El
Monasterio de Pedralbes expone por primera vez en España dos centenares de
acuarelas de la artista, asesinada en Auschwitz en 1943
Cuando David Foenkinos
publicó en 2014 su exitosa novela «Charlotte» no sólo sacó a la luz la historia
de una mujer que acabó engullida por las tinieblas del Holocausto, sino que
también hizo justicia a una artista capaz de transformar el drama, la locura y
la muerte en una catarsis creativa de alto voltaje emocional.
«Sin el Holocausto no
tendríamos esta obra, pero el Holocausto por sí mismo no la explica», destaca
ahora Ricard Bru, comisario de la primera exposición que se le dedica en España
a Charlotte Salomon (1917-1943), artista judía de talento expansivo y
turbulenta historia familia que con solo 26 años fue deportada y exterminada en
Auschwitz. «Vivió una vida difícil en un contexto aún más difícil», apunta
Bruc.
Antes de eso, Salomon aún
tuvo tiempo de «sacar todo el arte que llevaba dentro», pintar una novela y
convertir una serie de 728 acuarelas en una alternativa extremadamente
excéntrica al suicidio. Sí, al suicidio. De hecho, esta «¿Vida? o ¿Teatro?» de
la que el Monasterio de Pedralbes de Barcelona muestra ahora 237 piezas nació
entre 1940 y 1942, poco después de que Charlotte, exiliada en el sur de Francia
tras huir de la Alemania nazi, descubriese por boca de su abuelo que tanto su
madre como su abuela se habían suicidado.
«Estas revelaciones, la
guerra y la compañía insoportable de su abuelo la abocaron a una crisis
existencial», puede leerse en una de las salas que hasta el 12 de febrero
acogen estas doscientas obras salpicadas de referencias al cine, la música, el
teatro o la literatura y elaborada todas ellas a partir del diálogo de
únicamente tres colores: rojo, amarillo y azul.
Con todo, ante ese halo
de muerte y enfermedad mental que anudaba su pasado, Salomon optó por
entregarse a la vida. «Se retiró y se puso a pintar la historia de su propia
vida, tarareando y cantando mientras trabajaba», destaca uno de los textos de
la exposición. «Decidió utilizar todo lo que llevaba dentro para poder vivir»,
añade Bru sobre una exposición que busca también reivindicar el papel de una
artista que había permanecido en el anonimato «por la construcción masculina de
la historia del arte».
«No es sólo una obra
sobre una vida de sufrimiento, o sobre amor, o sobre temas de género; es una
obra en la que hay un equilibrio muy sutil entre muchos elementos que, sumados,
la convierten en una obra de primera magnitud en tiempos del Holocausto»,
destaca el comisario.
Mientras, en las paredes,
las acuarelas de Solomon encuadran desde el auge del nazismo hasta
autorretratos múltiples inspirados por Van Gogh y marcan un camino que, si bien
aquí se detiene en 1942, año en el que finaliza su Vida o Teatro, aún tendrá
una macabra prórroga. Y es que, sólo un año más tarde, en octubre de 1943,
Charlotte morirá asesinada en la cámara de gas de Auschwitz.
(ABC Cultural / 17-10-1018)
(ABC Cultural / 17-10-1018)
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