domingo

LA PATRIA QUE TE PARIÓ (EXPLICACIÓN DEL AMOR DE JULIO HERRERA Y REISSIG) - 13



HUGO GIOVANETTI VIOLA

primera edición WEB / elMontevideano Laboratorio de Artes / 2018

obra de portada: Haugussto Brazlleim

EPISODIO 13: MORDEDURA

Brindis

Florián Regusci volvió a Maldonado en febrero de 1910 y al poco rato de hospedarse en la casa de Dodera localizó al farero sueco en el Café y Billar de Juan Stuart.

-Ah, qué honor -abrió ansiosamente una carpeta que contenía la copia del discurso pronunciado en el cementerio del Buceo Jonás Erik Jönson. -Confieso que a pesar del exorbitante entusiasmo con el que usted me habló en sus cartas de este opúsculo, no me imaginaba que pudiese ser tan extenso.

-Demoré horas en transcribirlo, y le voy a rogar que repare primero en este trompetazo inapelable -barajó las hojas el trovero hasta clavar un índice muy uñoso en el párrafo que empezaba sentenciando: Ley suprema de solidaridad incontrastable, corolario armónico de sana filosofía, evangelio divino de altruismo y amor cristiano. A ver qué le parece.

-Mater Deus -se le fueron ahuevando doradamente los ojazos al gigante. -Aquí nuestro hombre terminó por romper la tela del dulce encuentro. Propongo un brindis de salutación para esta hazaña digna del héroe de Capadocia.

Y liquidó su caña de La Habana y pidió otra vuelta por señas hasta que se animó a preguntar:

-Es verdad que la agonía de Julio ya parece irreversible.

-Es verdad. Aunque si vuestra merced hubiese contemplado la decrepitud que lo asolaba en el cementerio al momento de declamar este responso le sería imposible creer que nueve meses después siga trabajando con tanta pasión en sus dos últimas obras maestras, además de abocarse a corregir las primeras galeradas de Los peregrinos de piedra. Tal parece que la parca no encuentra guadaña con que tumbarlo, amigo.

-Pues eso no ha de suceder hasta que él no escriba lo que está escrito allá -señaló la altura de la tarde que rielaba sobre las cúpulas de la catedral el ex-profeta mariano. -Y conste que esto no pienso discutirlo con nadie.

-Bueno, aceptemos que por lo menos para Lucas Rosso ese enfoque de impronta fatalista podría ser un motivo de discusión.

-¿Y usted cree que el plan divino es una especie de fatalismo mecánico?

-No se enoje conmigo -bajó los mostachos hacia su copa Florián Regusci para eludir la fiereza vikinga del hombre que diez años atrás fuera apodado el Cristo Amarillo por los náufragos del Santander.

-¿Cuánto tiempo piensa quedarse en la ciudad?

-Una semana, a lo sumo. Vengo con la misión de cantarle a Magdalena Tomillo tres monodias que versificó el imperator sobre el Estudio 22 de Fernando Sor, y una Vidala y una Milonga de mi autoría. Él los intituló Requiem, Luna blanca sobre una luna negra y Purificación.

-Una misión sacrosanta que el año pasado emprendió a su manera el mismísimo Lucas Rosso, a pesar del daimon lautréamontiano que le sigue haciendo sentir que la vida es una guerra absurda -bufó el sueco. -Pero cada uno es libre de hacer girar los ojos hacia la batalla enamorada o pasarse la vida quejándose como un perrito.

Velorio

César Miranda volvió a encontrar a Julio Herrera y Reissig tocando Una lágrima en la cochera donde el año anterior habían encorchado a martillazos el vino que finalmente hubo que malbaratar en estado de vinagre y murmuró:

-Qué pena.

Su amigo terminó de desgranar el trémolo-delirio y enseguida se hincó frente al cajón de verdura donde Holofernes recibía el resplandor del candelabro del Adviento amortajado por una funda de almohada y dijo:

-¿Quién puede asegurar que el espíritu del hombre sube a las alturas de los cielos, y que el espíritu del animal baja a las profundidades de la tierra?

-Pobrecito -se sacó el rancho de paja el hombre de bigote bondadoso.

