por Andrés Gómez
Hacia el mediodía fueron a la Maison de Brasseurs, a pasos de la
Grand-Place de Bruselas. Arthur Rimbaud le insistió a Paul Verlaine que ya no
se quedaría con él. Habían vivido juntos en Londres y ahora el poeta de las Iluminaciones
quería volver a París. De regreso a la habitación del pequeño hotel donde
dormían, Verlaine desenfundó un revólver que había conseguido esa misma mañana.
Ebrio y desesperado, disparó dos veces. Una de las balas hirió la muñeca de
Rimbaud.
Aquellos disparos pusieron fin a la tormentosa relación entre ambos, el
10 de julio de 1873. Rimbaud siguió camino a París y Verlaine fue condenado a
dos años de prisión. Pero hoy un proyecto respaldado por la ministra de Cultura
de Francia, Roselyne Bachelot, quiere reunirlos en el Panteón de París.
La idea nació de un trío de admiradores de Rimbaud: el editor Jean Luc
Barré, quien publicó una biografía sobre el poeta; el periodista Frédéric
Martel y el escritor Nicolas Idier, quienes piden al Presidente Emmanuel Macron
trasladar las cenizas de los escritores, y figuras de la literatura maldita, al
mausoleo de los grandes hombres de Francia.
“Arthur Rimbaud y Paul Verlaine son dos grandes poetas de nuestro
idioma. Enriquecieron nuestra herencia con su genio”, escribieron en su
petición. “También son dos símbolos de diversidad. Tuvieron que soportar la
homofobia implacable de su tiempo. Son los Oscar Wilde franceses”.
La idea consiguió rápido apoyo en el medio cultural francés. Nueve ex
ministros de Cultura, entre ellos Jack Lang, adhieren a la carta, así como el
filósofo Michael Onfray, entre un centenar de firmantes.
A ellos se unió también la actual ministra Roselyne Bachelot, quien no
solo ve razones literarias en este reconocimiento: “No diré que Rimbaud y
Verlaine son los dos poetas más grandes de la literatura francesa. Pero nadie
me negará que están entre los cinco primeros. La segunda razón es esta: la
historia de amor entre Rimbaud y Verlaine es un fiel reflejo de todos los
compromisos de mi carrera política, denunciando todo tipo de discriminaciones”.
Inaugurado en 1791, el edificio de estilo neoclásico conserva los restos
de los hombres más notables de Francia. Entre ellos se encuentran Voltaire,
Rousseau, Emile Zola, Marie Curie, Victor Hugo y Alexandre Dumas.
Sin embargo, la propuesta encontró rechazó en un numeroso grupo de intelectuales, estudiosos y descendientes de Rimbaud. Ellos publicaron una carta en el diario Le Monde que desaprueba la idea. En su opinión, se trata de una iniciativa de corrección política que desnaturaliza el espíritu salvaje de los poetas.
“No encaja con su carácter”
Nacido en Charleville-Mézières en 1854, Rimbaud tenía 17 años cuando
conoció a Verlaine en París. Diez años mayor, el autor de Poemas
saturnianos estaba casado, era un autor reconocido, y lo invitó a su
casa luego de leer sus poemas inéditos. La personalidad inquieta, rebelde y
provocadora de Rimbaud acabó por cautivarlo, y se volvieron amantes.
La bohemia, el alcohol y la violencia delinearon su relación. Tras vivir
dos años en Londres, su convivencia fue insorportable. Verlaine quiso volver
con su esposa, pero no se resignaba a alejarse de Rimbaud. Hasta el día en que
sus demonios se salieron de control y le disparó en Bruselas.
Genio precoz, Rimbaud encendió la poesía de su tiempo al publicar Una
temporada en el infierno. Dejó inéditas sus Iluminaciones y abandonó
la literatura. Dedicado al tráfico de armas en Africa, enfermó gravemente;
perdió una pierna y murió en Marsella a los 37 años. Su restos descansan en el
mausoleo familiar en Charleville-Mézières. Verlaine murió en París en 1896, a
los 51 años, y su tumba se encuentra en el Cementerio de Batignolles.
“Rimbaud no comenzó su vida con Verlaine y no la terminó con él”, dice
Jacqueline Teissier-Rimbaud, sobrina bisnieta, quien se opone a su ingreso al
Panteón. Ella subraya que fue una breve relación de juventud y cree que el
poeta debe permanecer en el mausoleo familiar.
La propuesta “no encaja con el carácter de Arthur”, complementa el
presidente de los Amigos de Rimbaud, Alain Tourneux. "Unir a Rimbaud y
Verlaine de manera definitiva, ad vitam aeternam, no es posible, sin duda es exagerado
", afirma. “Rimbaud quería vivir intensamente y tenía varias vidas, desde
todos los puntos de vista”.
En la carta publicada en Le Monde, escritores como Muriel Barbery o Erri
de Luca expresan que el ingreso “forzado” sería un “error” y que es altamente
probable que un poeta que rechazó la respetabilidad social “habría detestado
ese honor”. Las “provocaciones del adolescente rebelde que fue Rimbaud”,
siempre contra la moral de su época, “serían incompatibles con la institución
que es el Panteón”, afirman. A su vez, Verlaine se burló públicamente de la
“panteonización”.
En el diario Libération el académico Dennis Saint-Amad recuerda que ambos poetas rechazaron las instituciones literarias, y sugiere que si Rimbaud estuviera vivo, seguramente llevaría un chaleco amarillo. El compromiso de Rimbaud, dice, está con “la juventud y los desposeídos: sería infame que fuera objeto de una recuperación oficial”.
(LA TERCERA / 24-9-2020)
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