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MARTIN SCORSESE “QUERÍA DEMOSTRAR LA DESTRUCCIÓN QUE PROVOCA LA CODICIA”

  


por Marta Torres

 

Para Martin Scorsese (Nueva York, 1942), Wall Street no es más que una versión sofisticada de la mafia que retrató en clásicos como Uno de los nuestros. En esta entrevista, el legendario cineasta, autor de obras como Gangs of New York o Toro Salvaje, nos explica las claves de su última película, El Lobo de Wall Street.


¿Qué es lo que motivó a Martin Scorsese a llevar al cine una biografía que abunda en las cloacas de Wall Street? «Quería sumergirme en la codicia, convertirme en parte de ella y mostrar la destrucción que provoca. Quizá haya quien piense que estoy celebrando ese comportamiento, pero para mí es evidente que lo condeno», nos explica el director neoyorquino de origen italiano.

 

Scorsese insiste, no obstante, en que su idea era mostrar los hechos y no caer en opiniones o juicios de valor. «Lo que me interesó fue el nivel de obsesión. Y cómo estas personas seguían empujando hasta el borde del abismo. ¿Cuánto dinero podían conseguir? ¿Un millón de dólares? Después querían veinte millones de dólares y después, treinta. Cuando no hay freno, te dejas llevar y eso creo que es algo interesante. Me pregunto si hay algo oscuro que está dentro de todos nosotros».


El auténtico Jordan Belfort, a quien en El Lobo de Wall Street da vida Leonardo Di Caprio, es capaz de convencer a cualquiera de que la riqueza a mansalva era buena para él y su familia. ¿Qué mejor manera de cuidar de sus seres queridos? Según ‘El Lobo’, lo que diferencia a las personas pobres de las ricas es «la capacidad para decidirse a actuar sin tener miedo». Quizá no resulte tan extraña esta consideración si tenemos en cuenta que pasó sólo 22 meses en prisión por fraude y lavado de dinero tras defraudar a 1.500 personas gracias a su colaboración con el FBI a finales de los años noventa. Además, esos 22 meses en la cárcel fueron provechosos: allí conoció a Tommy Chong, un actor canadiense que le animó a escribir sus memorias. Ahora, ‘El Lobo’ lleva piel cordero y se gana la vida dando discursos y conferencias. Motivando a la gente. Para que aprenda, parece, de su ejemplo.


Esa nueva mafia

Scorsese nos cuenta la historia de Jordan Belfort con la ayuda de Terrence Winter, guionista de series míticas de la HBO como Los Soprano Boardwalk Empire, ambas sobre la mafia en Estados Unidos. El legendario cineasta nos confirma que no se trata de una coincidencia. «En Wall Street cambian los decorados y, aparentemente, la moralidad es más sofisticada, pero en el fondo hablamos de la misma cosa. Socialmente, no es aceptable ser un gánster. Por el contrario, es correcto hacer dinero gracias al sistema, sean cuales sean los medios. En la película he intentado dar cuenta del extraordinario desbocamiento que se ha producido. Cuanto más nos hundimos en este sistema, más aumenta el peligro en torno a nosotros», señala el cineasta que se define como «un pesimista…que tiene esperanza». Por su parte, el propio Belfort se declaraba arrepentido en una entrevista en la CNN y advertía de los riesgos de ‘glamourizar’ su pasado.

 

Scorsese es un tipo envolvente y magnético, un viejo rockero con mucha carretera a sus espaldas. «Cuando era un crío, observaba a la gente en mi barrio italiano: existían notables contrastes. Por un lado, estaban quienes tenían un aura de responsabilidad y, por otro, quienes no lo tenían. Yo sabía que entre los excluidos había gente correcta, pero les trataban como a indeseables. Al final todo era cuestión de imagen».

