domingo

CÉSAR VALLEJO - EL ARTE Y LA REVOLUCIÓN (25)


LA IMAGEN Y SUS SIRTES

En una imagen e Guyau, la vida está representada por una virgen loca, novia de ilusión de un novio que no existe y al que ella, a cada aurora, espera alegremente, a cada crepúsculo llora no haberle visto llegar. En esta imagen, la vida, ella misma, desaparece y lo que tenemos ante nosotros de una novia loca. Queriendo comunicar mayor latido visible a la presencia de la vida, Guyau la hace, por el contrario, desaparecer y nos muestra, en su lugar, otra presencia, otra cosa: una mujer. Porque nadie negará que una cosa es la vida y otra cosa es la mujer.

Tal suerte corren las imágenes por sustitución. Ambiguas, híbridas, inorgánicas, falsas, estas imágenes carecen de virtualidad hipotética. No son creaciones estéticas, sino penosas y artificiosas articulaciones de dos creaciones naturales. No hay que olvidar que el injerto no es fenómeno de biología artística. Ni siquiera lo es la reproducción: en arte, cada forma es un infinito que empieza con ella y acaba con ella.

El cubismo no ha logrado eludir este género de imágenes. Ni el dadaísmo. Ni el superrealismo. Menos, naturalmente, el populismo.

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