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GARDEL: EL ALMA QUE CANTA (25) - HUGO GARCÍA ROBLES


Gardel y la radio

Es conveniente considerar que Gardel, al margen de su portentoso talento artístico, supo advertir tempranamente, caminos, recursos y medios que crecieron con su participación. Él detectó antes que nadie las posibilidades del tango como canción, se apoyó llegado el momento de su triunfo internacional en las letras de Le Pera, letras que esquivaban cuidadosamente el lunfardo para que fueran comprensibles a los admiradores que Gardel ganaba en España, Puerto Rico, Colombia, Venezuela, es decir, en todas las regiones de habla española, sin perder de vista, por supuesto, sus triunfos en París.

Pero advirtió también tempranamente las posibilidades de la radiotelefonía que nacía en su tiempo, aproximadamente en la década 1920-1930. Un rápido resumen ayudará a comprender la razón por la cual algunas de las fotos del cantor están vinculadas a los micrófonos de la NBC de Nueva York, Radio Grand Splendid en Buenos Aires o radio Carve en Montevideo. Quien escribe nunca deja de admirar la espléndida imagen del cantor frente a los micrófonos de la todavía existente Carve, Sadrep Limitada, en la cual se le ve con la mano izquierda en el bolsillo de su chaqueta, detrás los guitarristas y algunos admiradores boquiabiertos seguramente por la magia de su voz. El rostro muestra la concentración serena que adoptaba al cantar, frente al micrófono que identifica a la emisora.

En declaraciones efectuadas oportunamente por Horacio Torres, coordinador del Museo Casa Carlos Gardel (Jean Jaurés 735), con aportes de coleccionistas como Hamlet Peluso y Bruno Crespi, entre otros, se documentan datos sobre la primera audición que Gardel hiciera con Razzano, cuando integraban el famoso dúo. Fue en la fecha 30 de setiembre de 1924 en la radio Grand Splendid. Hubo actuaciones en Radio Prieto y en 1933 en Radio Nacional LR3. Queda dicho antes de sus actuaciones en la NBC neoyorquina yen Montevideo por Sadrep, es decir, la actual Radio Carve.

Es difícil concebir en los tiempos actuales, cuando la TV ha ocupado el centro de la convocatoria del público, cuánto pesaba la radiodifusión en el panorama de las comunicaciones. Los aparatos de radio, instalados en todos los hogares, fueron poco a poco convirtiéndose en el centro de las noticias y las actuaciones artísticas sonoras. Se sabe que Gardel firmó en 1931 un contrato para un espacio que auspiciaban las bodegas Giol por LP6 Radio Casa América. El contrato lo comprometía a cantar martes, jueves, sábados y domingos de 21 a 22 horas, durante los meses de setiembre y octubre. Los honorarios eran 400 pesos por audición en régimen de exclusividad. El contrato indicaba además que si por alguna razón se interrumpía la señal de la radio, se mantenía vigente con el cambio de emisora previsible. Gardel estuvo obligado, por el mismo contrato, a grabar un “jingle” que concernía al vino Toro. El cantor aceptó a duras penas, un tango llamado “Tirate un lance”, promocionando un concurso del vino que entregaba como primer premio un automóvil De Soto. La letra decía:

“Tirate un lance / tomá vino Toro / ques está en diez tapitas / la combinación. / No pierdas el tiempo / metéle, Teodoro / pensá en tu pebeta / juntá pa’un cupón. / Tirate un lance / tomá vino Toro / que el gran concurso / te podés armar / de un regio De Soto / que vale un tesoro / y el sueño de tu novia / se va a realizar”.

Se afirma en la fuente citada que ese fue el único “jingle” que grabó Gardel y que se tapó la cara cuando lo grabó. El texto que debía cantar justifica el gesto ampliamente. No es cierto, sigue Horacio Torres, la atribución de otra publicidad vinculada a Geniol y que en realidad cantó Carlos Marambio Catán.

Torres explica las condiciones técnicas de la radio de entonces. Un solo micrófono para el cantor y sus guitarristas pero el peso de su fama hace que su recital por la NBC sea tapa del diario “Críticas”, que en ese momento era el órgano de prensa impresa más importante. El contrato con la radio neoyorquina le significaba un honorario de mil cuatrocientos dólares mensuales, por tres actuaciones semanales, cifra récord pagada aparentemente hasta ese momento a un artista extranjero, según se lee en el libro de Nelson Bayardo “Carlos Gardel a la luz de la historia”. El programa se desarrolló con éxito creciente en los primeros meses del año 1934, lo cual no debe sorprender, no sólo por la magia del intérprete, sino también por el medio millón de latinoamericanos que habitaban entonces en Nueva York. La programación de ese momento en la NBC incluía a Arturo Toscanini, Al Jolson y Bing Crosby, entre otras luminarias.

Por otra parte, la prensa de la época dedicaba columnas de crítica a la actividad radiofónica, hecho que respaldaba la popularidad del nuevo medio. Cada actuación de Gardel era anunciada el día previo, el mismo día y una vez cumplida aparecía la nota crítica al día siguiente.

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