Últimos días de 1966. Estaba en su casa una noche viendo la TV, cuando,
seguramente tras haber pasado por series, comedias y un noticiero, se topó con
una interpretación de Concierto de Brandenburgo Nº2, de J.S. Bach. Presto, como
buen melómano, decidió quedarse a verla.
A la noche siguiente ya no estaba en su casa sino en los estudios EMI de Abbey Road para otra sesión del álbum en que The Beatles se encontraban trabajando por esos entonces. Paul McCartney comentó lo que había visto en TV con el ingeniero de grabación, Geoff Emerick, quien, para su sorpresa, ubicaba perfectamente la pieza clásica, puesto que la había escuchado de niño en un disco que encontró en el sótano de la casa de su abuela.
Pero la curiosidad de Paul iba más allá del mero interés por una pieza canónica de la música docta y manifestó su agrado hacia una trompeta que le había llamado la atención, pero no sabía cómo se llamaba. El productor George Martin –quien tenía formación de músico clásico como intérprete de oboe- resolvió el puzzle y le comentó: “Eso se llama una trompeta barroca, y el tipo que la toca se llama David Mason y es amigo mío”.
Al escuchar eso, los ojos de Paul brillaron como los de un niño en dulcería y, por supuesto, pidió que a Mason lo hicieran ir al estudio. Ese sonido quedaría perfecto para la nueva canción que estaban grabando.
”Las cabezas que ha tenido el gusto de conocer”
“Penny Lane” era el nombre de la tercera canción que los Beatles registraron en las sesiones iniciales del álbum que posteriormente sería Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) y que habían comenzado en noviembre de 1966 (las primeras dos: “Strawberry Fields Forever” y “When I’m 64”). El tema, compuesto por Paul, hace referencia a una calle y un distrito en Liverpool, donde curiosamente, solo John Lennon había vivido (junto a su tía Mimi, en Menlove Avenue). De todos modos, es el escenario que McCartney eligió retratar vívidamente en la canción, ¿por qué?
“Pasamos una gran parte de nuestros años de formación por esos lugares. Penny Lane era el sitio en el que tenía que cambiar de autobús para ir de mi casa a la de John y a las de muchos amigos míos. Era una gran terminal de autobuses que todos conocíamos muy bien. Yo cantaba en el coro de la iglesia de St. Barnabas, que estaba justo enfrente”, explica el zurdo en el libro The Beatles Anthology.
La letra de la canción tiene bastante de surrealista. Eso se debe a que en esos entonces, Paul manifestaba un interés genuino en el arte (pese a que el beatle más asociado con ese espectro suele ser Lennon). Un ejemplo claro fue que había apoyado a su entonces cuñado, Peter Asher, para la tarea de montar una galería de arte llamada Indica Gallery, la cual también funcionaba como librería. “Ayudó a diagramar los folletos que se pusieron en circulación antes de la inauguración y diseñó por su cuenta el papel de regalo de la librería”, cuenta Philip Norman en Paul McCartney, la biografía (Malpaso, 2016). Además, solía aparecer en las exposiciones para adquirir alguna obra que después llevaba a su casa en Cavendish, donde empezó a generar una colección de arte.
No es extraño entonces, que en la letra de la canción, el autor de “Yesterday” jugara con las imágenes. “Lo del bombero con el reloj de arena y toda esa imaginería éramos nosotros tratando de ser artísticos. Las letras estaban basadas en cosas reales. Había un barbero que se llamaba Bioletti o algo por el estilo (creo que aún sigue en Penny Lane) que, como todos los barberos, tenía fotos de los cortes de pelo que podías elegir. Pero en vez de tener fotos con cortes de pelo en sus cristales, el barbero de la canción exhibía todas las cabezas que había tenido el gusto de conocer. Nuestro barbero colgaba fotos igual que en una exposición”, cuenta Paul en el libro Anthology.
