martes

CHARLES BUKOWSKI - JAMÓN Y CENTENO (LA SENDA DEL PERDEDOR) - 75

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Me pasé todo el verano buscando un trabajo pero no pude encontrar ninguno. Jimmy Hatcher consiguió uno en una fábrica de aviones. En Europa, Hitler estaba consiguiéndoles empleos a los desocupados. Yo había llenado mi formulario de ingreso junto con Jimmy y la información que pusimos era la misma, con la única diferencia de que donde se mencionaba el “Lugar de nacimiento” él escribía Reading y yo Alemania.

 

-A Jimmy le dieron el empleo y tiene tu misma edad y fueron al mismo Instituto -dijo mi madre. -¿Por qué no te aceptaron en la fábrica de aviones?

 

-Porque esa gente sabe distinguir a los que no les gusta trabajar -dijo mi padre. -¡Y lo único que a él le importa es pasarse tirado en la cama sobre su culo haragán escuchando música sinfónica!

 

-Bueno, que le guste la música es algo bueno.

 

-¡Pero no hace NINGUNA otra cosas con esas ganas! ¡Para él no es algo útil!

 

-¿Y qué tendría que hacer?

 

-Ir a un estudio de radio y explicarles que le gusta esa música y pedir un trabajo donde pueda irradiarla.

 

-Cristo, eso no es tan fácil. Así no se consigue nada.

 

-¿Y vos qué sabés? ¿Ya probaste a pedirlo?

 

-Te puedo asegurar que así no se consigue.

 

Mi padre se metió en la boca una gran tajada de carne de cerdo. Mientras masticaba le colgaba un pedazo grasiento que parecía formarle una especie de tercer labio. Después de tragarlo miró a mi madre.

 

-Este muchacho no quiere trabajar, mamá.

 

Mi madre me miró:

 

-Henry. ¿por q ué no tenés ganar de comer?

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