AUTOR Y PERSONAJE EN LA ACTIVIDAD ESTÉTICA (14)
LA
TOTALIDAD TEMPORAL DEL HÉROE
(el
problema del hombre interior o el alma) / 5
El determinismo de las
fronteras temporales del otro, aunque sólo en el plano de lo posible, el
determinismo del mismo enfoque valorativo de la vida conclusa del otro, a pesar
de que de hecho el otro me sobreviva, su percepción bajo el signo de la muerte,
de una posible ausencia: esta es la dación que determina la concentración y el
cambio formal de la vida, de todo su transcurrir temporal dentro de estos
límites (la anticipación moral y biológica de estas fronteras desde el interior
no tiene un significado formalmente transformador, y aun menos lo posee el
conocimiento teórico de su limitación temporal). Cuando las fronteras son
dadas, la vida puede ser dispuesta y constituida de un modo distinto en caso de
que la conclusión ya sea encontrada y dada (de que sea dado el dogma) en
comparación con el proceso de búsqueda de esta conclusión. Una vida determinada
liberada de las garras de lo inminente, del futuro, del propósito y sentido, se
vuelve emocionalmente conmensurable, musicalmente expresiva, es autónoma dentro
de su existencia homogénea; su carácter ya determinado se vuelve un
determinismo valorativo. El sentido no nace ni muere; la serie semántica de la
vida, o sea la tensión cognoscitiva y ética desde el mismo interior de la vida,
no puede ser iniciada ni concluida. La muerte no puede ser la conclusión de una
serie semántica, es decir, no puede adquirir la importancia de una conclusión
positiva; desde su interior, esta serie no conoce conclusión positiva y no
puede dirigirse hacia sí misma, para coincidir tranquilamente con su propia existencia
ya presente; sólo allí donde esta serie está dirigida hacia afuera de sí misma,
allí donde no existe para sí misma -sólo de allí le puede llegar una aceptación
conclusiva.
De un modo semejante a
las fronteras espaciales, también los límites temporales de mi vida no tienen
para mí un significado formalmente organizador que tienen para la vida
del otro. Yo vivo -pienso, siento, actúo- dentro de la serie semántica de mi
vida y no dentro de la totalidad posible y conclusiva de la existencia vital.
Este último aspecto no puede determinar y organizar los pensamientos y los
actos desde el interior de mí mismo, porque estos de por sí tienen un
significativo cognoscitivo y ético (son extratemporales). Se podría decir: yo
no sé cómo se ve desde el exterior mi alma en el ser, en el mundo, y si lo
supiera, su imagen no podría fundamentar ni organizar ni un solo acto de mi
vida desde el interior de mí mismo, porque el significado valorativo (estético)
de esta imagen me transgrede (es posible la presencia de una falsedad, pero
también esta rebasa los límites de esta imagen, no es fundamentada por ella y
la destruye). Toda conclusión es un deus ex machina con respecto a la
serie vital dirigida hacia el significado semántico.
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