miércoles

JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (124)

 

2. LA MATRIZ DEL DESTINO (1)

La diosa universal hace su aparición ante los hombres bajo una multitud de disfraces, pues los efectos de la creación son múltiples, complejos, y de especies mutuamente contradictorias cuando se experimentan desde el punto de vista del mundo creado. La madre de la vida es al mismo tiempo la madre de la muerte; está enmascarada en las feas demonios de la enfermedad y del hambre.

La mitología astral sumerio-babilónica identificó los aspectos de la hembra cósmica con las fases del planeta Venus. Como estrella matutina era una virgen, como estrella vespertina era una prostituta, como señora del cielo de la noche, era la consorte de la luna. Y cuando se extinguía bajo el brillo del sol era la bruja del infierno. Dondequiera que se extendió la influencia mesopotámica, los rasgos de la diosa recibían la luz de esta estrella cambiante.

Un mito del sur de África, tomado de la tribu Wahunge Makoni de la Rodesia del Sur, muestra los aspectos de la madre Venus en coordinación con las primeras etapas del ciclo cosmogónico. Aquí el hombre original es la luna; la estrella de la mañana es su primera esposa, la estrella de la tarde la segunda. Así como Väinämöinen salió del vientre por su propia iniciativa, así el hombre de la luna emerge de las aguas abismales. Él y sus esposas son los padres de las creaturas de la tierra. La historia ha llegado hasta nosotros como sigue:

“Maori (Dios) hizo el primer hombre y lo llamó Mwuetsi (luna). Lo puso en el fondo de un Dsivoa (lago) y le dio un cuerno de ngona, llena de aceite de ngona. (7) Mwuetsi vivía en Dsivoa.

Mwuetsi le dijo a Maori: ‘Quiero ir a la tierra.’ Maori dijo: ‘Te arrepentirás.’ Mwuetsi dijo: ‘No importa, quiero ir a la tierra.’ Maori dijo: ‘Entonces ve a la tierra.’ Mwuetsi salió de Dsivoa y se dirigió a la tierra.

La tierra estaba fría y vacía. No había hierba, ni arbustos, ni árboles. No había animales. Mwuetsi lloró y le dijo a Maori: ‘¿Cómo viviré aquí?’ Maori dijo: ‘Te previne. Has empezado a andar un camino al final del cual has de morir. Sin embargo, te daré un ser de tu especie.’ Maori le dio a Mwuetsi una doncella llamada Massassi, la estrella de la mañana. Maori dijo: ‘Massassi será tu mujer por años.’ Maori le dio a Massassi un artefacto para hacer fuego.

Por la noche, Mwuetsi fue a una cueva con Massassi. Massassi dijo: ‘Ayúdame, vamos a hacer una fogata. Yo buscaré chimandra (combustible) y tú le darás vueltas a la rusika (parte giratoria del hacedor de fuego).’ Massassi buscó el combustible, Mwuetsi hizo girar la rusika. Cuando el fuego estuvo encendido, Mwuetsi se acostó a un lado y Massassi al otro. El fuego ardió entre ellos.

Mwuetsi pensó para sí: ‘¿Para qué me dio esta doncella Maori? ¿Qué haré con esta doncella, Massassi?’ Cuando fue de noche Mwuetsi tomó su cuerno de gnona, mojó su dedo índice con una gota de aceite de gnona. Mwutsi dijo: ‘Ndini chaambuka mhiri ne mhirir (voy a saltar por encima del fuego).’ (8) Mwuetsi saltó sobre el fuego. Mwuetsi se aproximó a la doncella, Massassi. Mwuetsi tocó el cuerpo de Massassi con el aceite que tenía en el dedo. Luego Mwuetsi regresó a su lecho y se durmió.

Cuando Mwuetsi despertó por la mañana, miró a Massassi. Mwuetsi vio que el cuerpo de Massassi estaba hinchado. Cuando rayó el día. Massassi empezó a dar a luz. Massassi dio a luz hierbas. Massassi dio a luz arbustos. Massassi dio a luz árboles. Massassi no dejó de parir hasta que la tierra estuvo cubierta de hierbas, arbustos y árboles.

Los árboles crecieron. Crecieron hasta que sus copas tocaron el cielo. Cuando las copas de los árboles tocaron el cielo empezó a llover.

Mwutsi y Massassi vivían en la abundancia. Tenían frutos y grano. Mwuetsi construyó una casa. Mwuetsi hizo una pala de hierro. Mwuetsi hizo una azada y cultivó la tierra. Massassi construyó trampas para peces y atrapó peces. Massassi fue a buscar madera y agua. Massassi cocinó. Así Mwuetsi y Massassi vivieron por dos años.

Después de dos años Maori le dijo a Massassi: ‘El plazo ha terminado.’ Maori tomó a Massassi de la tierra y la llevó a Dsivoa. Mwuetsi lloró a gritos y le dijo a Maori: ‘¿Qué haré sin Massassi? ¿Quién me traerá la madera y el agua? ¿Quién cocinará para mí?’ Mwuetsi lloró durante ocho días.

Por ocho días lloró Mwuetsi. Entonces dijo Maori: ‘Te he prevenido que caminas hacia tu muerte. Pero voy a darte otra mujer. Te daré a Morongo, la estrella de la tarde. Morongo permanecerá contigo durante dos años. Luego me la llevaré.’ Maori le dio Morongo a Mwuetsi.

Morongo llegó a la choza de Mwuetsi. Por la noche, Mwuetsi quiso acostarse a un lado del fuego. Morongo dijo: ‘No te acuestes ahí, acuéstate conmigo.’ Mwuetsi se acostó junto a Morongo. Mwuetsi sacó su cuerno de gnona y puso un poco de aceite en su dedo índice. Pero Morongo dijo: ‘No hagas eso, yo no soy como Massassi, Frótate con aceite de gnona.’ Mwuetsi hizo lo que le dijeron. Morongo dijo; ‘Ahora, ayúntate conmigo.’ Mwuetsi se ayuntó con Morongo. Mwuetsi se fue a dormir.

Al amanecer despertó Mwuetsi. Cuando miró a Morongo vio que su cuerpo estaba hinchado. Cuando llegó el día, Morongo empezó a dar a luz.


Notas

(7) Este cuerno y este aceite juegan un papel importante en el folklor del sur de Rodesia. El cuerno de gnoma es un instrumento milagroso, con la capacidad de crear fuego y relámpagos, de impregnar la vida y de resucitar a los muertos.

(8) Esta frase se repite muchas veces en tono melodramático y ceremonial.

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