domingo

CÁNTICO ESPIRITUAL (81) - SAN JUAN DE LA CRUZ


CANCIONES 31

¡Oh ninfas de Judea,
en tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
morá en los arrabales
y no queráis tocar nuestros umbrales.

DECLARACIÓN (1)

1 / En esta canción la esposa es la que habla; la cual, viéndose puesta según la porción superior espiritual en tan ricos y aventajados dones y deleites de parte de su Amado, deseando conservarse en la seguridad y continua posesión de ellos, en la cual el Esposo la ha puesto en las dos canciones precedentes, viendo que de parte de la porción inferior, que es la sensualidad, se le podría impedir (y que de hecho impide) y perturbar tanto bien, pide a las operaciones y movimientos de esta porción inferior que se sosieguen en las potencias y sentidos de ella y no pasen los límites de su región -la sensual- a molestar y a inquietar la porción superior y espiritual de el ánima, por que no la impida aun por algún mínimo movimiento el bien y suavidad de que goza. Porque los movimientos de la parte sensitiva y sus potencias, si obran cuando el espíritu goza, tanto más le molestan e inquietan, cuanto ellos tienen de más obra y viveza. Dice, pues, así:

¡Oh nimphas de Judea!

2 / Judea llama a la parte inferior de la ánima, que es la sensitiva. Y llámala “Judea”, porque es flaca y carnal y de suyo ciega, como lo es la gente judaica. Y llama “nimphas” a todas las imaginaciones, fantasías y movimientos y afecciones de esta porción inferior. A todas estas llama “nimphas”, porque, así, como la nimphas con su afición y gracia atraen para sí a los amantes, así estas operaciones y movimientos de la sensualidad sabrosamente procuran atraer así a la voluntad de la parte razonal, sacándola de lo interior a que quiera lo exterior que ellas quieren y apetecen, moviendo también al entendimiento y atrayéndole a que se case y junte con ellas en su bajo modo sensual, procurando conformar a la parte razonal y aunarla con la sensual. Vosotras, pues, dice, operaciones y movimientos sensuales,

en tanto que las flores y rosales
el ámbar perfumea.

3 / Las “flores” son las virtudes de el alma, como arriba dijimos. Los “rosales” son las tres potencias de el alma: entendimiento, memoria y voluntad, que llevan rosas y flores de conceptos divinos y actos de amor y de virtudes. El “ámbar” es el divino Espíritu que mora en el alma; y “perfumear” este divino ámbar “en las flores y rosales” es comunicarse y derramarse suavísimamente en las potencias y virtudes de el alma, dando en ellas a la alma perfume de divina suavidad. En tanto, pues, que este divino Espíritu está dando suavidad espiritual a mi alma,

Morá en los arrabales.

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