por Amanda Mars
Hace 23 años, ante representantes de 28 países, el físico alemán Andreas Schleicher (Hamburgo, 1964) propuso aplicar el rigor científico a la política educativa en lo que lu1ego se convertiría en las polémicas pruebas PISA que, en la actualidad, condicionan la actuación de los Gobiernos de la OCDE. Por estos días, el experto germano y presentó su último libro Primera clase (Fundación Santillana), sobre como deberían funcionar las aulas exitosas del siglo XXI.
¿Las pruebas PISA matan la creatividad
en el aula?
Es curioso, porque PISA criticaría a España por centrarse en la
reproducción del conocimiento. Los españoles son los mejores en recordar
hechos, cifras… pero flojean en el pensamiento creativo, en resolver problemas
o en aplicar conocimientos a situaciones nuevas.
El consultor británico Ken Robinson
afirmaba el otro día en este diario que en Hong Kong hay agencias que preparan
a los niños de tres años para entrar en la guardería. ¿No es excesivo?
Creo que puede haber una obsesión con el conocimiento cognitivo, pero en
Hong Kong hay más entornos educativos innovadores que en España. No hay que
caer en estereotipos. Por supuesto, la guardería tiene que estar conectada con
el desarrollo social y emocional de los niños.
En España se accede a Magisterio con un
cinco. ¿Debería subirse la nota de corte?
Sí, pero una buena enseñanza no se consigue sólo elevando la nota,
porque podríamos perder a gente que quiere ser maestro. La cuestión es cómo
hacemos para que la enseñanza sea atractiva intelectualmente. En Finlandia,
todos quieren porque hay mucha autonomía, se aprende todos los días y se puede
contribuir al sistema educativo. En España los salarios están bien, pero los
docentes no reciben suficiente apoyo.
Pero en los últimos años laborables el
sueldo es más bajo que la media europea.
Esto es lo que quiero decir. Hay una falta de atractivo. En Singapur el
director le pregunta al profesor: "¿Qué quieres hacer? ¿Ser mentor de
profesores? ¿Mejorar el plan de estudios?" Además, pueden invertir 100
horas al año en formación. En España, un profesor está solo.
Sorprende cuando afirma que la ratio de
alumnos por clase no influye en el rendimiento.
Es un mito. Si uno no cambia las prácticas de docencia, da igual que
tengas 20 estudiantes o 30. Obviamente las clases pequeñas son una ventaja,
pero la cuestión es: si tenemos un euro de más de presupuesto, ¿lo gastamos en
menor ratio, en un mejor salario para el profesor o en una carrera profesional?
La solución es gastar dinero en que los profesores tengan tiempo de hablar con
los padres o atender individualmente.
En España apenas tienen tiempo.
Es cierto, pasan de una clase a otra. En Shanghái, por ejemplo, los
docentes imparten de 11 a 16 horas a la semana, la mitad que los españoles,
pero pasan más tiempo en otras cosas… Se divierten. Aquí hay una estructura de
trabajo muy industrial.
¿Cómo es esa estructura?
Los profesores enseñan planes de estudios, pero no son dueños de su
práctica, no tienen tiempo de estar con los compañeros, no pueden participar en
las decisiones del centro… Es como si trabajasen en una fábrica, en una cadena
de producción. Lo que tienen que ser es trabajadores que conozcan su trabajo,
que sean dueños de su carrera. Hablamos mucho de la educación permanente, pero
los alumnos no van a estar siempre formándose si ven que sus profesores no lo
hacen.
En las últimas oposiciones de
profesores de secundaria en España quedaron desiertas el 9,6% de las plazas.
¿Hay que cambiar el sistema de acceso?
Le voy a dar el ejemplo contrario. En Finlandia es bastante fácil
aprobar el examen de acceso a Magisterio, pero el segundo año se pasan la mayor
parte del curso en los colegios y solo 1 de cada 10 consigue quedarse. Un
examen académico es un aspecto a tener en cuenta al elegir a los docentes, pero
también la voluntad de aprender, adaptarse o de trabajar en equipo. Uno no se
convierte necesariamente en un buen profesor por pasar un examen.
¿Deberes sí o no? En España hay un gran
debate.
Son una gran oportunidad de que los alumnos se hagan responsables de su
propio aprendizaje, pero nunca deberían ser un sustituto del colegio. No habría
que pedir que hagan lo que no ha dado tiempo en el colegio y además que
colaboren los padres.
Usted insiste mucho en la implicación
de los padres.
Subestimamos el papel tan importante que juegan las familias. En los
sistemas que tienen éxito están muy implicados. Hace dos años estuve en una de
las zonas más pobres de China y pregunté a una profesora cómo hacía para que
participasen en la escuela unos padres sin formación. Ella me dijo que les
llamaba dos veces a la semana. "¿Y no es una gran carga para ti?", le
pregunté. La profesora se sorprendió y contestó: "Nunca lo había pensado.
Si no tuviese su ayuda sería imposible que hiciese mi trabajo". Ella los
veía como un enorme recurso.
En España resultaría inconcebible.
Normalmente, en todos los países se llama a los padres cuando el alumno causa un problema y siempre el padre defiende al hijo y no se soluciona nada. Falta comunicación. En Suecia, al final del curso, los profesores se reúnen con cada uno de sus alumnos y sus padres. La norma que hay que cumplir es que nadie puede quejarse del otro.
(El País de Madrid / 11-10-2018)
En España resultaría inconcebible.
Normalmente, en todos los países se llama a los padres cuando el alumno causa un problema y siempre el padre defiende al hijo y no se soluciona nada. Falta comunicación. En Suecia, al final del curso, los profesores se reúnen con cada uno de sus alumnos y sus padres. La norma que hay que cumplir es que nadie puede quejarse del otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario