domingo

EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (32) - JOSEPH CAMPBELL


4 / EL CRUCE DEL PRIMER UMBRAL (4)

La segunda historia es de diferente estilo. Habla de un joven príncipe que acababa de terminar sus estudios militares bajo la dirección de un maestro mundialmente famoso. Habiendo recibido, como símbolo de su distinción, el título de príncipe Cinco Armas, aceptó las cinco armas que su maestro le dio, se inclinó y armado con sus nuevas armas, se puso en el camino que llevaba a la ciudad de su padre, el rey. Avanzó hasta que llegó a cierto bosque. La gente que vivía a la entrada del bosque trató de advertirle. “Señor príncipe, no entréis en este bosque -le dijeron-, aquí vive un ogro llamado Cabello Pegajoso; mata a todos los hombres que ve.”

Pero el príncipe era confiado y valeroso como un león de melena. Entró en el bosque y cuando llegó al centro el ogro se le apareció. El ogro había aumentado su estatura a la altura de una palmera, se había creado una cabeza tan grande como una casa de verán con un pináculo en forma de campana, unos ojos como cestos de limosna, dos colmillos como bulbos o capullos gigantes; un pico de halcón; la barriga estaba llena de ronchas y las manos y los pies eran verde oscuro. “¿Dónde vas?” -le preguntó- ¡Detente! ¡Eres mi presa!”

El príncipe Cinco Armas contestó sin temor y con gran confianza en las artes y tretas que había aprendido. “Ogro -dijo-, sabía lo que me exponía cuando entré en este bosque. Harías bien en cuidarte de atacarme, porque atravesaré tu carne con una flecha mojada en veneno y te haré caer en tus huellas”.

Habiendo amenazado así al ogro, el joven príncipe en su arco una flecha mojada en veneno mortal y la disparó. Cayó en los cabellos del ogro. Luego disparó unas detrás de la otra, cincuenta flechas. Todas se pegaron en los cabellos del ogro. El ogro se sacudió cada una de las flechas, que cayeron a sus pies, y se aproximó al joven príncipe.

El príncipe Cinco Armas amenazó al ogro por segunda vez y levantando su espada, le dio un golpe maestro. La espada, que tenía treinta y tres pulgadas de largo, se pegó a los cabellos del ogro. Entonces el príncipe quiso atravesarlo con una lanza, que también se pegó a sus cabellos; al ver que la lanza se había pegado, lo golpeó con un garrote, que también se pegó a sus cabellos.

Cuando vio que el garrote se había pegado, le dijo: “Señor ogro, nunca habéis oído hablar de mí. Soy el príncipe Cinco Armas. Cuando entré en este bosque infestado por vos, no pensaba en arcos ni en armas parecidas; cuando entré en este bosque, pensaba sólo en mí mismo. Ahora voy a golpearos y a convertiros en polvo.” Habiendo dado a conocer su determinación y dando un alarido, golpeó al ogro con su mano derecha. La mano se pegó a los cabellos del ogro. Lo golpeó con la mano izquierda. También se le pegó. Lo mismo sucedió a su pie derecho. Lo golpeó con su pie izquierdo. Pensó: “Le golpearé con mi cabeza y se ha de convertir en polvo.” Lo golpeó con la cabeza. Y también se le pegó en el cabello del ogro. (50)

El príncipe armas falló cinco veces, se pegó en cinco lugares y colgaba del cuerpo del ogro. Con todo esto, no estaba atemorizado; entretanto, el ogro pensó: “Este es un hombre león, un caballero de noble nacimiento… no un simple hombre. Porque aunque ha sido atrapado por un ogro como yo, no parece temblar ni estremecerse. En el tiempo que he cuidado de este camino, no he visto ningún hombre que lo iguale. ¿Por qué no tendrá miedo?” Sin atreverse a comérselo le preguntó: Joven, ¿por qué no tienes miedo? ¿Por qué no estás aterrorizado con el miedo a la muerte?”

“Ogro, ¿por qué habría yo de tener miedo? Si se tiene una vida, es absolutamente seguro que se tendrá una muerte. Es más, tengo en el vientre un trueno. Si me comes, no podrás digerir esa arma. Te romperé por dentro en pedazos y fragmentos que han de matarte. En ese caso, ambos pereceremos. ¡Por eso no tengo miedo!”


Notas

(50) Se ha señalado que esta aventura del príncipe Cinco Armas es el primer ejemplo conocido de la celebrada historia universal del niño-brea, del folklore popular. (Ver Aurelio M. Espinosa: “Notes on the Origino of the Tar-baby Story”, Journal of American Folklore, 43, 1939, pp. 129-209; “A New Classification of the Fundamental Elements of the Tar-baby Story on the Basis of Two Hundred and Sixty Versions”, ibid , 56, 1943, pp. 31-37, y Ananda P. Coomaraswamy, “A note on the Stickfast Motif”, ibid, 57, 1944, pp. 128-131).

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