domingo

EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (33) - JOSEPH CAMPBELL


EL CRUCE DEL PRIMER UMBRAL (5)


El lector debe saber que el príncipe Cinco Armas se refería al Arma del Conocimiento que estaba dentro de él. Este joven héroe no era otro que el futuro Buddha, en una reencarnación anterior. (51)

“Lo que dice este joven es cierto -pensó el ogro, aterrorizado con el miedo a la muerte-. Del cuerpo de este hombre león mi estómago no podría digerir ni un fragmento de carne del tamaño de un frijol. ¿Lo dejaré ir?” Y dejó ir al príncipe Cinco Armas. El Futuro Buddha le predicó la Doctrina, lo dominó, lo enseñó a renunciar y luego lo transformó en el espíritu que debía recibir las ofrendas del bosque. Después de amonestar al ogro para que fuera prudente, el joven partió y a la entrada del bosque contó su historia a los seres humanos; luego siguió su camino. (52)

Como símbolo del mundo al que nos mantienen aferrados los cinco sentidos y que no pueden hacerse a un lado por las acciones de los órganos físico, Cabello Pegajoso fue vencido sólo cuando el Futuro Buddha, desposeído de las cinco armas de su nombre momentáneo y carácter físico, recurrió a la sexta arma, invisible y sin nombre, el trueno divino, el conocimiento del principio trascendente, que está detrás del reino fenoménico de los nombres y de las formas. Entonces cambió la situación. No permaneció atrapado sino que fue libertado; porque pudo recordar que ser era ser libre siempre. La fuerza del monstruo fenomenológico desapareció y aprendió a renunciar. Habiendo aprendido a renunciar se convirtió en divino, un espíritu que tiene derecho a recibir ofrendas, o sea como es el mundo mismo una vez que se conoce, no en el sentido final, sino como un mero nombre y la forma de lo que trasciende, pero que abarca en forma inmanente todos los nombres y las formas.

La “muralla del Paraíso” que esconde a Dios de los ojos humanos, ha sido descrita por Nicolás de Cusa como constituida por la “coincidencia de los contrarios”; la puerta está vigilada por “el más alto espíritu de la razón que impide la entrada hasta que ha sido dominado.” (53) Las parejas de contrarios (ser y no ser, la vida y la muerte, la belleza y la fealdad, el bien y el mal y todas las otras polaridades que atan las facultades a la esperanza y al temor y ligan los órganos de la acción a los actos de defensa y de adquisición) son las rocas que chocan (Simplégades) y destruyen al viajero, pero entre las cuales los héroes siempre pasan. Este es un motivo conocido por todo el mundo. Los griegos lo asociaban con dos islas rocosas del mar Euxino, que chocaban una contra otra, empujadas por los vientos, pero Jasón, en el Argos, navegó entre ellas, y desde ese momento han permanecido separadas. (54) Los Héroes Gemelos de la leyenda Návajo fueron advertidos del mismo obstáculo por la Mujer Araña; protegidos sin embargo por el polen, símbolo del camino, y por las plumas de águila arrancadas por un pájaro del sol vivo, pudieron superarlo. (55)


Como el humo de ofrenda que se eleva a través de la puerta del sol, así va el héroe, liberado de su ego, a través de las paredes del mundo, deja el ego atrapado por el del Cabello Pegajoso y sigue adelante.


Notas

(51) El trueno (vajra) es uno de los símbolos principales de la iconografía budista, y significa la fuerza espiritual del estado de Buddha (iluminación indestructible) que sacude las realidades ilusorias del mundo. Lo absoluto o Adi Buddha está representado en las imágenes del Tibet como, Vajra-Dhara (tibetano: Dorje-Chang), “Sostenedor del rayo adamantino”.
En las figuras de los dioses que han venido de la antigua Mesopotamia (Sumeria, Acadia, Babilonia y Asiri) el trueno, en la misma forma que el vajra, es un elemento conspicuo; de ellos lo heredó Zeus.
Sabemos también que entre los pueblos guerreros primitivos, hablan de sus armas como truenos. Sicut in coelo et in terra; el guerrero iniciado es un agente de la voluntad divina, su adiestramiento no consiste solamente en habilidades manuales, sino también en las espirituales. La magia (que es la fuerza sobrenatural del trueno) como también la fuerza física y el veneno químico, da energía letal a sus golpes. Un maestro consumado no requiere ningún arma física; es suficiente con la fuerza de su palabra mágica.
La parábola del príncipe Cinco Armas ilustra este tema. Pero también enseña que el que confía o se enorgullece de sus características empíricas o meramente físicas está completamente perdido. “Aquí tenemos el retrato de un héroe -escribe el Dr. Coomaraswamy- que entra en la experiencia estética (los ‘cinco puntos’ son los cinco sentidos), pero que es capaz por una superioridad moral intrínseca, de libertarse a sí mismo y de libertar a otros”. (Journal os American Folklore, 57, 1944, p. 129).
(52) Jataka, 55: I, 272-275. Adaptado, ligeramente abreviado de la traducción de Eugene Watson Burlingame, op. cit., pp. 41-44. Reproducido con autorización de Yale University Press, editores.
(53) Nicolás de Cusa, De Visiones Dei, 9:11, citado por Ananda K. Coomaraswamy, “On the One and Only Transmigrant” (Supllement to the Journal of the American Oriental Society, abril-junio, 1944), p. 25.
(54) Ovidio, Metamorfosis, VII, 62; XV, 338.
(55) Supra, p. 71.

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