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ALBERT HOFMANN - LSD: CÓMO DESCUBRÍ EL ÁCIDO Y QUÉ PASÓ DESPUÉS EN EL MUNDO (24)

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Los experimentos con LSD también dieron nuevos impulsos a la investigación de experiencias religiosas y místicas. Teólogos y filósofos discutían la cuestión de si las experiencias que a menudo aparecían en las sesiones de LSD eran auténticas, es decir, equiparables a las experiencias e iluminaciones místico-religiosas espontáneas.

 

Esta fase no médica, pero seria, de la investigación médica, fue pasando a principios de los años sesenta cada vez más a un segundo plano, cuando el LSD, en el curso de la ola de toxicomanía estadounidense, se difundió con velocidad epidémica como estupefaciente sensacional en todas las capas de la población. El rápido aumento del consumo de drogas, que se inició alrededor de veinte años atrás en los Estados Unidos, no fue, sin embargo, una consecuencia del descubrimiento del LSD, según lo aseveraban a menudo observadores superficiales, sino que tiene profundas causas sociológicas. Son estas: el materialismo, el alejamiento de la naturaleza a consecuencia de la industrialización y de la vida urbana, la insuficiente satisfacción en la actividad profesional en un mundo del trabajo mecanizado y desalmado, el aburrimiento y la falta de objetivos en una sociedad saturada de bienestar, y la falta de un motivo vital religioso, protector y coherente como concepción del mundo.

 

Los drogadictos consideraron que la aparición del LSD precisamente en aquel momento era una suerte de lance de fortuna; desde su perspectiva, la droga llegó justo a tiempo para ayudar al hombre que debe sufrir las condiciones actuales. No es casual que el LSD circulara como estupefaciente primero en los Estados Unidos, el país en el que la industrialización, la tecnificación, incluso la agrícola, y la urbanización están más avanzadas. Son los mismos factores que llevaron al surgimiento y a la difusión del movimiento hippie, que se desarrolló al mismo tiempo que el del LSD; son inseparables uno del otro. Valdría la pena investigar hasta qué punto el consumo de drogas ha fomentado el movimiento hippie y viceversa.

 

El paso del LSD de la medicina y psiquiatría a la escena de las drogas fue iniciado e impulsado por publicaciones sobre sensacionales experimentos que seguramente se realizaron en clínicas psiquiátricas y en universidades, pero sobre los que luego no se informó en revistas especializadas, sino, con grandes titulares, en diarios y revistas de difusión general. Hubo periodistas que se prestaron a ser conejitos de Indias, como por ejemplo Sidney Katz, quien realizó un experimento con LSD en el Hospital de Saskatchewan, Canadá, bajo la supervisión de renombrados psiquiatras. Pero luego publicó sus experiencias, no en una revista médica, sino con fotos a todo color y fantasiosa minuciosidad en su revista Mac Lean’s Canada National Magazine, bajo el título de “Mis doce horas de loco”. La muy difundida revista alemana Quick publicó en su número 12 del 21 de marzo de 1954 un reportaje sensacionalista sobre “Un osado experimento científico” del pintor Wilfred Zeller, quien había ingerido “unas pocas gotas de ácido lisérgico” en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Viena. De entre las numerosas publicaciones que hicieron una eficaz propaganda del LSD para legos, citemos por último un artículo amplio e ilustrado, publicado en la revista norteamericana Look de setiembre de 1959 con el título de “The curious story behind the New Cary Grant” (*) que debe haber contribuido singularmente a la difusión del consumo de LSD. En una renombrada clínica de California, al actor Cary Grant se le había administrado LSD en el marco de un tratamiento psicoterapéutico. Cary Grant le informó a la periodista de Look, que toda su vida había estado buscando la paz interior. El yoga, el hipnotismo y el misticismo, sin embargo, no se la había convertido en un hombre nuevo y seguro de sí mismo que ahora, tras tres fracasos matrimoniales, creía que podría amar de verdad y hacer feliz a una mujer.

  

(*) La extraña historia detrás del nuevo Cary Grant.

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