CANCIÓN SEGUNDA (8)
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh
toque delicado.
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, vida en muerte
la has trocado.
DECLARACIÓN (18)
31
/ Volviendo, pues, a nuestra declaración, conociendo
aquí el alma que todo le ha salido bien, y que ya sicut tenebrae ejus ita e(t)
lumen ejus (Ps. 138,12), y que, como fue participante de las tribulaciones,
lo es ahora de las consolaciones y del reino, habiéndole muy bien respondido a
los trabajos interiores y exteriores con bienes divinos del alma y del cuerpo,
sin haber trabajo que no tenga su correspondencia de grande galardón,
confiésalo como ya bien satisfecha, diciendo: Y toda deuda paga, dando a
Dios gracias en este verso, como también hizo David en el suyo, por haberle
sacado de los trabajos, diciendo: ¡Cuántas tribulaciones me mostraste muchas
y malas, y de todas ellas me libraste, y de los abismos de la tierra otra vez
me sacaste; multiplicaste tu magnificencia, y, volviéndote a mí, me consolaste!
(Ps. 70,20-21). Así esta alma que antes que llegase a este estado estaba
fuera sentada como Mardoqueo a las puertas del palacio, llorando en las plazas
de Susán el peligro de su vida, vestida de silicio, no queriendo recibir la
vestidura de la reina Ester, ni habiendo recibido algún galardón por los
servicios hechos al rey y la fe que había tenido en defender su honra y vida,
en un día (como al mismo Mardoqueo) la pagan aquí todos sus trabajos y
servicios, haciéndola no sólo entrar en el palacio y que esté delante del rey
vestida con vestiduras reales, sino que también se le ponga la corona y el
cetro y silla real con posesión del anillo real, para que todo lo que quisiere
haga, y lo que no quisiere no haga en el reino de su Esposo (cf. Esth.); porque
los de este estado todo lo que quieren alcanzan. En lo cual no solamente queda
pagada, mas aun quedan muertos los judíos sus enemigos, que son los apetitos
imperfectos que le andaban quitando la vida espiritual, em que ya ella viva
según sus potencias y apetitos. Que por eso diece ella luego:
Matando,
vida en muerte la has trocado.
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