CANCIÓN 22
En
solo aquel cabello
que
en mi cuello volar consideraste
mirástele
en mi cuello,
y
en él preso quedaste,
y
en uno de mis ojos te llagaste.
DECLARACIÓN
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¡Oh cosa digna de toda acepción y gozo, quedar Dios preso en un cabello! La
causa de esta prisión tan preciosa es el pararse Él a mirar, que es (como
habemos dicho) amar Él nuestro bajo ser; porque si Él, por su gran
misericordia, no nos mirara y amara primero, como dice San Juan (I Io. 4,10), y
se abajara, ninguna presa hiciera en él el vuelo de el cabello de nuestro amor
bajo, porque no tenía tan alto vuelo que llegase a prender a esta divina ave de
las alturas; mas porque ella se abajó a mirarnos y a provocar nuestro vuelo y
levantarle, dando valor a nuestro amor, por eso él mismo se prendó del cabello
en el vuelo, esto es, Él mismo se pagó y se agradó, y por eso se prendó. Y eso
quiere decir: “mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste.” Y así, cosa creíble
es que el ave de bajo vuelo prenda a el águila real muy subida, si ella se
viene a lo bajo, queriendo ser presa.
Y
en uno de mis ojos te llagaste.
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Entiéndese aquí por el “ojo” la fe, y dice “uno” solo y que “en él se llagó”
porque, si la fe y fidelidad de el alma para con Dios no fuese sola, sino que
estuviese mezclada con otro algún respecto o cumplimiento, no llegaría a efecto
de llagar a Dios de amor, y así sólo un ojo ha de ser en que se llaga, como
también un solo cabello en que se prenda el Amado. Y es tan estrecho el amor
con que el Esposo se prenda de la esposa en esta fidelidad única que ve en ella
que, si en el cabello de el amor de ella se prendaba, en el ojo de su fe
aprieta con tan estrecho nudo la prisión, que le hace llaga de amor por la gran
ternura de el afecto, con que está aficionado a ella, lo cual es entrar(la) más en su amor.
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Esto mesmo de el cabello y de el ojo dice el Esposo en los Cantares hablando
con la esposa, diciendo: “Llagaste mi corazón, hermana mía, llagaste mi corazón
en uno de tus ojos y en un cabello de tu cuello” (4,9). En lo cual dos veces repite
haberle llagado el corazón, es a ver, en el ojo y en el cabello. Y por eso el
alma en la dicha canción hace relación de estas dos cosas, como agradeciendo al
Amado y regraciando tan gran merced, y también para gozarse de ella y
deleitarse en haber sido tan dichosa que haya caído en gracia a su Amado. Y así
lo atribuye ella todo a él en la canción siguiente, diciendo:
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