domingo

HACIA UN TEATRO POBRE (19) - JERZY GROTOWSKI

  

 EL NUEVO TESTAMENTO DEL TEATRO 

 

EUGENIO BARBA Y JERZY GROTOWSKI (10)

 

Me parece que el productor tiene una gran responsabilidad en este proceso autoanalítico del actor. ¿Cómo se manifiesta su interdependencia y cuáles pueden ser las consecuencias de una acción equivocada de su parte?

 

Es una cuestión viralmente importante. Y a la luz de lo que acabo de decir esto puede sonar bastante extraño.

 

La representación plantea una especie de conflicto psíquico con el espectador. Es un desafío y un exceso pero sólo puede tener algún efecto si se basa en el interés humano y más aun en un sentimiento de simpatía, en un sentimiento de aceptación. De la misma manera el director puede ayudar al actor en este complejo y agonizante proceso sólo si está tan calurosa y emocionalmente abierto al actor como el actor lo está en relación a él. No creo en la posibilidad de conseguir efectos mediante el cálculo frío. Una especie de calor hacia nuestros congéneres es esencial: llegar a entender las contradicciones en el hombre y el hecho de que es una criatura que sufre y no debe ser despreciada.

 

Este elemento de cálida apertura puede ser tangible técnicamente. Sólo ella, si es recíproca, puede permitirle al actor llevar a cabo los más extraordinarios esfuerzos sin tener miedo de que se burlen de él o lo humillen. El tipo de trabajo que crea esta confianza hace innecesarias las palabras durante los ensayos. Cuando se trabaja, la emisión de un sonido cualquiera y hasta el silencio son suficientes para que la gente entienda. Lo que logre el actor se engendra en la labor conjunta, pero a fin de cuentas el resultado le pertenece más que los resultados que obtienen los actores en los ensayos del teatro “normal”.

 

Creo que estamos tratando aquí con un “arte” del oficio que es imposible de reducir a una fórmula y que no puede aprenderse simplemente. De la misma manera en que un médico cualquiera no puede ser necesariamente un buen psiquiatra, no todos los productores logran tener éxito en esta forma de teatro. El principio que debe aplicarse como pauta y como advertencia es el siguiente: “primun non nocere” (“primero que nada no causar daño”). Para expresar esto con un lenguaje técnico diría que es mejor sugerir mediante el sonido y el gesto que “actuar” enfrente del actor o proporcionarle explicaciones intelectuales; es mejor expresarse mediante un silencio o una guiñada de ojos que por instrucciones, y observar las etapas en que se produce la ruptura psicológica y el colapso del actor de tal modo que se pudiera ayudarle. Se debe ser estricto, pero como un padre o un hermano mayor. El segundo principio es común a todas las profesiones: lo que se exige de los colegas demanda un esfuerzo doble en uno.

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