CANCIÓN 31
¡Oh ninfas de Judea,
en tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
morá en los arrabales
y no queráis tocar nuestros umbrales.
DECLARACIÓN (2)
4
/
En los arrabales de Judea, que decimos ser la parte sensitiva del alma; y “los
arrabales” de ella son los sentidos sensitivos interiores, como lo son la
fantasía, la imaginativa, memoria, en los cuales se colocan y recogen las
fantasías e imaginaciones y formas de las cosas. Y estas son las que aquí llama
ninfas, las cuales entran a estos arrabales de los sentidos interiores por las
puertas de los sentidos exteriores, que son oír, ver, oler, gustar, tocar; de
manera, que todas las potencias y sentidos de esta parte sensitiva los podemos
llamar arrabales, que son los barrios que están fuera de la ciudad. Por lo que
se llama ciudad en el alma, es allá lo de más adentro, que es la parte razonal,
que es la que tiene capacidad para comunicar con Dios, cuyas operaciones son
contrarias a las de la sensualidad. Pero, porque hay natural comunicación de la
gente que mora en estos arrabales de la parte sensitiva -la cual gente es las
ninfas que decimos-, de tal manera que lo que se obra en esta parte ordinariamente
se siente en la otra más interior, que es la razonal, y por consiguiente la
hace advertir y desquietar de la obra espiritual que tiene en Dios, dícele que moren
en sus arrabales, esto es, que se quieten en sus sentidos sensitivos,
interiores y exteriores.
Y
no queráis tocar nuestros umbrales.
5
/
Esto es, ni por primeros movimientos toquéis a la parte superior. Porque los
primeros movimientos de el alma son las entradas y umbrales para entrar en el
alma, y cuando pasan de primeros movimientos en la razón, ya van pasando los umbrales; pero cuando sólo son
primeros movimientos, sólo se dice tocar a los umbrales o llamar a la puerta,
lo cual se hace cuando hay acometimientos a la razón de parte de la sensualidad
para algún acto desordenado. Pues no solamente el alma dice aquí que estos no
toquen a la alma, pero aun las advertencias que no hacen a la quietud y bien de
que goza; y así, esta parte sensitiva con todas sus potencias, fuerzas y
flaquezas en este estado ya está rendida al espíritu. De donde esta ya es una
bienaventurada vida semejante a la de el estado de la inocencia, donde la
armonía y habilidad de la parte sensitiva del hombre servía al hombre para más
recreación y ayuda de conocimiento y amor de Dios en paz y concordia con la parte
superior. ¡Dichosa el alma que a este estado llegare! “Mas ¿quién es este? Y
alabarle hemos, porque hizo maravillas en su vida” (Eccli, 39,9).
6
/
Esta canción se ha puesto aquí para dar a entender la quieta paz y segura que
tiene el alma que llega a este alto estado; no para que se piense que este
deseo que muestra aquí el alma de que se sosieguen estas ninfas sea porque en
este estado molesten, porque ya están sosegadas, como arriba queda dado a
entender; que este deseo más es de los que van aprovechando y de los
aprovechados que los ya perfectos, en los cuales poco o nada reinan las
pasiones y movimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario