martes

JOAQUÍN TORRES-GARCÍA: CONSTRUCTIVISMO, SEMIOLOGÍA Y MITOLOGÍA (5)


por RUBEN TANI

3.2. El argumento antropológico y genético


Torres sostiene que los primitivos, los niños y quienes no han estudiado en las academias. No imitan estilos y no copian cosas, sino que dibujan formas universales, y sostiene que la idea de perspectiva es una ilusión aprendida, y que lo que corresponde en realidad, como enseñanza, según Torres es que la inteligencia rectifique “lo que la visión física nos representa”, porque, las “distancias entre los objetos son concretas” y, estéticamente, sus relaciones armónicas se deben dar en la frontalidad. (Torres, 1944:34 y 46-47). (6) Si bien considera que debemos aprender alguna técnica: “la Naturaleza ha formado a todos los seres de tal suerte, que encuentran en sí mismos todo aquello que han menester para vivir armónicamente”. Es decir, vivir según la “ley universal”, es aspirar a lo eterno ya que la vida es movimiento aparente. (Torres, 1944:42 y 72).

En este sentido, lo original que podemos aportar (niños y primitivos incluidos), surge según Torres, en lo que llama inconsciente, diríamos un universal “ontológico” y no psicológico, que puede ser auxiliado con el oficio que aprendemos, sin embargo, cuanto más abstractas sean las reglas del Arte, será más restringida la técnica y mayor pureza y originalidad tendrá la obra construida, sea en hierro, mármol, madera, etc. (Torres, 1944: 43-44). El artista como constructor, obra según las reglas de composición, abstracta y universales, y Torres, extiende la universalización estableciendo una comparación con otros constructores anónimos (7): el hornero, el castor y las abejas. Así también, como la ciudad es un cubo, y la colmena es un hexágono, las hormigas viven en “cavernas prehistóricas”. (Torres, 1944:53-54).

En esta unidad universal señala la identidad de diversas expresiones, el arte alejandrino, bizantino, y el griego, como entre el nuestro y el arte incaico (8). Desde Uruguay apela a una unidad estética y cultural ya que “formamos parte de la familia indo-americana a pesar del aluvión europeo”, (quizá se refiere tanto a la influencia del emigrante como la del Louvre). Propicia un nuevo arte en América, sin “caer en lo arqueológico” y hacer “pastiches sudamericanos” o “arte autóctono” ya que “una cosa es reconocer los valores del arte primitivo y otra imitarlo”. (Torres, 1994:990-995). El artista interpreta los “signos más allá de su materialidad”, para interpretar formas de vida. (Torres, 1944:50-51 y 704). En este sentido, el signo, el “espectro del artista”, se inscribe en la Eterna Armonía Universal, y así, como “signo viviente de un hombre” que no aprende en escuelas técnicas sino que debe iniciarse en el recinto sagrado universal, para estar en Dios como un laico. (Torres, 1944:887 y 1947: fasc. 4, 30-31).

De acuerdo a la Ley de la Razón (no la racionalidad moderna), se supera la relatividad de las cosas porque: “son manifestaciones de lo Uno y lo Mismo”, “según el filósofo”, (Platón). Sentir es una actitud tan importante como el pensar, ya que el hombre y el Mundo tiene su alma en el Espíritu de la Naturaleza, cuya forma ha de ser interpretada, sim tanta “ciencia”, ya que el niño, el hombre (y hasta el animal la interpreta) (9).

Esto explica el arte metafísico de los “llamados salvajes”, el arte, negro, el australiano y el incaico, que interpretan dicha forma y no la realidad, porque “vive en su alma esa forma” que conocen intuitivamente para lograr reunir lo universal de la Naturaleza con lo Universal de la Razón, entendida esta como geometría, no como pensamiento al estilo occidental, sino como un sentir e intuir el Alma del Mundo y de la Naturaleza, porque en “el orden completo de la creación”, toda medida, jerarquía, e idea de los seres, de los mundos y de las cosas, están en todo hombre, que es un pequeño dios, un cosmos que posee algo que antecede a la “creación de los mundos”. (Torres, 1944:66-69).

Volver a la Tradición es retornar a la Razón entendida como medida, regla y equilibrio que se expresa mediante la geometría, el número y el símbolo para mantener un equilibrio entre la Razón y la Naturaleza, entre el arte y la vida, ya que “una letra, un signo sobre la piedra”, señala esta relación entre la cultura y la naturaleza. (Torres, 1944:569-570).

El pensar según los conceptos de Tiempo y de Espacio y, los conceptos de causa y efecto, coincide con el mundo real, la Razón no es abstracta y sin contenido. Para Torres, ya sabemos que, la Abstracción y la Realidad son una sola cosa. La ley de la Razón hace que un objeto singular devenga general, y por esto, es que, la Razón está en el orden de la Naturaleza. (Torres, 1944:606). Para Torres pensar, es clasificar, abstraer y ordenar, para realizar juicios en relación al tiempo y a la realidad y, que la Razón es la facultad de generalizar, claro, esto expresado en un tono platónico y no estrictamente moderno. (Torres, 1944: Lección 3 y 82, y Torres, 1947: fasc., 4, 36-38).

Para crear, considera que es necesario reflexionar mediante la autoconciencia, para pasar, de la relativo a lo Absoluto, y conocer lo Eterno, lo que es, fuera del Tiempo y el Espacio, por esto, este conocimiento intuitivo o visión estética, le permite al artista pasar del orden de lo real platónico al orden plástico, en el cual se sustituyen la descripción y la narración del espacio y el tiempo fenoménicos. El despertar esta conciencia debe ser el fin de la educación en la Verdad, antes de la instrucción técnica (Torres, 1944:82-84 y 889).

Notas

6) Por primitivo entiende, desde el “balbuceo al gran estilo”: el arte prehistórico, el egipcio, el sumerio, los vasos griegos, los mosaicos bizantinos, el inca, el azteca, arte frontal que compone figuras y objetos creando imágenes sintéticas producidas por el conocimiento y no por las sensaciones”. La gran tradición que sería el arte normal de todos los hombres. (Torres, 1944: 46-47). (Negritas nuestras).

(7) Torres afirma que “en todas las grandes épocas constructivas, puede decirse que todo arte es anónimo” (Torres, 1952: 31). Sobre el concepto de un arte anónimo ver Françoise Gilot (1980:200 y Fló, 1974:10).

(8) Torres considera que en la Gran Tradición del hombre abstracto, lo clásico está en Grecia arcaica (siglos VII y VI a. C.), y pensando desde Uruguay, en el hombre americano y el art de América, rescata las culturas pre-colombinas. (Torres, 1944:846, 847 y 879), y las etapas de la tradición indoamericana. (Torres, 1947: fasc. I, 19-20).

(9) En su paideia, Torres opina que “el dibujo de los niños es normal”, el que los “pedagogos llaman dibujo-escritura”. Pero, “ni los pedagogos y teóricos del arte han entendido que: todos poseemos la facultad (en medida variable) de “expresarnos gráficamente”, porque han creído, que la “norma” es el dibujo en tres dimensiones. (Torres, 1944:93).

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