lunes

CÁNTICO ESPIRITUAL (89) - SAN JUAN DE LA CRUZ


CANCIÓN 35

ESPOSA

Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte o al collado,
do mana el agua pura,
entremos más adentro en la espesura.

DECLARACIÓN (1)

1 / Ya que está hecha la perfecta unión de amor entre el alma y Dios, quiérese emplear el alma y ejercitar en las propiedades que tiene el amor. Y así ella es la que habla en esta canción con el Esposo, pidiéndole tres cosas que son propias del amor. La primera, querer recibir el gozo y sabor de el amor; y esa le pide cuando dice: “Gocémonos, Amado.” La segunda es desear hacerse semejante al Amado; y esta le pide cuando dice: “Vámonos a ver en tu hermosura.” Y la tercera es escudriñar y saber las cosas de el mismo Amado; y esta le pide cuando dice: “Entremos más adentro en la espesura.” Síguese el verso

Gocémonos, Amado.

2 / Es a saber, en la comunicación de dulzura de amor, no sólo en la que ya tenemos en la ordinaria junta y unión de los dos, mas en la que redunda en el ejercicio de amar afectiva y actualmente, ahora interiormente con la voluntad en actos de afición, ahora exteriormente haciendo obras pertenecientes al servicio de el Amado. Porque (como habemos dicho) esto tiene el amor donde hizo asiento, que siempre se quiere andar saboreando en sus gozos y dulzuras, que son el ejercicio de amar interior y exteriormente (como habemos dicho); todo lo cual hace por hacerse más semejante al Amado. Y así, dice luego:

Y vámonos a ver en tu hermosura.

3 / Que quiere decir: Hagamos de manera que por medio de este ejercicio de amor ya dicho lleguemos a vernos en tu hermosura; esto es, que seamos semejantes en hermosura, y sea tu hermosura de manera que, mirando el uno al otro, se parezca a ti en tu hermosura, y se vea en tu hermosura; y así te veré yo a ti en tu hermosura, y tú a mí en tu hermosura; y así parezca yo tú en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura será tu hermosura, y tu hermosura mi hermosura; y seré yo tú yo tú en tu hermosura, y serás tú yo en tu hermosura, porque tu hermosura misma será tu hermosura. Esta la adopción de los hijos de Dios, que de veras dirán a Dios lo que el mismo Hijo dijo por San Juan al Eterno Padre, diciendo: “Omnia mea tu sunt, et tua mea sunt”; que quiere decir; “Padre, todas mis cosas son tuyas, y tus cosas son mías” (17,10); Él por esencia, por ser Hijo natural, nosotros por participación, por ser hijos adoptivos. Y así lo dijo Él no sólo por sí, que era la cabeza, sino por todo su cuerpo místico, que es la Iglesia.

Al monte o al collado.

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