martes

CLARISSA PINKOLA ESTÉS - DESATANDO A LA MUJER FUERTE (38)


8

MUCHOS TIPOS DE PRISIONES:
LA MUJER QUE QUEDA AL ÚLTIMO
“NUESTRA SEÑORA
DETRÁS DEL MURO”

Cómo la herida generacional de ser despojados de
la Madre provoca que generaciones subsiguientes
vivan agachadas como si aun los estuvieran
aplastando cuando ahora son, de hecho, libres (4)

La capillita Sixtina de Nuestra Señora de Guadalupe (2)


Sin embargo, hace poco alguien en el “pequeño oasis” de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe decidió “por afán remodelador” que el mural histórico y sagrado pintado por la reconocida muralista Carlota Espinoza hace 35 años, el cual muestra a Nuestra Señora de Guadalupe y al Santo Juan Diego, los enormes ángeles guardianes de La Señora y sus bebés querubines, fuera cubierto con una pared blanca de tablarroca de pìso a techo.

Esa pared borró de la vistan el mural de catorce metros de largo por cuatro metros de altura de la misericordiosa Madre, Guadalupe, y de aquel que aun tras haber sido conquistado, permaneció en la santidad: el Santo Juan Diego. Se hizo un hoyo para meter una rejilla de calefacción cerca del vestido pintado de la Santa Madre. Como el nuevo muro blanco estaba apenas a un metro del mural sagrado, efectivamente se la encapsulaba en una especie de largo y angosto armario para los utensilios de limpieza, donde se colocaban cubetas y otros objetos pertenecientes a la iglesia.

Durante unos doce meses después de que el muro se construyera repentinamente, se enviaron cartas respetuosas y se hicieron llamadas a la parroquia y a la oficina del arzobispo por parte de varias personas preocupadas por el cubrimiento del mural de Nuestra Señora de Guadalupe. Pero las solicitudes de información precisa sobre cómo ocurrió este “borrado” inesperado del mural de Nuestra Señora quedaron sin respuesta. No se nos devolvieron las llamadas; hubo pocas cartas contestando, y estas últimas parecieron desdeñar las preocupaciones ajenas y no incluían nada sobre cómo se concibió esto, qué personas lo decidieron y por qué hecho sin consultar a la comunidad entera… y, más que nada, si podían por fin deshacerlo: Tiren el muro.

En una comunidad de minorías conocidas por su creatividad, vívido amor por el color y en especial sus fuertes vínculos entre sí (con frecuencia estamos seguros de que todos son, de alguna manera, nuestros primos, aunque nunca nos hayamos conocido), arrasar con este gran mural histórico sin consultar a la colectividad entera, que fue la que trajo y cuidó el mural de Nuestra Señora durante todos esos años, no era como se hacían las cosas en la familia. Parecía otro tipo de determinación, ajena a la cultura cura de nuestra cultura. La cultura cura se valora altamente entre nuestra gente. La cultura cura: en otras palabras, lo que está en la cultura que hacemos juntos nos puede curar a todos en el amor.

Muchos temían que este cubrimiento del mural de Nuestra Señora indicara profanación y blasfemia. Estaban realmente desconcertados. Seguían ignorándose sus amables preguntas, donde pedían que se les contara la historia completa sobre cómo ocurrió esto, en nombre de quién se hizo esto, por qué se hizo que esto tuviera lugar, cómo se podría deshacer.

Extrañamente, en este precinto de lo Sagrado, donde se hace un espacio de silencio, el Espíritu Santo llega rugiendo para llenarlo de colores y acciones audaces. Así, comenzaron a llevarse a cabo procesiones y protestas pacíficas por el cubrimiento del mural de la aparición de la Madre Guadalupe al Santo Juan Diego (quien apenas había sido santificado, quinientos largos años después de que se le apareciera Nuestra Señora de Guadalupe). Un grupo de parroquianos y exparroquianos preocupados, líderes de la comunidad, monjas y otras personas interesadas se unieron al final para formar un grupo llamado Fieles Unidos, sustantivo a juzgar por la cantidad de sus peticiones, que ahora incluían más de mil cuatrocientas firmas de la comunidad de la gente.

Las peticiones a los prelados que tenían el poder de tirar el muro, de que por favor así lo hicieran, parecían caer en oídos sordos. Así que el grupo llevó a cabo protestas pacíficas en la iglesia, entre otros actos constantes. Estuvieron presentes las “mujeres de blanco”, devotas de Nuestra Señora de Guadalupe de mucho tiempo atrás, junto con niñitos y niñitas también vestidos de blanco, y todos muy serios y pacientes, parados fielmente junto a Nuestra Señora y su arte sacro. Era conmovedor ver en el corazón leal que los viejos y los jóvenes tenían por La Señora, Ella que por órdenes de otro languidecía tras una plana pared blanca.

De cualquier manera, siguieron encontrando resistencia a las peticiones sinceras de información acerca de cómo este enorme mural histórico había sido pintado encima y separado por una pared, más allá de la conclusión de que “así son las cosas”. Mi padre solía decir que en su tierra los vasallos ignoraban las peticiones de los siervos intencionalmente, y que si había que el siervo sabía era la diferencia entre el silencio que indica que uno de “los de arriba” están pensando bien las cosas y el silencio del que espera que el tema desaparecerá si lo ignora para siempre. Mi padre decía que un hombre verdaderamente santo sólo se queda en silencio cuando piensa cómo resolver un problema.

Hubo un intento de reunión con unos miembros del grupo administrativo del padre de la parroquia, pero no dieron información alguna sobre por qué no se había convocado a un diálogo entre las partes de la comunidad que crearon el mural de Nuestra Señora antes del hecho. Tampoco se ofreció más información sobre la manera repentina en que se cubrieron todas las imágenes sagradas.

Parecía que no se ofrecería guía pastoral alguna a nadie de los que pidieron la restauración del mural de Nuestra Señora, esto es, los que habían llevado a cabo ahí sus bautismos y funerales, bodas y misas de celebración al alcance de los brazos de Nuestra Señora. La gente siguió sorprendida de que la hubieran cubierto sin consultarlos, a los mismos hijos e hijas de quienes la habían traído aquí con sus amorosos corazones hace mucho tiempo, los que le cedieron ese lienzo en blanco de las paredes de la iglesia a la mejor muralista que la comunidad pudo encontrar, quien ofreció su amoroso trabajo; los que se preocuparon por el mural de Nuestra Señora todos estos años, cuidadosamente preservado, protegiendo, quitando el polvo, limpiando, quedándose cerca de este sagrado conjunto de imágenes que tanto consuelo dio a tantos durante tantas décadas.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+