MUCHOS TIPOS DE PRISIONES:
LA
MUJER QUE QUEDA AL ÚLTIMO
“NUESTRA
SEÑORA
DETRÁS
DEL MURO”
Cómo
la herida generacional de ser despojados de
la
Madre provoca que generaciones subsiguientes
vivan
agachadas como si aun los estuvieran
aplastando
cuando ahora son, de hecho, libres (6)
La capillita Sixtina de Nuestra Señora de Guadalupe (7)
Protección
de las obras sagradas, la opinión papal sobre los Santos (1)
Sacar a rastras, diezmar
y atacar destructivamente las imágenes que son el sustento mismo para la vida
de las personas ocurrió tantas veces al correr de los siglos, que hace mucho el
papa León y otros papas escribieron reglas para proteger las obras a las que la
gente tenía absoluta devoción espiritual, sin importar de qué cabaña, aldea,
reino u orilla del camino, o de qué rango o tribu o afiliación procediera
cualquiera.
La idea no era ni alejar
las imágenes sagradas de las personas ni dañarlas, y tampoco impedir a la gente
el paso hacia ellas de ninguna manera, pues ellas amaban y dependían de las
fuerzas sagradas detrás de las imágenes. Por eso, por decreto papal se
prohibió especialmente negar la fuerza de la Madre de Dios a sus hijos; mutilarla
o encarcelarla.
Las declaraciones
papales, encíclicas y Concilios Ecuménicos del siglo VIII hasta el presente asumieron
el tema sin ambigüedad. Quedaba clara la protección de lo que es sagrado para
la familia de creyentes, pronunciamiento hecho en el Segundo Concilio de Nicea
de 787 d.C.:
“…definimos con toda precisión
y cuidado que, de manera semejante a la preciosa y vivificante cruz, han de
exponerse las venerables y santas imágenes, estén pintadas o hechas de mosaico
o cualquier otro material conveniente, en las santas iglesias de Dios, en los
sagrados vasos y ornamentos, en las paredes y los cuadros, en las casas y caminos;
estas son las imágenes de nuestro Señor y Dios y Salvador Jesucristo, y de
nuestra Señora Inmaculada, la Santa Madre de Dios, y de todos los preciosos ángeles
y los venerados nombres santos. Cuanto más se les contemple en el arte figurativo,
más serán los que sentirán una afinidad por recordar y anhelar a quienes sirven
de modelos, y brindar tributo a esas imágenes de saludo y veneración respetuosa…”.
Hay más concilios papales
y más protecciones para “imágenes de Cristo, la Santísima Virgen María y los
Santos”, con pleno reconocimiento de “los que han hecho (destrucción) en
tiempos pasados en esta, nuestra ciudad real, contra las imágenes venerables”,
de cómo los que “reinaron justo antes de nosotros las destruyeron y sometieron
a la desgracia y el daño: Quienes no honren las sagradas y venerables imágenes,
¡sean anatema!”.
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