Pero en la recreación de Penny Lane, Paul se permitió ciertas licencias. “Se trataba de alterarlo un poco desde un ángulo más artístico, como en una obra de teatro. Como lo de la enfermera con una bandeja llena de amapolas que venía para el Día del Recuerdo (cosa que en América no se entendía muy bien, pero daba igual). Luego decíamos que se sentía como si estuviera en una obra de teatro, y que en realidad así era. Había toda una serie de pequeñas ideas que intentamos introducir en la letra”, agrega “Macca” en el citado volumen.
“Quiero un sonido limpio”
Por esos días finales de 1966, el álbum favorito de Paul McCartney era el Pet Sounds, de los Beach Boys. El sonido denso y limpio del largaduración le encantaba, por lo que decidió emularlo. “No fue una sorpresa cuando anunció que quería ‘un sonido muy limpio y americano’ en la siguiente canción suya que íbamos a grabar, ‘Penny Lane’”, cuenta el ingeniero de grabación de los fab four, Geoff Emerick en su autobiografía El sonido de los Beatles (Indicios, 2011).
Para lograr el cometido, Emerick sugirió un modo de grabación: “Yo había pasado mucho tiempo masterizando discos estadounidenses, y estaba convencido de que la mejor forma de dar a Paul lo que quería era grabar cada instrumento por separado, para que no hubiera ningún tipo de filtración (o ‘sangrado’, como se decía por entonces)”, cuenta el mismo ingeniero en su citada autobiografía. Paul aprobó la idea y se pusieron manos a la obra.
Paul comenzó grabando el piano de la canción en solitario, mientras los demás Beatles simplemente observaban. Buscando darle densidad, fue grabando una capa de piano tras otra. “Como siempre, su sentido del ritmo fue absolutamente soberbio; la parte principal de piano sobre la cual construyó la canción era sólida como una roca, a pesar de que por entonces no había metrónomos ni claquetas. De hecho, Ringo ni siquiera tuvo que tocar un ritmo de referencia con el charles. Fue la base que proporcionó aquella pista de piano original de Paul lo que dio a la canción esa sensibilidad tan fabulosa”, señala Emerick.
Los demás Beatles se unieron a la grabación posteriormente, pero ninguno con una participación tan destacada. John Lennon y George Harrison aportaron con los coros, Ringo Starr con la batería y una campana de bomberos que sacó del armario de efectos especiales del estudio y que agitó de manera sonora.
Sin embargo, llevado por el nuevo espíritu de desarrollar solo trabajo de estudio, sin la obligación de hacer giras, Paul pidió añadir arreglos de instrumentos sinfónicos. Para eso, George Martin compuso una partitura para flautas, trompetas, flautín, fiscorno, oboes, trompa y contrabajo. Pero tal cantidad de instrumentos no bastó para satisfacer al inquieto bajista, y ahí fue cuando pidió que trajeran a David Mason al estudio.
Mason arribó, y como buen músico con estudios, tocó la partitura que había preparado Martin a la primera toma y de modo excepcional. Sin embargo, Paul, llevado por el entusiasmo y por su espíritu perfeccionista pidió a Mason que realizara otra toma. “Mason sabía que lo había clavado, que había tocado cada nota a la perfección y que era un hito prodigioso imposible de mejorar. Entonces, George Martin intervino y se dirigió enfáticamente a Paul, en una de las pocas ocasiones que le vi reafirmar su autoridad como productor en aquellas semanas. ‘Por el amor de Dios, no le puedes pedir a ese hombre que lo vuelva a hacer: ¡es fantástico!’”, cuenta al respecto Emerick.
Paul, molesto, debió retroceder y acceder a que Mason finalmente se marchara. La trompeta barroca es la que suena en el solo intermedio de la canción. También había sido incluida en el final, pero se decidió retirarla. En el Beatles Anthology 2 se puede oír una versión con la trompeta cerrando la canción.
Un “bombazo” como doble cara A
A comienzos de 1967, los ejecutivos de EMI comenzaron a presionar por la entrega de un nuevo single de The Beatles. Así, el manager del cuarteto, Brian Epstein, apareció –como pocas veces solía hacerlo- en los estudios de Abbey Road para conversar con George Martin. “Vino a verme y me dijo: ‘Necesito un single realmente magnífico. ¿Qué tienes?’, ‘Bueno, tengo tres temas –le dije-, y dos de ellos son los mejores que haya grabado nunca. Podríamos juntarlos y sacar un single sensacional”, relata Martin en el libro Anthology.