 

A día de hoy, Belfort es un tipo socialmente rehabilitado y aunque el imaginario colectivo le meta en el mismo saco que a otros grandes villanos de la historia de Wall Street, como Bernard Madoff o Dick Fuld (el último CEO de Lehman Brothers), lo cierto es que se gana muy bien la vida con los derechos de autor de su autobiografía –ahora llevada al cine- y con sus charlas motivacionales en las que le explica a la gente cómo lograr el éxito profesional.

 

¿Qué imagen quería proyectar de él Scorsese? «Le quería tratar de la manera más franca posible. No quería hacer comentarios sobre cómo es el personaje. Pero sí llevar a la audiencia a esa forma de pensar. A ese comportamiento. A esa mentalidad. Y analizar dónde nos conduce. Uno de los grandes desafíos con el personaje ha sido conseguir ser lo más fiel posible a la persona. Esto significa que puede que exista gente a la que no le haya gustado. Pero así ha sido la historia. ¿Puede estar la gente en compañía de alguien así y que no les guste? Quizá. El encanto es el peligro. Es la confianza. Toman tu confianza y te traicionan». Durante las tres horas de película el espectador no sólo queda al corriente de los fraudes que Belfort y los suyos perpetraban en los circuitos financieros; también recibe una extensa documentación sobre la adicción a las drogas, al sexo y a los excesos de ‘El Lobo’ y sus amigos de Wall Street.

 

Antes de la crisis

Lo cierto es que en Hollywood existe desde hace décadas lo que podríamos denominar el «género Wall Street». Desde los años ochenta han venido surgiendo películas y documentales que nos ilustran sobre las andanzas de los señores del dinero. TradingPlaces (1983), Wall Street (1987), La hoguera de las vanidades (1990), American Psyco (2000), Boiler Room (2000), Inside Job (2010), Wall Street 2: Money Never Sleeps (2010), Margin Call(2011), Cosmopolis (2012) o Arbitrage (2012) son algunos de los títulos que este género ha cosechado.

 

Aunque es inevitable establecer una relación entre la crisis financiera internacional y El Lobo de Wall Street, Scorsese nos asegura que la idea de hacer la película surgió mucho antes de que la caída de Lehman Brothers provocara el pánico en los mercados y prendiese la mecha de la crisis financiera internacional. «Compramos los derechos antes de la crisis pero se complicó porque el estudio empezó a decir que no podía haber tanto sexo, tantas drogas, tantos tacos. Yo les dije que no podía hacer lo que nos podían. Después llegó la crisis y todo se paró. Y ahora, cuando por fin la hemos hecho, ha salido algo más conectado, después de lo que ha pasado en Grecia, en España, y aquí, en Estados Unidos».

 

¿Y la próxima burbuja? 

Después de hablar con Scorsese sobre su última película, esta cronista ha recorrido Wall Street y,tras charlar con un buen número de traders, la conclusión es que esta meca de las finanzas vuelve a tener el mismo aspecto de siempre. Quedan ya muy lejos los días de pánico. Los días de arrepentimiento. Los días en los que desde Washington se miraba a Nueva York con ojos de recriminación y viceversa. Se echa de menos, eso sí, la época de los grandes bonus. Hay quien, incluso, recuerda las listas de espera en el mes febrero, cuando se reparten estos incentivos, a la hora de pedir cita en los concesionarios de automóviles de lujo.

 

Pero tras esta aparente calma, ¿existe el riesgo de que se esté iniciando otra burbuja? «Yo diría que una de las cosas que más me ha sorprendido como hombre de negocios es el valor económico que se ha asociado a los social media. Ha habido transacciones recientes con grandes números», indica Jonathan Spector, presidente y consejero delegado del ConferenceBoard, en alusión a la compra de WhatsApp por parte de Facebook. «La buena noticia es que, a diferencia con el mercado inmobiliario, una burbuja en el sector de los social media no tendrá las consecuencias sociales que hemos visto. Habrá gente que con la siguiente burbuja pierda. Pero no creo que ponga comunidades en peligro».


(ethic / 26-5- 2014)

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