LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (1)
REALISMO
(1)
Es demasiado frecuente la
creencia de que el músico, en su existencia ensimismada, encuentra satisfacción
con la riqueza de sus melodías y sólo bucea en su interior, cerrándose al mundo
exterior. A esta altura de este libro podemos asegurar que este no es el caso
de Mozart; no se sustrae al diálogo con el acontecer diario, ya sea que combata
a un contrincante con temperamento dramático o que contemple con curiosidad y
diversión la sociedad humana. A pesar de que es evidente que el genio creador,
triunfando sobre la materia, deja en libertad a su espíritu, también demuestra
su activa participación en el mundo fenomenológico. Mozart parecía estar íntimamente
ligado al mundo tangible.
Su decidida inclinación
por lo concreto la demuestra Mozart en su relación con el idioma: propone que
el castrato cante también papeles
femeninos en el teatro de Salzburgo.
…claro
que el capítulo se pondría dentro; sólo que poner dentro es siempre mejor que
poner encima… (1)
El contenido, originalmente
gráfico del verbo usado en forma traslaticia, está presente en Mozart. De allí llegan
por asociación, a lo de “poner encima”, que debe entenderse concretamente.
Cuando Mozart escribe que
alguien quiere “afirmar” (behaupten:
Haupt, “cabeza”) o mejor dicho (beköpfen:
Kopf, “cabeza”) (2) algo”, también desentraña cosas reales de un verbo
usado en forma abstracta.
El siguiente juego de
palabras viene muy bien para mostrar la inclinación de Mozart hacia lo tangible
sensorialmente:
…¡sólo
a mi tonta cabeza no quería ocurrírsele!, y era Agradecer a Vuestra Merced que
se haya tomado tanto trabajo por el hermoso frac -y por la gracia de prometerme
uno- pero a mí no se me ocurrió, como de costumbre. Me remuerde a veces no
haber aprendido al mismo tiempo que música el arte de construir, pues he oído a
menudo que el mejor arquitecto es aquel a quien no se le ocurre nada. (4)
La palabra brujería seguramente
despierta vivencias muy concretas:
…vivir
bien y vivir contento son dos cosas distintas. Y lo último no podré hacerlo sin
brujería. Realmente debería ocurrir en forma sobrenatural, y eso no es posible,
porque en los tiempos actuales ya no hay brujas. (5)
Langenmantel tiene que
soportar el cambio de su apellido en Kurzmantel, ya que Mozart registra el
apellido como figura. En consonancia con esto, también el ayudante se llama tan
pronto Süsmayer como Sauermayer * (6) de acuerdo con el humor de su patrón. Al
señor Schmalz lo llama alternativamente señor Milch, Butter, Käs * (7). El
nombre del señor Seydelmann le sirve para muchos juegos de palabras:
Te
agradezco tu informe acerca de la ópera de Seydelmann. Claro que sería mejor
que se llamara Maasmann. Pero si lo conocieras en persona, como yo, lo
llamarías picapedrero o, por lo menos, Zementmann * * (8)
Notas
(1) Al abate Bullinger,
París, 7-VIII-1778, II, 352.
(2) A la primita,
Salzburgo, 10-V-1779, II, 341.
(3) A la baronesa Von
Waldstät, Viena, 2-VIII-1782, II, 375.
(4) Al abate Bullinger,
París, 7-VIII-1773, II, 351.
(5) A su esposa, Viena,
6-VII, 1791, II, 287.
* Süs, “dulce”; sauer, “ácido”.
(N. del T.)
(6) A su padre, Manhheim,
22-XI, 1777, I, 202.
(7) A su esposa, Leipzig,
19-V, 1789, II, 261.
(8) A su padre,
Augsburgo, 24-X, 1777, I, 264.
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