“Penny Lane” y “Strawberry Fields Forever” fueron lanzadas como un single doble cara A, tal como lo habían hecho en 1965 con “Day tripper” y “We can work in out”. “Realmente la idea de una doble cara A surgió de Brian y de mí. Brian solo pensaba en recuperar la popularidad, así que queríamos asegurarnos de que fuera un bombazo”, señala Martin en el citado libro antológico.
Pero, tras prácticamente cuatro años ininterrumpidos colocando sencillos en el número 1, el “bombazo” de Martin quedó en el segundo lugar de los rankings desplazada por la canción “Release me” de Humperbert Engeldinck. La noticia, sin embargo, no afectó mayormente a los de Liverpool, acostumbrados a estar en la cima de la cima. “¿Las listas? Las leo todas. Hay sitio para todo. Me da igual que Humperbert Engeldinck triunfe. Es su mundo”, señaló John Lennon, en declaraciones citadas en el Anthology.
En una línea similar se expresó Paul: “Si un single como ‘Release me’ te impide llegar al número uno, no pasa nada, porque estás intentando hacer otra cosa. Es un mundillo totalmente diferente”.
Para George Martin, el doble cara A “fue un terrible error”, como explica en la Antología, “hubiéramos vendido mucho más en las listas si hubiésemos sacado un single con, digamos, ‘When I’m sixty four’ en la cara B”.
Siguiendo la costumbre que ya habían instaurado desde el inicio de su carrera, ni “Penny Lane”, ni “Strawberry Fields Forever” fueron incluidas en el álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. En el Anthology, George Martin asume la decisión con algo de lamento. “Nos parecía que si sacábamos un single, no debía figurar en un álbum. Era una tontería, y me temo que fui parcialmente responsable. Hoy en día nadie piensa en eso, pero por aquel entonces intentábamos dar algo a la gente a cambio de su dinero”.
(CULTO / 13-23-2020)
A la noche siguiente ya no estaba en su casa sino en los estudios EMI de Abbey Road para otra sesión del álbum en que The Beatles se encontraban trabajando por esos entonces. Paul McCartney comentó lo que había visto en TV con el ingeniero de grabación, Geoff Emerick, quien, para su sorpresa, ubicaba perfectamente la pieza clásica, puesto que la había escuchado de niño en un disco que encontró en el sótano de la casa de su abuela.
Pero la curiosidad de Paul iba más allá del mero interés por una pieza canónica de la música docta y manifestó su agrado hacia una trompeta que le había llamado la atención, pero no sabía cómo se llamaba. El productor George Martin –quien tenía formación de músico clásico como intérprete de oboe- resolvió el puzzle y le comentó: “Eso se llama una trompeta barroca, y el tipo que la toca se llama David Mason y es amigo mío”.
Al escuchar eso, los ojos de Paul brillaron como los de un niño en dulcería y, por supuesto, pidió que a Mason lo hicieran ir al estudio. Ese sonido quedaría perfecto para la nueva canción que estaban grabando.
”Las cabezas que ha tenido el gusto de conocer”
“Penny Lane” era el nombre de la tercera canción que los Beatles registraron en las sesiones iniciales del álbum que posteriormente sería Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) y que habían comenzado en noviembre de 1966 (las primeras dos: “Strawberry Fields Forever” y “When I’m 64”). El tema, compuesto por Paul, hace referencia a una calle y un distrito en Liverpool, donde curiosamente, solo John Lennon había vivido (junto a su tía Mimi, en Menlove Avenue). De todos modos, es el escenario que McCartney eligió retratar vívidamente en la canción, ¿por qué?
“Pasamos una gran parte de nuestros años de formación por esos lugares. Penny Lane era el sitio en el que tenía que cambiar de autobús para ir de mi casa a la de John y a las de muchos amigos míos. Era una gran terminal de autobuses que todos conocíamos muy bien. Yo cantaba en el coro de la iglesia de St. Barnabas, que estaba justo enfrente”, explica el zurdo en el libro The Beatles Anthology.
