. Puede ser tipificado, pero la tipicidad de este tiempo ya no es cíclica. El desarrollo viene a ser resultado de todo un conjunto de vida fluctuantes y de acontecimientos varios, de las acciones y del trabajo. Se está creando el destino humano, y a la vez se está forjando el hombre mismo y su carácter. La generación de una vida y de un destino se funde con el desarrollo del hombre. Así son Tom Jones de Fielding, David Copperfield de Dickens.

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