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SÓCRATES: MAESTRO DE MAESTROS


por Jaime Fdez-Blanco Inclán
La máxima más famosa de Sócrates era “conócete a ti mismo”, y no es casual, pues para él el verdadero conocimiento empezaba en uno mismo. Consideraba que, sin ese paso inicial, todo lo demás era irrelevante, puesto que el conocerse íntimamente es el elemento principal para alcanzar el fin buscado por su filosofía: la sabiduría, que no es otra cosa que la suma de todas las demás virtudes juntas.

Empezar por uno mismo

Debemos saber quiénes somos para así conocer los errores propios, y de este modo, poder conocer también los ajenos. Una vez que alcancemos un conocimiento sólido y verdadero en torno a esa cuestión, entonces podremos empezar a centrarnos en las demás y en ayudar a nuestros congéneres, pero nunca antes, pues entonces nuestras enseñanzas serían vanas e inútiles. Es por todo esto que Sócrates considera que este primer paso –conocerse a uno mismo– es crucial.

El bien es, para Sócrates, una consecuencia inevitable del conocimiento. Creía firmemente que si todo el mundo “supiera”, no existiría mal en el mundo. Todos queremos a fin de cuentas lo mismo para nuestra vida: la felicidad. Pero para alcanzarla, hemos de saber qué elecciones hacer y para ello tenemos que saber qué es lo correcto y conocer apropiadamente la realidad. El malvado, dice Sócrates, no es en realidad más que un gran ignorante que toma caminos equivocados porque no sabe cuáles son los adecuados para ser feliz. Por eso cae una y otra vez en el error de la maldad. El malvado es aquel, por tanto, que no conoce la verdad, de manera que la única manera que tenemos para acabar con el mal es enseñándole cuál es esa verdad…, pero no podremos hacerlo si nosotros mismos la desconocemos. Es, por lo tanto, casi una responsabilidad social el esforzarnos en profundizar y expandir el conocimiento (enseñándoselo a otros), pues esa es la única manera de que la sociedad sea cada vez mejor.

El gran maestro

El papel de Sócrates en la historia de la filosofía no tiene parangón, es uno de sus nombres más relevantes. Sócrates creó uno de los mejores métodos de estudio y enseñanza que se han dado en la historia, y la prueba de ello es que continúa siendo usado en todo el mundo a pesar de los milenios transcurridos. ¿Cuál es ese sistema? La mayéutica, el arte de “dar a luz las ideas”. Sócrates no daba largos discursos ni aburría a sus discípulos con sus charlas, sino que les iba haciendo una sucesión de sutiles preguntas en función de sus respuestas, y poco a poco, conseguía que su propio contertulio fuera indagando más y más en la cuestión que estaban tratando, de manera que este, por sí mismo, era capaz de llegar a una conclusión satisfactoria. Espoleaba el pensamiento de sus alumnos y tertulianos sacando de ellos mismos la esencia de cada concepto a partir de las partes. De este modo, trataba de alcanzar verdades universales, pues el principal valor de este método era la fiabilidad que ofrecía a la hora de descartar ideas preconcebidas. Esto, unido a su excelencia y a su perseverancia, terminaba logrando que fueran sus propios interlocutores los que sentían el orgullo de haber encontrado una certeza. Y ahí está la magia de Sócrates: no solo encontraba la verdad, sino que hacía que los demás la encontrarán por sí mismos y fomentaba que esta se extendiera entre los que escuchaban, haciendo que ellos también quisieran alcanzar la sabiduría.

(Filosofía & Co / 4-1-2019)

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