La letra de la canción tiene bastante de surrealista. Eso se debe a que en esos entonces, Paul manifestaba un interés genuino en el arte (pese a que el beatle más asociado con ese espectro suele ser Lennon). Un ejemplo claro fue que había apoyado a su entonces cuñado, Peter Asher, para la tarea de montar una galería de arte llamada Indica Gallery, la cual también funcionaba como librería. “Ayudó a diagramar los folletos que se pusieron en circulación antes de la inauguración y diseñó por su cuenta el papel de regalo de la librería”, cuenta Philip Norman en Paul McCartney, la biografía (Malpaso, 2016). Además, solía aparecer en las exposiciones para adquirir alguna obra que después llevaba a su casa en Cavendish, donde empezó a generar una colección de arte.
No es extraño entonces, que en la letra de la canción, el autor de “Yesterday” jugara con las imágenes. “Lo del bombero con el reloj de arena y toda esa imaginería éramos nosotros tratando de ser artísticos. Las letras estaban basadas en cosas reales. Había un barbero que se llamaba Bioletti o algo por el estilo (creo que aún sigue en Penny Lane) que, como todos los barberos, tenía fotos de los cortes de pelo que podías elegir. Pero en vez de tener fotos con cortes de pelo en sus cristales, el barbero de la canción exhibía todas las cabezas que había tenido el gusto de conocer. Nuestro barbero colgaba fotos igual que en una exposición”, cuenta Paul en el libro Anthology.
Pero en la recreación de Penny Lane, Paul se permitió ciertas licencias. “Se trataba de alterarlo un poco desde un ángulo más artístico, como en una obra de teatro. Como lo de la enfermera con una bandeja llena de amapolas que venía para el Día del Recuerdo (cosa que en América no se entendía muy bien, pero daba igual). Luego decíamos que se sentía como si estuviera en una obra de teatro, y que en realidad así era. Había toda una serie de pequeñas ideas que intentamos introducir en la letra”, agrega “Macca” en el citado volumen.
“Quiero un sonido limpio”
Por esos días finales de 1966, el álbum favorito de Paul McCartney era el Pet Sounds, de los Beach Boys. El sonido denso y limpio del largaduración le encantaba, por lo que decidió emularlo. “No fue una sorpresa cuando anunció que quería ‘un sonido muy limpio y americano’ en la siguiente canción suya que íbamos a grabar, ‘Penny Lane’”, cuenta el ingeniero de grabación de los fab four, Geoff Emerick en su autobiografía El sonido de los Beatles (Indicios, 2011).
Para lograr el cometido, Emerick sugirió un modo de grabación: “Yo había pasado mucho tiempo masterizando discos estadounidenses, y estaba convencido de que la mejor forma de dar a Paul lo que quería era grabar cada instrumento por separado, para que no hubiera ningún tipo de filtración (o ‘sangrado’, como se decía por entonces)”, cuenta el mismo ingeniero en su citada autobiografía. Paul aprobó la idea y se pusieron manos a la obra.
Paul comenzó grabando el piano de la canción en solitario, mientras los demás Beatles simplemente observaban. Buscando darle densidad, fue grabando una capa de piano tras otra. “Como siempre, su sentido del ritmo fue absolutamente soberbio; la parte principal de piano sobre la cual construyó la canción era sólida como una roca, a pesar de que por entonces no había metrónomos ni claquetas. De hecho, Ringo ni siquiera tuvo que tocar un ritmo de referencia con el charles. Fue la base que proporcionó aquella pista de piano original de Paul lo que dio a la canción esa sensibilidad tan fabulosa”, señala Emerick.
Los demás Beatles se unieron a la grabación posteriormente, pero ninguno con una participación tan destacada. John Lennon y George Harrison aportaron con los coros, Ringo Starr con la batería y una campana de bomberos que sacó del armario de efectos especiales del estudio y que agitó de manera sonora.
