miércoles

OCÉANOS DE NÉCTAR (LA NOVELA CAPITAL DE LA CIENCIA FICCIÓN URUGUAYA) 23 - TARIK CARSON


1ª edición WEB: Axxón / 1992
2ª edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

EPÍLOGO

DOS (2)


Durante un rato largo todos se inclinaron sobre la mesa y manejaron concentrados sus placas. Sus colores fluctuaban lentamente, como siguiendo una pesada respiración, pero no eran ya los colores vivos del principio. Las posibilidades y los cálculos y demás pensamientos los agobiaban, y el agobio penetraba en sus cuerpos menoscabando su vida.

-Creo que todos estamos de acuerdo, y establecidos esos hechos, debemos rever nuestras actitudes -afirmó Cinco-. Tengo algunas propuestas positivas.

-Por el momento, hay once propuestas -dijo Veintiuno-. Pero pueden adicionarse más a medida que estudiemos la estrategia… Cinco, si desea, puede empezar usted con el análisis.

Cinco ojeó durante unos segundos su placa. Luego alzó la cabeza.

-Debemos corregir graves como el de Procardus y el del piloto de la burbuja orgánica. No tuvimos control sobre el instante del cipheado en el caso de Procardus. No previmos la necesidad de crear un ojo exterior adjunto. Debemos establecer una comunicación para establecer el momento exacto del cipheado. Así, no ciphearemos a nuestros miembros en momentos inadecuados, produciendo accidentes de ese tipo. Lo de Procardus ha sido espantoso… Y luego, entre otras cosas, el asunto de confiar absolutamente en nuestros cálculos acerca de las reacciones humanas. Habían calculado que el militar no iba a beber el vaso, y de repente lo hizo. El piloto ha causado un desastre involuntario, aunque la pérdida ha sido de apenas un humano. Igualmente eso afecta nuestro historial. Ahora él está moribundo y el resto de la tripulación está enferma y desenergizada. No debemos fijar precedentes en el Códex Galáctico. No debemos modificar el curso humano en absolutamente nada, ni siquiera por un accidente semejante. Además, por otro lado, hay que considerar que ahora perciben mucho más que hace una centuria, cuando no veían nada. Debemos tomarlos en cuenta. Podrían hacernos algún daño, remotamente tal vez, y siempre sería inaceptable. Bastante daño nos hace el tener que estudiarlos, el tener que pensar en lo que son y observar con neutralidad lo que hacen, y en estar continuamente en guardia salvaguardando el Códex en el Sistema Solar…

Los seres estudiaron sus placas y movieron con lentitud sus largos dedos para registrar nuevos datos.

-Todos están de acuerdo. Esa es la política -afirmó Veintiuno-. Se ha aprobado la corrección de los detalles erróneos. Puede continuar.

-Tal vez habría que retirar de inmediato a todos nuestros observadores. Si están en peligro, por el cipheado, y, si no lo están, por otros medios menos evidentes.

-No estoy de acuerdo -manifestó Quince.

-¿Qué propone?

-Que los que no están en peligro se queden para facilitar una sustitución.

-Lo he calculado -dijo Cinco-. Pero el hecho es que esta es otra gravísima falla nuestra. No hemos cambiado nuestra apariencia. Hemos buscado, sí, miembros parecidos a los terráqueos, con cráneos esféricos, y los hemos cipheado a su tamaño, pero ni siquiera hemos modificado su visión, aunque les hayamos quitado las articulaciones de las manos por evidentes. Serán detectados por los tremendos anteojos. Y los que usen anteojos de contacto podrán ser detectados fácilmente por los archivos de los oculistas. Todos tienen el mismo defecto ocular, y hay muy pocos terráqueos con esa clase de visión. Además, si desconfían de alguno, o lo tuvieran bajo vigilancia, podrían hacerlos entrar en contacto sexual y observar la indisimulable diferencia. El caso de Procardus los habrá llevado a pensar hacia eso. No tengo duda.

Ninguno dijo nada, ni digitó su placa, pero muchos movieron sus rígidos cuellos para mirar a los costados, pacientemente.

-Es verdad -afirmó Quince, y sus colores rosados parecieron apagarse repentinamente-. Tal vez podríamos salvar algo.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+