martes

SAN JUAN DE LA CRUZ - LLAMA DE AMOR VIVA (13)


¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro;
pues ya no eres equiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

DECLARACIÓN (11)

24 / Esta purgación en pocas almas acaece tan fuerte; sólo en aquellas que el Señor quiere levantar a más alto grado de unión, porque a cada una dispone con purga más o menos fuerte, según el grado a que la quiere levantar, y según también la impureza e imperfección de ella. Así esta pena se parece a las del purgatorio, porque así como se purgan allí los espíritus para poder ver a Dios por clara visión en la otra vida, así, en su manera, se purgan aquí las almas para poder tranfromarse en Él por amor en esta.

25 / La intención de esta purgación y cómo en menos, y cuándo según el entendimiento y cuándo según la voluntad, y cómo según la memoria y cuándo y cómo también según la sustancia del alma, y también cuándo todo y según todo, y la purgación de la parte sensitiva y cómo se conocerá cuando lo es la una y la otra, y a qué tiempo y punto y sazón de camino espiritual comienza, porque lo tratamos en la Noche oscura de la Subida del Monte Carmelo, y no hace ahora a nuestro propósito, no lo digo. Baste saber ahora que el mismo Dios que quiere entrar en el alma por unión y transformación de amor, es el que antes está embistiendo en ella y purgándola con la luz y el calor de su divina llama, así como el mjismo fuego que entra en el madero es el que le dispone como antes habemos dicho; y así, ahora le es es suave, embestida en ella, la misma que antes le era esquiva, estando fuera embistiendo en ella.

26 / Y esto es lo quiere dar a entender cuando dice el alma en el presente verso: Pues ya no eres equiva, que en suma es como si dijera: Pues ya no solamente no me eres oscura como antes, pues eres la divina luz de mi entendimiento, que te puedo ya mirar; y no solamente no haces desfallecer mi flaqueza, mas antes eres la fortaleza de mi voluntad con que te puedo amar y gozar, estando toda convertida en amor divino; y ya no eres pesadumbre y aprieto para la sustancia de mi alma, mas antes eres la gloria y deleites y anchura de ella, pues de mí se puede decir lo que se cantó en los divinos Cantares, diciendo: ¿Quién es esta que sube del desierto abundante de deleites, estribando sobre su Amado, acá y allá vertiendo amor? (8,5). Pues esto es así,

acaba ya si quieres.

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