-Lo encontró Julieta esta mañana en el patio. Y lo extraño es que cuando nos sacaste esa maldita foto donde yo aparezco recién afeitado y con ojos de tiburón supe que Oro iba a esperarme del otro lado del Aqueronte en brazos de Jesús. Madre siempre decía: Cuando tus rodillas toquen el suelo, tu corazón tocará el cielo. ¿Me ayudás a enterrarlo en el cantero del rosal? Julieta no se anima.

-Dejalo de mi parte. A vos puede estropearte la convalecencia.

-No jodáis, hermanito -volvió a sentarse para agarrar la guitarra Julio. -Yo vivo muerto desde que la enlutada me obligó a bailar aquel cake-walk en el que me sentí el trasnochado de Elsinore condenado a elegir su to be. Pero ahora llegó el guadañazo final.

-Bueno, vine a avisarte que acabo de llevarle a Bertani el original del libro que tiene la inscripción griega. Así que ya va a ser imposible que los tipógrafos se confundan.

-El hombre ya se sabe que está aquí / condenado desde el nacimiento -milongueó abstraídamente el jorobado de voz rotosa. -Y el hambre no le importa / y el hambre no le importa / la engaña con un sueño. ¿Te acordás de esas coplas del Ñato? Estaban dedicadas a un cadáver que encontraron tirado en un baldío del Cordón. Y en la segunda parte decía: Amaneció en la luz serena y cruel / desde la noche mirando estrellas / y las manos vacías y las manos vacías / vueltas hacia la tierra. Te juro que si no fuera católico me pincharía las venas ahora mismo.

Miranda observó al gato que parecía flotar entre el velerío y trato de sonreír:

-Ayer estuve revisando las pruebas de la Tertulia y quedé maravillado con las correcciones que les hiciste a las últimas décimas.

-Pero todavía me falta un final más filoso -le rieló el horror al poeta quasimódico. -Esto sí que es un parto de nalga. Y los mejores retoques se los debo a los cuarenta y dos grados que me provocó la infección de un forúnculo más voraz que el Vesubio.

-No fim tudo dá certo, e se nâo deu certo é porque ainda nào chegou ao fim.

-Y la que todavía me deja muchísimas dudas es la Berceuse, que debería ser la iluminatio del Divino Narciso. Pero no puedo terminar de estructurarla. ¿Te das cuenta de que hacer arte resucitador es casi imposible, César?

Y después se quedaron callados durante mucho rato contemplando el resplandor del cajón de verdura.

Ella

Fue recién al liquidar su segunda copa que Florián Regusci sacó del bolso otra carpeta poniendo cara de Rey Mago y anunció:

-Estos papeles son una sorpresa, don Jonás. Pero primero déjeme explicarle cómo los conseguí.

Y cuando el sueco escuchó la historia del trance opiáceo-mediúmnico sufrido por Lucas Rosso frente a la mesa de tres patas largó una gran carcajada, aunque después de leer la carta sin signos de puntuación y el soneto dedicado a la equilibrista danesa cabeceó lacrimosamente:

-Así que este el famoso documento que nuestro torturado amigo guardaba como una prueba de que Sabino y Carolina eran más felices que todo San Carlos y Maldonado juntos, aunque no quería mostrarla.

-A Natalio Botana le dijo que había jurado no dársela a leer a nadie porque el mundo no se merecía conocer esa explosión de pureza.

-Pego cagajo -pasó del llanto a otra carcajada pantagruélica Jonás Erik Jönson, que nunca pudo pronunciar correctamente las r y las g por más que fuera capaz de ensartar malabares lingüísticos de impronta torrista. -Y al final terminó desembuchándola como un papagayo en los paraísos de Mahoma.

-Bueno -se apiadó el guitarrista. -Él nunca había fumado opio y aunque se considere un nihilista asqueroso le confesó a Botana que para conjurar la tentación de volarse los sesos a menudo tiene que rezar esta carta y este soneto. Y ahora tuvo la generosidad de dictarnos al merivongio y a mí sus escritos sagrados.

-¿Y usted está seguro de que él no recuerda haberlos rezado en público?

-Es que salió del trance con una jaqueca espantosa y al principio ni siquiera recordaba haber fumado opio. Y cuando Julio le dijo que acababa de hablar con la mismísima voz de Sabino por mediación del Espíitu quedó enloquecido de odio.

