2.
EL CICLO UNIVERSAL (2)
Los
jainistas conciben el tiempo como un ciclo sin fin. El tiempo se representa
como una rueda con doce radios, o edades, clasificados en dos grupos de seis.
El primer grupo es llamado la serie “descendente” (avasarpini), y empieza
con la edad de las superlativas parejas gigantes. Ese período paradisíaco dura
diez millones diez millones cien millones cien millones de períodos de años sin
cuento y luego cede lentamente al sólo a medias bienaventurado período en que
los hombres y las mujeres tienen sólo cuatro millas de alto. En el tercer
período -el de Rishabhanatha, el primero de los veinticuatro salvadores del
mundo- la felicidad se mezcla con un poco de congoja y la virtud con un poco de
vicio. A la conclusión de ese período los hombres y las mujeres ya no nacen en
parejas para vivir juntos como marido y mujer.
Durante
el período cuarto, el deterioro gradual del mundo, y de sus habitantes continúa
firmemente. La duración de la vida y la estatura del hombre disminuyen lentamente.
Nacen veintitrés salvadores del mundo; cada uno repite la doctrina eterna de
los jainistas en términos apropiados a las condiciones de su tiempo. Tres años
y ocho meses y medio después de la muerte del último de los salvadores y
profetas, Mahavira, el período termina.
Nuestra
propia época, la quinta de la serie descendente, empezó en 522 a. C. y ha de
durar veintiún mil años, ningún salvador jainista ha de nacer en ese tiempo, y
la religión eterna de los jainistas desaparecerá gradualmente. El más alto de
los seres humanos tiene siete codos y la vida más larga no pasa de los ciento
veinticinco años. Los hombres no tienen más que dieciséis costillas. Son
egoístas, injustos, violentos, lujuriosos, orgullosos y avaros.
Pero
en la sexta de estas edades descendentes el estado del hombre y de su mundo ha
de ser aun más horrible. La más larga de las vidas será de veinte años, la más
alta estatura será de un codo y el hombre ha de tener ocho costillas. Los días
serán calientes, las noches frías, las enfermedades serán abundantes y la
castidad no existirá. Las tempestades azotarán la tierra y todo empeorará al
concluir este período. Al final, toda vida, humana y animal, y todas las
semillas vegetales, se verán forzadas a buscar refugio en el Ganges, en cuevas
miserables y en el mar.
La
serie descendente terminará y comenzará la serie “ascendente” (utsarpini) cuando
la tempestad y la desolación hayan llegado a un punto insoportable. Lloverá
entonces durante siete días y caerán siete diferentes clases de lluvia; la
tierra se refrescará y las semillas empezarán a crecer. Se aventurarán fuera de
las cuevas las horribles creaturas enanas de la tierra árida y amarga y muy
gradualmente se hará perceptible una ligera mejoría en su moral, en su salud,
en su belleza y en su estatura; hasta que vivan en un mundo como el que ahora
habitamos. Luego nacerá un salvador llamado Padmanatha y anunciará de nuevo la
religión eterna de los jainistas; la estatura de la especie humana se aproximará
de nuevo a lo superlativo y la belleza del hombre sobrepasará el esplendor del
sol. Finalmente, la tierra se endulzará y las aguas se convertirán en vino, los
árboles proveedores de deseos proporcionarán su abundancia de deleites a una
población feliz de gemelos perfectamente desposados, y la felicidad de esta
comunidad será duplicada otra vez y la rueda, a través de diez millones diez millones
cien millones cien millones de períodos de años sin cuento, se aproximará al
principio de la primera revolución descendente que de nuevo conducirá a la
extinción de la religión eterna y al aumento gradual del ruido del júbilo
insano, de las guerras de los vientos pestilentes. (13).
Notas
(13) Ver Mrs. Sinclair
Stevenson, The Heart of Jainism (Oxford University Press, 1915), pp.
272-278.
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