miércoles

UN Y MIL HAIKUS (3 y 4) - SAÚL IBARGOYEN (1993 – 2018)

 1ª edición en formato papel: Eterno Femenino / México / 2020

1ª edición virtual: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2020

Ilustración de portada:

Mariano Rodríguez (1912-1990), Cuba.


Gorriones vuelan

Moviendo el ancho cielo

El aire es sombra.


Quietas montañas

Perdiendo piedras polvo.

Que ya no vuelven.


Los pastos dejan

Su verdor su rocío.

Los huesos quedan.


Contempla el aire

Que pasa sin pasar

Así tu sombra.


Mira sin ver

Los colores del viento:

Qué blanca sed.


Hojas tan breves

En el jardín respiran

El aire verde.


Mano que es tiempo

Mirada que es espacio:

Siempre temblamos.


Mira la altura

De un grano de arena

¿No sientes vértigo?


El árbol canta

Cuando el pájaro muere:

¿Quién más lo hará?


Llegan las lluvias

Entre fibras de otoño

Seco está el cielo.


Hay restos de sol

Entre baldosas rotas

Que alguien camina.


La ciudad tiembla

Torres y templos crujen

Y un niño canta.


Dime ¿quién oye

Esas negras campanas

¿Solo metal?


Blancos insectos

Mastican otros cuerpos:

El sol esplende.


Un claro trazo

De veloz mariposa:

El aire vuela.


Llega la noche

Con su nuevo silencio

Que nadie entiende.


Verde es el fuego

Que en el pasto ya enciende

La lagartija.


Canta aquel pájaro

La verdad de su nombre:

Nadie comprende.


Un viento enfermo

Invade los jardines

Ensucia y pasa.


Hormigas mueren

En rumbos solitarios:

Sed o fatiga.


Las jacarandas

Extienden su color:

Es otro cielo.


Baja la niebla

En mitad de este día.

La noche espera.


El sol se mueve

Entre hilachas de espuma

Nadie lo mira.


Un astro escapa

En la noche invisible:

Tú sólo duermes.


Gritan los perros

Hacia un fondo intangible.

Y un mundo nace.


Entre los árboles

Frutos de flamboyán

Como astros rotos.


Verdes raíces

Ramas de sutil hierba

Están ahí.


Alguien respira

Átomos polvorientos.

Respira y canta.


Un viejo pájaro

Cae entre plumas negras:

Simple es morir.


¿Dónde el misterio

de los astros viajeros?

Aire y silencio.


Los negros pinos

Encierran su alto cuerpo

En aquel viento.


Fiebre en el aire

De veloz primavera.

Ya nadie canta.


La golondrina

Llegando de otros vuelos

Aquí respira.


Moscas perdidas

En el aire dorado:

Monedas negras.


Insectos pasan

Sin alas y sin canto

Hasta morir.


Tallos oscuros

Verticales y solos

Sin cesar tiemblan.

  

Las golondrinas

Procuran otro cielo

Sin luz ni sombra

  

Rumbo en las hierbas

Pies zapatos sandalias

Así lo tejen.

  

Ciudad sonora

A golpes de silencio

Solos marchamos.

  

Tu boca tiembla

Otra vez en la noche

Alguien vendrá.

  

Bebe del aire:

Nubes y flores forman

Su copa inmensa.

  

El sol emerge

De pálidas fronteras

Moneda de oro.

  

Todo es silencio

En praderas lejanas

Y el viento pasa.

  

Flor de cerezo

Se destruye muy sola

Este verano.

  

Lámpara brilla

Y lo oscuro respira

En frágil noche.

  

Mira el verano

Sus temblores

En altas ramas.

  

Nieblas avanzan

Como tenues ejércitos

En la oscurana.

  

Las golondrinas

Cruzan el seco aire:

Invierno lejos.

  

Arroyos viven

Las profundas espumas

Solas estallan.

  

Colores giran

En planetas de polvo:

Solo es el aire.

  

Huye el perfume

Hacia flores lejanas

Todo es oscuro.

  

Hormigas cantan

Debajo de la tierra

¿Tú las escuchas?

  

Mira tus pies

Cómo pisan basura

En su camino.

  

Arriba el otoño

Todas las hojas saben

Que morirán.

  

Tiembla el silencio

Como una rosa sombra

En la pared.

  

Nombrar la sombra

Tocar todo silencio

¿Y la palabra?

  

Llueve otra vez

Se derrumba el verano

Somos el agua.

  

Rostros y signos

Se mezclan en el aire

Y nada vemos.

  

Sol silencioso

Con sus fotones muertos

¿Dónde la sombra?

  

Lo quieto baja

Lo frágil se endurece

Las manos callan.

  

Fuego en el aire

También en la ciudad

Humo perdido.

  

Rotas figuras

Entre nubes crecen

Cielo de sangre.

  

Tú nada más

Con sandalia desnuda.

Y un sol vacío.

  

Gritan blasfemias

Aúllan inmundicia

No escuches: canta.

  

Poderes crujen

Los misiles trabajan:

Respira y canta.

  

Regresa el viento

Por las calles vacías:

Soledad sola.

  

Invierno blanco

En el oscuro cielo:

La altura existe.

  

Un perro solo

Con sus lentos ladridos

Busca el silencio.

  

Hojas marchitas

Pasan por el sendero

Desnudo y seco.

  

Bocas se cierran

Cantaron su canción:

Saben morir.

  

Pájaros duermen

Entre sus plumas muertas.

Nadie los mira.

  

Las golondrinas

Han perdido su nombre:

Frío es el viento.

  

Las mariposas

Con sus alas de sangre

En el ocaso.

  

Nada se acerca

Porque nada se aleja:

Lo quieto muere.

  

Astros palpitan

Como pechos partidos

Por duros hielos.

  

Negros cipreses

Y robles invencibles

Serán ceniza.

  

Hormigas sufren

Trabajan bajo un sol

Que no perdona.

  

Sombras sin cuerpo

Morosas se desplazan

Hacia la nada.

  

No sopla el viento

Con idéntica fuerza

Dos veces nunca.

  

Aguas del cielo

Y nubes sin destino

Y tierras secas.

  

Los pueblos gimen

Sufrientes como sueños

Muertos sin fin.

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