-Entonces sigue odiando a Dios.

-Yo creo que está enfermo de asco por el género humano y la guerra le arrancó mucho más que un brazo, don Jonás. A él lo único que le importa ahora es volver a pintar a cielo abierto.

Entonces el sueco releyó en voz alta el soneto dedicado a Elvira Madigan / Hedvig Jensen y entrelazó las manazas murmurando:

-Lo que quiere pintar Lucas es el trasluz del reino que habita a María del Mar Dodera, monsieur Florián. En estos tiempos es muy fácil odiar a la palabra Dios pero mientras adore a la Ella eterna va a conservar la fe en el misterio. Y eso es lo único que importa en este mondo cane.

-Julio también le habló de la obra de Sor Juana en la que el Divino Narciso grita en la cruz: Nadie me quita la vida, sino que yo la entrego. Y eso lo conmovió.

-¿Y usted no entiende que Julio tampoco quiere morirse sin contemplar la sonrisa de las galaxias? -casi gritó el farero.

Entrañas

Miranda sepultó a Holofernes en el cantero del rosal y al subir encontró a Julio borroneando eufóricamente los pliegos de la Tertulia.

-A esa expresión yo la suelo llamar su sonrisa de Eureka -informó Julieta contemplando con pena los pantalones embarrados del ya investido co-albacea oficial del imperator.

-Es que realmente el insigne Arquímedes viajó desde Siracusa para aportarme el lampo de su heurisko -jadeó Julio entornando una terribilità cetácea. -Y acabo de entender que lo que necesitaba era una mordedura galante y acalaverada que estoy seguro le hubiese encantado al enfant faldero de Yorick.

-Bueno -se frotó las manos muy sucias Miranda. -Esos plomos ya están compuestos, pero que los tipógrafos se ganen las chirolas. No me digas que terminaste de orfebrizar la última espinela como querías, Batata.

-Oui, Monsieur. Y rompí todas las vinajeras de esta eucaristía hipócrita que vienen celebrando los tontovideanos desde que el pobre Isidore Ducasse tenía que correr agachado hasta la escuela para esquivar las bombas.

-Mamma mia -se le acentuó la palidez ojerosa la muchacha. -Qué locura habrás puesto.

-No es ninguna locura, sino una perfecta oblación abracadabra y morbo-panteísta como la que diluvió desde el saco pericárdico del nuevo Adán cuando desecharon el crurifragium y Longino lo arponeó provocando el milagro del surgimiento de la nueva Eva: la ekklesia de la roca.

-Yo de eso no sé mucho -se enjabonó las manos el seudonimizado Pablo de Grecia dentro del palanganón que acababa de acercarle la muchacha.

-¿Acaso te estás lavando las zarpas ensangrentadas por mi sacrifico, Poncio César? -cayó sobre la almohada para abrir las rodillas y descerrajar una pedorrera nauseabunda la mejor de las fieras humanas.

-Dios te perdone, viejo -le alcanzó una toalla Julieta al hombre-muchacho incapaz de escandalizarse frente a las guaranguerías inventadas por su deus absconditus.

-Écoutez alors, messieurs dames -recogió el último borrador el poeta que años atrás había llegado a prohibir la entrada a los uruguayos en su altillesca Torre de los Panoramas: -Esta es la versión definitiva de la última espinela de la Tertulia Lunática amorosamente dedicada a la patria que nos parió: Por tu amable y circunspecta / perfidia y tu desparpajo / hielo mi cuello en el tajo / de tu traición circunspecta / y juro por la selecta / ciencia de tus artimañas / que irá con risas hurañas / hacia tu spleen cuando muera / mi galante calavera / a morderte las entrañas.

-¿Eso es delirio o genialidad? -se desconcertó Julieta.

-Esta mordedura no te la van a perdonar jamás, hermanito -se acercó a recoger el pliego muy borroneado Miranda. -Ya lo llevo a la imprenta y que ladren los que ladran.

-Me parece que al final del via crucis hice algo como la gente -sonrió Julio. -Y les puedo asegurar que cualquier causa que tenga que defender ante Dios más allá de la muerte tengo un defensor: Dios. Nos vemos pronto, Oro.

Y se clavó una inyección.

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