LITERATURA A PUERTA CERRADA O LOS BRUJOS DE LA REACCIÓN
El literato a puerta
cerrada, no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico,
la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de
las fuerzas y direcciones encontradas de la realidad social y objetiva, nada de
esto llega hasta el bufete del escritor a puerta cerrada.
Este plumífero de
gabinete es hijo directo del error económico de la burguesía. Propietario,
rentista, con prebendas o sinecuras de Estado o de familia, el pan y el techo
le están asegurados y puede escapar a la lucha económica, que es incompatible
con el aislamiento. Tal es el más frecuente caso económico del literato de
gabinete. Otras veces, el escriba se nutre el estómago de un tácito sentido económico,
heredado de la psicología de la clase que procede. Carece entonces de renta,
como vulgar parásito de la sociedad, pero disfruta de un temperamento que le
permite practicar una literatura de gran cotización. ¿Cómo? “El artista
-escribe Upton Sinclair- que triunfa en una época, es un hombre que simpatiza
con las clases reinantes de dicha época, cuyos intereses e ideales interpreta,
identificándose con ellos”. En una sociedad de aburridos regoldantes y de
explotadores satisfechos, que, como decía Lenin. “enferman de obesidad”, la
literatura que más place es la huele a polilla de bufete. Cuando la burguesía
francesa fue más feliz y satisfecha de su imperio, la literatura de mayor
prestancia fue de puerta cerrada. A la víspera de la guerra, el rey de la pluma
fue Anatole France. Hoy mismo, en los países donde la reacción burguesa se
muestra más recalcitrante, como en la propia Francia, en Italia y en España,
-para no citar sino países latinos- los escritores en boga son Paul Valéry,
Pirandello y Ortega y Gasset, cuyas obras contienen, en el fondo, una evidente
sensibilidad de gabinete. Ese refinamiento mental, ese juego de ingenio, esa
filosofía de salón, esa emoción libresca, trascienden a lo lejos al hombre que
se masturba muellemente, a puerta cerrada. (1)
Notas
(1) Literatura a puerta
cerrada o los brujos de la reacción: ¿Englobarlos con los hacedores de
imágenes? (N. del A.)
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