Sin embargo, llevado por el nuevo espíritu de desarrollar solo trabajo de estudio, sin la obligación de hacer giras, Paul pidió añadir arreglos de instrumentos sinfónicos. Para eso, George Martin compuso una partitura para flautas, trompetas, flautín, fiscorno, oboes, trompa y contrabajo. Pero tal cantidad de instrumentos no bastó para satisfacer al inquieto bajista, y ahí fue cuando pidió que trajeran a David Mason al estudio.
Mason arribó, y como buen músico con estudios, tocó la partitura que había preparado Martin a la primera toma y de modo excepcional. Sin embargo, Paul, llevado por el entusiasmo y por su espíritu perfeccionista pidió a Mason que realizara otra toma. “Mason sabía que lo había clavado, que había tocado cada nota a la perfección y que era un hito prodigioso imposible de mejorar. Entonces, George Martin intervino y se dirigió enfáticamente a Paul, en una de las pocas ocasiones que le vi reafirmar su autoridad como productor en aquellas semanas. ‘Por el amor de Dios, no le puedes pedir a ese hombre que lo vuelva a hacer: ¡es fantástico!’”, cuenta al respecto Emerick.
Paul, molesto, debió retroceder y acceder a que Mason finalmente se marchara. La trompeta barroca es la que suena en el solo intermedio de la canción. También había sido incluida en el final, pero se decidió retirarla. En el Beatles Anthology 2 se puede oír una versión con la trompeta cerrando la canción.
Un “bombazo” como doble cara A
A comienzos de 1967, los ejecutivos de EMI comenzaron a presionar por la entrega de un nuevo single de The Beatles. Así, el manager del cuarteto, Brian Epstein, apareció –como pocas veces solía hacerlo- en los estudios de Abbey Road para conversar con George Martin. “Vino a verme y me dijo: ‘Necesito un single realmente magnífico. ¿Qué tienes?’, ‘Bueno, tengo tres temas –le dije-, y dos de ellos son los mejores que haya grabado nunca. Podríamos juntarlos y sacar un single sensacional”, relata Martin en el libro Anthology.
“Penny Lane” y “Strawberry Fields Forever” fueron lanzadas como un single doble cara A, tal como lo habían hecho en 1965 con “Day tripper” y “We can work in out”. “Realmente la idea de una doble cara A surgió de Brian y de mí. Brian solo pensaba en recuperar la popularidad, así que queríamos asegurarnos de que fuera un bombazo”, señala Martin en el citado libro antológico.
Pero, tras prácticamente cuatro años ininterrumpidos colocando sencillos en el número 1, el “bombazo” de Martin quedó en el segundo lugar de los rankings desplazada por la canción “Release me” de Humperbert Engeldinck. La noticia, sin embargo, no afectó mayormente a los de Liverpool, acostumbrados a estar en la cima de la cima. “¿Las listas? Las leo todas. Hay sitio para todo. Me da igual que Humperbert Engeldinck triunfe. Es su mundo”, señaló John Lennon, en declaraciones citadas en el Anthology.
En una línea similar se expresó Paul: “Si un single como ‘Release me’ te impide llegar al número uno, no pasa nada, porque estás intentando hacer otra cosa. Es un mundillo totalmente diferente”.
Para George Martin, el doble cara A “fue un terrible error”, como explica en la Antología, “hubiéramos vendido mucho más en las listas si hubiésemos sacado un single con, digamos, ‘When I’m sixty four’ en la cara B”.
Siguiendo la costumbre que ya habían instaurado desde el inicio de su carrera, ni “Penny Lane”, ni “Strawberry Fields Forever” fueron incluidas en el álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. En el Anthology, George Martin asume la decisión con algo de lamento. “Nos parecía que si sacábamos un single, no debía figurar en un álbum. Era una tontería, y me temo que fui parcialmente responsable. Hoy en día nadie piensa en eso, pero por aquel entonces intentábamos dar algo a la gente a cambio de su dinero”.
(CULTO / 13-23-2020)
No hay comentarios:
Publicar un comentario