jueves

ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (96) - M. BAJTIN

 DEL LIBRO PROBLEMAS DE LA OBRA DE DOSTOIESVKI (3)

 

DEL CAPÍTULO “EL DIÁLOGO EN DOSTOIEVSKI” (1)

 

Concluyamos con esto nuestro análisis de los tipos de diálogo, a pesar de que estamos lejos de haberlos agotado. Es más, cada tipo tiene numerosas variaciones que no hemos tocado en absoluto. Pero el principio de estructuración siempre es el mismo. Siempre está presente la intersección, consonancia o interrupción de las réplicas del diálogo interno de los héroes. En todas partes existe un determinado conjunto de ideas, pensamientos y palabras que se conduce a través de varias voces separadas sonando en cada una de ellas de una manera diferente. El objeto de la intención del autor no es en absoluto este conjunto de ideas en sí mismo, como algo neutro e idéntico a sí mismo. No; el objeto de su intención es precisamente la variación del tema en muchas y diversas voces, un polivocalismo y heterovocalismo fundamental e insustituible del tema. A Dostoievski le importa la misma disposición de las voces y su interacción.

 

Las ideas en sentido estricto, es decir, los puntos de vista del protagonista como ideólogo, se introducen en el diálogo con base en un mismo principio. Las opiniones ideológicas, como lo hemos visto, están también dialogizadas internamente, y en un diálogo externo se combinan siempre con las réplicas internas del otro, incluso allí donde adoptan una forma terminada, extremadamente monológica de la expresión. Es así el famoso diálogo de Iván con Aliosha en la cantina y la intercalada en la “leyenda del gran inquisidor”. Un análisis más minucioso de este diálogo y de la leyenda misma demostraría la profunda participación de todos los elementos de la visión del mundo de Iván en su diálogo interno que lleva consigo mismo y en su internamente polémica relación mutua con otros. La leyenda, con toda su armonía externa, está llena, sin embargo, de interrupciones; y la misma estructura del diálogo del gran inquisidor con Cristo y al mismo tiempo consigo mismo y, finalmente, el mismo carácter inesperado y ambiguo de su desenlace -todo esto habla de la interna desintegración dialógica de su núcleo ideológico. Un análisis temático de la leyenda demuestra la existencia esencial de una forma dialógica.

 

En Dostoievski, la idea jamás se separa de la voz. Por eso es radicalmente errónea la afirmación de que los diálogos de Dostoievski tienen carácter dialéctico. En tal caso, nos veríamos obligados a reconocer que la idea auténtica de Dostoievski representa una síntesis dialéctica de, por ejemplo, las tesis de Raskolnikov y las antítesis de Sonia (en Crimen y castigo), de las tesis de Aliosha y de las antítesis de Iván (en Los hermanos Karamazov), etc. Una semejante comprensión es profundamente absurda. Es que Iván no discute con Aliosha, sino consigo mismo ante todo, y Aliosha no discute con Iván como una voz íntegra y única, sino que interviene en su diálogo interno, tratando de reforzar una de sus réplicas. No puede tratarse de ninguna síntesis; sólo se trata del triunfo de una u otra voz o de la combinación de voces allí donde estas están de acuerdo. La última dación para Dostoievski no es la idea como conclusión monológica, aunque dialéctica, sino el acontecimiento de la interacción de las voces.

 

En eso el diálogo de Dostoievski se diferencia del diálogo de Platón. En este último, aunque él no aparece como diálogo totalmente monologizado, pedagógico, la multiplicidad de las voces se apaga en la idea. La idea es pensada por Platón no como acontecer, sino como ser. Participar en la idea significa participar en su ser. Pero todas las relaciones jerárquicas entre los hombres cognoscentes creadas por el diferente grado de su participación en la idea finalmente se apagan en la plenitud de la idea misma.

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